‘Vientos de Libertad’ es una de las ramas de proyectos del Movimiento de Trabajadores Excluidos de Comodoro Rivadavia, que busca brindar acompañamiento a personas que atraviesan situaciones de consumos problemáticos, ya sea de alcohol u otras sustancias. 

Con la consigna de que esa adicción es la consecuencia de situaciones previas, originadas en la desintegración social, el proyecto antepone el objetivo de volver a incluir a las personas y su historia de vida, para iniciar el camino de la recuperación.

Federico Leguizamón, referente del proyecto que funciona desde hace más de un año en la calle Huergo 1.502, de barrio Pietrobelli, dialogó con ADNSUR para explicar los alcances y objetivos del trabajo comunitario que se realiza allí, con la meta de integrar a quienes transitan ‘la periferia’ de la ciudad, por más que físicamente circulen por las principales calles y barrios comodorenses, tornándose invisibles para el resto.

“La droga no es el primer problema”

“Trabajamos en acompañar a personas y familias, jóvenes y adultos, que estén atravesando un problema de consumo, de todo tipo –comentó en principio-. Las edades son muy variadas y vienen desde jóvenes de 18 años, hasta personas de 60 años. A veces vienen a buscar un plato de comida y se llevan el alimento, en forma esporádica, pero con el tiempo se van integrando”.

De ese modo, según el relato del joven referente, personas que en los casos más extremos se encuentran en situación de calle, se acercan de a poco hasta que hacen ‘propio’ el lugar, a partir de las distintas actividades de inclusión que se van generando, mediante talleres de diversas temáticas.

Los diferentes talleres que se realizan en la rama 'Vientos' forman parte esencial del proyecto.

No hay lugares para pernoctar, pero sí es posible almorzar en la sede y participar de otras actividades que forman parte de la propuesta. El objetivo, en definitiva, apunta a revertir el estado de exclusión, para avanzar hacia la inclusión de personas que quedaron fuera de cualquier oportunidad:

“Nosotros decimos que el consumo de droga no es el primero de los problemas que está atravesando la persona. A veces vienen de familias rotas, de estructuras sociales muy frágiles, sin contención familiar, viviendo en la calle, sin la posibilidad de un trabajo –describió-. Entonces, a la hora de aplazar sus problemas, encuentran en el consumo una salida rápida, para escaparse”.

Hay también, en el trabajo social realizado desde el espacio perteneciente al MTE, una interpretación de la realidad que explica el origen de la inquietud para tender la mano a quienes están circunstancialmente al margen del camino:

“Nosotros entendemos que es una problemática generalizada, que se va transformando en excesos a través de un sistema, el capitalismo, que es un generador de consumos sociales y culturales –declara Leguizamón-. Los sectores dominantes han encontrado el recurso de la droga, desde el alcohol hasta la cocaína o las pastillas que consumen hoy los jóvenes, mezcladas con alcohol, para poder disgregar el tejido social”.

Por eso, asegura el entrevistado, lo primero cuando llega una persona a la puerta de Huergo 1.502 es “tratar de conocer un poco su historia y a partir de ahí, ver cómo podemos brindar una mano, una ayuda. Es lo que más nos interesa, poder recuperar a esas personas, para que entiendan que pueden tener una vida mejor, más saludable. En este espacio hay un grupo de personas dispuesto a integrarlos, para que pasen a ser compañeros organizados y dejen de estar excluidos”.

El relato inicial transporta imágenes de un Comodoro que ya no existe: “Muchas personas nos hablan de lo que era su barrio, en otros tiempos, del encuentro de vecinos y la organización para celebrar determinadas fechas, como el Día del Niño y otras actividades de encuentro, que hoy ya no existen. Eso tiene que ver con la desintegración social”, contó el Federico.

Llegar adonde no llega el Estado

Por el espacio que brinda ‘Vientos de Libertad’ pasan alrededor de 50 personas semanalmente, con problemas variados, que si bien tienen algún tipo de adicción como factor común, las causas y manifestaciones pueden ser múltiples.

“Desde consumos, a depresiones y todo tipo de violencia, ya sea institucional, policial, de género. Hay mucha disgregación del tejido social, con problemas de alimentación y en el acceso a la salud mental, que tiene que ver con una falta de inversión del Estado, a partir de un modelo político que sólo busca profundizar el extractivismo. Hemos visto cómo la falta de clases hizo crecer a la educación privada, lo mismo pasa con las obras sociales y medicina prepaga”, cuestionó.

Producciones del taller de serigrafía que funciona en la sede de barrio Pietrobelli.

Para brindar ayuda profesional, el proyecto cuenta con la asistencia de un programa nacional, de atención y acompañamiento comunitario articulado a través de la red del SEDRONAR (Secretaría  de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina), por lo que cuentan con apoyo de un equipo compuesto por psicólogos y trabajadores sociales, que permite un abordaje terapéutico y comunitario.

“De esta manera, podemos brindar cosas que hoy el Estado no logra cubrir, por los problemas que tiene Chubut y también la ciudad de Comodoro Rivadavia”, expresó el referente.  

Los talleres de capacitación que pueden derivar en una salida laboral

La propuesta de ‘Vientos…’ se compone además de una serie de talleres de capacitación, en diferentes rubros, que van desde textil a carpintería y serigrafía, entre otros.

“Los talleres tienen múltiples objetivos –describió Leguizamón-. A veces la idea es brindar algo a la comunidad, por si alguien se quiere acercar, pero también se pueden convertir en productivos. Puede empezar con un taller pequeño, para avanzar en la formalización de una cooperativa, para insertarse en un mercado laboral. O pueden ser simplemente espacios de recreación, de integración, sin otras finalidades”.

Paralelamente, los talleres consolidan la conformación de los vínculos entre quienes participan de la actividad. “A veces a un grupo le interesa perfeccionar el método de lo que fuese que estén haciendo –describió-, como carpintería o computación y surge la inquietud. Alguien dice ‘vamos a formar una cooperativa y a profesionalizar esto’, con capacitaciones más intensas, con un grupo ya definido y empiezan a profundizar en ese camino”.

Producciones de los talleres textil y de serigrafía.

De esa manera, a través de la cooperativa puede encontrarse una salida laboral: “Sobre todo, como trabajamos con un grupo excluido, a veces sin el bagaje cultural necesario, la oportunidad de tener una profesionalización en lo que arrancó como un proyecto de economía popular le puede permitir acceso a un mercado trabajo que lo ayude a construir un proyecto de vida, que es la clave”, explicó el referente del programa.

En todo el proceso, el acompañamiento es fundamental. “Puede ser para la colaboración en un evento para juntar una moneda y comprar máquinas, o capaz se necesita un apoyo psicológico, o informes sociales –añadió Leguizamón-. Trabajamos también con personas que salen de la cárcel y  es importante para ellos poder insertarse en la comunidad, porque el mayor índice de delitos se vincula con la reincidencia, producto de la necesidad de llevar un plato de comida a la casa”.

El camino no es lineal y puede haber contramarchas, que en temas tan sensibles como adicciones se conocen como ‘recaídas’.

 “Desde ‘Vientos’ no pensamos a las personas como usuarios, ni como pacientes, para nosotros son compañeros y compañeras de la economía popular, que están en una situación compleja como podría pasarle a cualquier persona –dijo ‘Fede’, como lo llaman en la sede-. Es muy importante que ese proceso lo construyamos juntos. Que sepa la persona que está acompañada, pero también tiene la capacidad de acompañar a otras, apoyándose mutuamente y para acompañar desde la experiencia”.

En definitiva, agregó el entrevistado, “para nosotros el proceso no termina nunca. Capaz dejás el consumo y podés finalizar esa pelea con la droga, pero después arranca otro desafío que es el de reinsertarse socialmente y ahí también tenemos que acompañar”.

También es posible que al sentirse recuperada de una adicción, la persona quiera tomar distancia y dar inicio a la ‘revinculización’ familiar, por lo que se busca el acompañamiento de un familiar directo que ayude a completar ese proceso, para salir del estado de exclusión que derivó en el agravamiento del problema.

Facundo y NIcolás, otros jóvenes que integran el proyecto, invitaron a quienes puedan necesitar una mano a acercarse al lugar y conocer el proyecto: “Como dice una de nuestras consignas, no estás solo en tu proceso. Acá los recibimos a todos y vamos a estar siempre activos, aunque haya compañeros que se tomen un receso en el verano, pero siempre hay alguien”.

“El trabajo en blanco, con jubilación y obra social, no existe para todos”

No pasa inadvertido también que quienes impulsan el proyecto se identifican como ‘Trabajadores Excluidos’, por lo que la reflexión final transita ese andarivel vinculado a un mundo laboral con menos oportunidades para todos.

“El MTE nace en el 2001, como parte de las realizaciones piqueteras y los movimientos de desocupados que estaban peleando por una reinserción laboral, en un momento muy complejo –relató Leguizamón-. Se habían roto todos los parámetros sociales y las estructuras comunitarias y económicas de Comodoro Rivadavia estaban atravesadas por ese proceso. Veníamos de la privatización de YPF, que generó mucha destrucción del tejido social”.

Luego de ese proceso, de reclamar por trabajo, hubo una amarga conclusión para muchos sectores: “No existe en el mundo laboral ese trabajo formal, en blanco, que todos quieren tener, con obra social y jubilación. Hoy no existe para el 100 por ciento de la población y es una realidad, no es un invento de ningún sector. Es por eso que empieza a emerger esto de la economía popular, que siempre existió con las ferias de trueque y era muy común en 2001”.

A partir de ese precedente de dos décadas atrás, “se fue formalizando la economía popular y  nosotros buscamos organizar ese sector, para que sepa que puede pelear por derechos que les corresponden. Sean vendedores ambulantes, cartoneros, textileros o pibes que están saliendo de una situación de consumo. Que sepan que tienen un piso de derechos. Nuestro programa de base siempre es el mismo: tierra, techo y trabajo, porque si una persona tiene cubiertos esos tres pilares, es muy difícil que aparezcan problemas graves. Puede haber dificultades, pero la conflictividad baja mucho”.

Para ser más claro, Leguizamón insistió en la idea, para concluir esta entrevista: “Con tierra, techo y trabajo, hay muchos problemas que no existirían. Creemos que la droga sería uno de ellos”.

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