Una carrera desigual: ¿cómo le fue al plazo fijo, frente a la inflación y al dólar 'blue'?
Ahorristas de Comodoro Rivadavia, al igual que en todo el país, se preguntan si vale la pena renovar el plazo fijo, mientras la venta del dólar ‘blue’ se vendió con intermitencias en la ciudad en los últimos días.
Los recientes cimbronazos económicos, con el clima electoral y cambio de gobierno incluido, llevan a extremar la búsqueda de recaudos para cubrir lo poco queda del poder adquisitivo para una gran mayoría, frente a la escalada desenfrenada de los precios.
Mientras se acerca el final del año, puede iniciarse un balance de la evolución de algunas variables de la economía, para tratar de dimensionar lo que puede venir hacia delante. La diferencia entre el plazo fijo y el dólar ‘blue’, que son los instrumentos de ahorro más básicos, pueden compararse contra la inflación, para saber a qué pasó a lo largo de 2023 y proyectar los primeros meses de 2024.
Muchos analistas coinciden en que, si bien el plazo fijo no brinda una cobertura total frente a la inflación, continúa siendo “una forma de perder un poco menos frente a la inflación”. Con lo ocurrido en los precios en la última semana, la brecha incluso se va a agrandar, ya que el Banco Central comunicó esta semana, horas después de la devaluación oficial y la fijación del dólar oficial a $800, que no modificará la tasa de interés.
CUÁNTO RINDIÓ 1 MILLÓN DE PESOS EN PLAZO FIJO, A LO LARGO DE 2023
Para analizar un caso concreto, hicimos el seguimiento de un pequeño ahorrista de Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut, que a principios de este año contaba con un fondo de un millón de pesos y trató de preservarlo con la idea de llegar a 2024 con la mayor parte del poder adquisitivo a salvo.
Valga un poco de historia reciente, aunque parezca del siglo pasado. Diciembre de 2022 había cerrado con una inflación del 5,1%, luego de un lejanísimo 4,9% en noviembre, por lo que enero ‘amanecía’ con cierta expectativa de que los precios hubieran encontrado algo de calma.
Demasiado rápido empezó a quedar esa expectativa atrás, ya que entre enero y marzo el Índice de Precios al Consumidor (IPC) mostraría una suba del 6, 6,6 y 7,7%, respectivamente, para llegar a la alerta del 8,4% en abril, de la mano de un salto del dólar ‘blue’.
Pero volvamos a enero. Ese mes, la tasa de interés de ofrecía un rendimiento del 75% anual, adoptado desde septiembre del año anterior, lo que significaba un interés mensual de alrededor del 6,25% mensual.
El ahorrista depositó allá por el día 2 de enero $1.000.000, con la intención de renovarlo puntualmente todos los meses, incluyendo el capital y los intereses. Así, el 2 de febrero renovó $1.062.500, a principios de marzo $1.128.906 y a comienzos de abril, $1.199.162,6. En todos los casos, la tasa se mantenía sin cambios, en el mencionado orden del 6,25%.
El primer salto de la tasa se dio a fines de abril, ya que ese mes el dólar ‘blue’ dio un salto importante, cuando alcanzó los $486, lo que terminaría reflejándose en la mencionada inflación del 8,4% (por entonces, “la más alta en los últimos 30 años”).
Así, en la renovación de principios de mayo, la tasa anual se había elevado al 91%, con un rendimiento mensual del 7,5%. Al mes siguiente, otra variación para intentar ganarle a la inflación, esta vez al 97% anual y 8,4% mensual.
LA TASA NO EQUIPARÓ A LA INFLACIÓN
La tasa se mantuvo en esos valores hasta la segunda mitad de agosto, cuando el ex ministro Sergio Massa dispuso una primera devaluación, tras la derrota en las PASO, lo que llevó el dólar oficial a $350 y el ‘blue’ saltó desde la franja de los $500 hasta por encima de los $700.
El IPC de agosto reflejaría entonces un nuevo récord inflacionario, con el 12,4%, que se elevaría algunas décimas más en septiembre, con el 12,7%. Esto motivó dos subas de la tasa de interés, pasando en agosto al 118% anual y 10% mensual, mientras que el 17 de octubre se fijaría el valor que mantiene hasta hoy, con un 133% efectivo anual y un 10,9% de interés a 30 días.
Aplicando puntualmente el interés correspondiente a cada mes, el ahorrista que empezó el año con $1.000.000 y volvió a renovar el plazo fijo el último 2 de diciembre (tal vez el 4, ya que el 2 era sábado), obtendrá el próximo 4 de enero un total de $2.553.930. Es decir, que el rendimiento total del plazo fijo a lo largo de 2023, con todas las subas de la tasa de interés alcanzó un 155,3%.
QUÉ PASÓ CON EL DÓLAR ‘BLUE’ DURANTE EL AÑO
El dólar ‘blue’ tuvo distintos momentos a lo largo de 2023, con períodos de cierta estabilidad o crecimiento lento, por debajo de la inflación, combinado con saltos importantes, que a su vez terminaban retroalimentando a la inflación.
Entre enero y abril se mantuvo en términos relativamente estables, ya que arrancó el año en $346 y llegó a principios de abril a un valor de $397. Al alcanzar el día 14 de ese mes, superaba la barrera de los $400 y desde ahí tuvo una fuerte escalada, hasta llegar a los $497 el 25 de abril.
Luego de aquel ‘sacudón’, el dólar ‘blue’ se mantuvo relativamente estable, en un lapso en el que incluso algunos hicieron diferencias positivas con el ‘carry trade’, es decir pasando dólares a pesos, para ponerlos en plazo fijo y luego volver a comprar el billete verde.
El nuevo cimbronazo en en el año fue la devaluación posterior a las PASO, aplicada el lunes 14 de agosto, llevando el dólar oficial a $350. Como consecuencia, el paralelo quebró el techo de los $700, para luego volver oscilar por debajo de los $800, hasta la aceleración final de octubre: $900 el día 20 y $1.100 el día 23. Ahí vinieron los controles y operativos en casas de cambio, para mantener fluctuaciones y la actual cotización de $1.070.
Si el mismo ahorrista hubiera querido cubrirse a través del dólar ‘blue’, con el millón de pesos que tenía a principios de año podría haber comprado unos 2.890 dólares en el mercado paralelo. Haciendo la conversión el día jueves, al cierre de este informe, entonces el rendimiento habría sido de algo más de $3.000.000, lo que significa un rendimiento del 200%, muy superior al plazo fijo.
Aunque el cálculo exacto habría que hacerlo con la cotización de principios de enero, nada indica que el ‘blue’ vaya a retroceder hasta los $865 que demandaría la conversión para igualarse al plazo fijo. Frente a la inflación, la cuenta podría ser más pareja, ya que el viernes el dólar blue tuvo una fuerte baja, al cerrar en $970, lo que reduciría el rendimiento hasta el 180%.
LA INFLACIÓN QUE VIENE
Los datos de la inflación siguen agravando su pronóstico. Los índices que resultaron llamativos durante el 2023, incluido el 12,8% de noviembre, parecen quedar disminuidos frente al traslado a precios de la devaluación del 54% aplicada por el ministro Luis Caputo, al punto que las listas de precios tienen varios movimientos en la misma semana y en algunos casos alimentos ya acumulan un 100%.
La medición del mes pasado fue la más alta del año, acumulando un 148% entre enero y noviembre, elevándose a casi un 161% cuando se compara contra noviembre de 2022. Con las proyecciones de diciembre, el 2023 podría cerrar en torno al 170%, mientras que en enero y febrero seguirá impactando el traslado de la devaluación a pesos, más la liberación de los combustibles, que todavía tiene margen para crecer en alrededor de un 35%, según expertos del sector.
Todo indica que, si pretende mantener algún incentivo sobre el peso, el gobierno de Javier Milei debería elevar nuevamente la tasa de interés, ya que de lo contrario la demanda de muchos pequeños ahorristas seguirá trasladándose hacia el dólar ‘blue’ o los financieros. Quienes tienen conocimientos de otros instrumentos, más sofisticados, saben que hay alternativas más rentables, como los bonos en dólares o las acciones de empresas energéticas, entre otras.
Mientras tanto, la moneda está en el aire. El gobierno de Javier Milei dice que las medidas adoptadas, que aceleraron la inflación que de por sí ya era agobiante, es para evitar la hiperinflación. Quienes conocen la historia del país dudan de la eficiencia de la receta. Para conocer el resultado, no hay que ir muy atrás en el tiempo. Las respuestas empezarán a conocerse durante el próximo verano, que será muy caliente.