Celebrar el cumpleaños en medio de la inflación, un festejo para unos pocos en Comodoro
El alza de precios que se vive en el país en los últimos meses alcanza a todos los rubros y los peloteros no son la excepción. En Comodoro, celebrar un cumpleaños equivale a un sueldo de un trabajador informal, un festejo que hoy no todos pueden costear. En este informe te contamos cuáles son los valores de los peloteros, lo que conlleva su festejo y el otro lado de la moneda: lo que cuesta mantener un espacio de este tipo.
Hay para todos los gustos, pero no para todos los bolsillos. Celebrar un cumpleaños en un pelotero, en Comodoro Rivadavia, equivale a un sueldo de un trabajador informal teniendo en cuenta todo lo que conlleva alquilar un salón, desde la compra de comida y bebidas, hasta la torta y tartas dulces.
Es cierto que cada uno ajusta su bolsillo como quiere y también que cada uno celebra como desea. Sin embargo, en Comodoro, a diferencia de otras ciudades, festejar el cumpleaños en un pelotero ya forma parte de la tradición; algo esperado por niños que aprovechan cada fecha para jugar y divertirse en grupo.
Lo cierto es que hoy celebrar un cumpleaños en un pelotero es casi un lujo, algo lógico por el incremento de precios y lo que demanda en gastos el funcionamiento de este tipo de emprendimiento, sino basta con pensar lo que uno paga en energía eléctrica en el domicilio y el costo de un inflable, que puede ascender al millón de pesos.
En Comodoro los valores varían entre los 20 y los 60 mil pesos, dependiendo el lugar, el día y lo que ofrece el salón. Por ejemplo, un pelotero de la calle Chacabuco cuesta entre $24.000 y $28.000, dependiendo el día. Mientras que uno del barrio Industrial, que cuenta con tres salas, tiene un valor que varía entre los $49.000 y los $59.000, dependiendo si es día de semana o fin de semana, algo que aplican en todos los peloteros.
Según el relevamiento que realizó ADNSUR, en el último año el valor de los peloteros se incrementó en un 100%, en algunos casos, mientras que en otros el alza fue de un 70%. Los propietarios consultados aducen que su realidad no escapa al incremento de precios que viven otros rubros. Así, con el aumento de la luz, el alquiler y los costos de mantenimiento de peloteros y demás juegos de mesa, se hace imposible tener precios más económicos.
En torno a este factor inflacionario, incluso, una de las empresas más reconocidas de la zona sólo hace reservas hasta mayo, con una seña del 50% y una vigencia de precio de 40 días.
EN PRIMER PERSONA
Andrés Herrera, es uno de los propietarios de peloteros en la ciudad. Numeral abrió hace seis años a pocos metros de la rotonda del camino Roque González. En su caso es propietario y asegura que “cada vez cuesta un poquito más” mantener este tipo de emprendimientos.
“Cada vez cuesta más. Nosotros tratamos de mantener un precio para poder trabajar, pero en el caso nuestro, con un pelotero no pagás una boleta de luz. Cuesta, no es que vos puedas vivir de un pelotero si no tenés otra entrada, porque si tuviese que vivir del pelotero no sería rentable”.
En su caso, el alquiler del salón varía entre los $20.000 y los $22.000, y ofrece mesa descartable, juegos, uso de heladera y hornos.
Como dice Andrés, con el valor del alquiler de un turno no puede pagar la tarifa de luz, uno de los gastos principales que tienen este tipo de emprendimientos. Por supuesto que ese no es el único gasto, ya que el mantenimiento de juegos también es costoso. “Un pelotero hoy está inalcanzable y la realidad es que no lo amortizás tan rápido. El último inflable que compramos en una fábrica de Córdoba, hace dos años, nos salió algo de 200 mil pesos. Hoy ese inflable debe estar dos o tres veces más. Y eso se sufre bastante, porque se rompe y tenés que estar remendando constantemente, depende del trato que reciba”.
Julio es el propietario de Rayito de Sol y coincide con Andrés. “Es muy difícil este momento. Los juegos se cambian cada dos años, más o menos, y hoy uno te puede salir 1 millón de pesos. La gente sigue alquilando, pero se ve que se cuida más el bolsillo. A todos les cuesta”.
Lo que dice Julio se ejemplifica con las reservas en los locales. Andrés, cuenta que en años anteriores, en marzo tenían reservado la gran parte del año. Sin embargo, a una semana del inicio de abril, todavía tienen casi todos los turnos abiertos para el cuarto mes del 2023.
“La gente tiene miedo porque no sabe si va a poder pagar y también vemos que la gente busca un cumple más tranquilo. Antes era la torta, alquilar un robot led, comida dulce, salada, candy bar, pero hoy es distinto, la gente cuida un poquito más la plata. Te hace un cumpleaños donde prácticamente la mayoría es comida que hacen ellos mismos. Antes había un robot, una cabina de fotos y ahora hay menos gente, solo los parientes más cercanos, un cumpleaños más chico, gastando un poquito menos”.
EL OTRO LADO DE LA MONEDA
Al otro lado del mostrador están los padres, quienes intentan cumplir los deseos de sus hijos, en una época donde todo es distinto. Marianela, por ejemplo, todos los años celebra el cumple de su hija y sabe que este será el último ya que el próximo cumple 10. Admite que festejar el cumpleaños es un gasto extra importante en el año, y que hoy ya no se celebra como otros años.
“Está todo muy caro, pero uno trata de hacer el esfuerzo para darle el gusto al chico. Antes se podía sumar algún extra, como las chicas que pintan la cara o hacen tatuajes, o algún profe de educación física, pero hoy ya no es posible todo. Lo mismo con la comida; antes las mesas estaban llenas de comida y hoy solo se lleva lo infaltable para los nenes, papitas, chizitos, sanguchitos y algún bombón de quaker. En mi caso colaboran todos, la tía compra la torta, la abuela las sorpresas, la madrina las cosas dulces, y tres meses antes empiezo a organizar todo para comprar golosinas y gaseosas”.
Cami este año cumple 6. Sin embargo, sus padres todavía no saben si celebrarán su cumpleaños o no. En el último gastaron más de 70 mil pesos, pero el pelotero salía 13 mil pesos menos de lo que cuesta en la actualidad. A eso le sumaron torta, una chica que maquilló a los niños, gaseosas, tartas dulces, pizzas y empanadas para quienes acompañaban a los chicos.
“Este año no lo decidimos todavía. Todo está más caro que el año pasado. No solo el pelotero, también lo que sale una gaseosa o la misma carne picada para hacer las empanadas. Nos gustaría celebrarlo porque a ella le gusta y lo está esperando, pero uno también piensa en lo que vale y trata de cuidar el bolsillo, así que está difícil”, dice Natalia, la madre.
Lo cierto es que esto que le pasa a Cami también les pasa a los padres de muchos chicos. Así, en pleno siglo XXI, muchos eligen volver a aquella tradición de la década del 90, celebrar en casa, con unos pocos amigos, y para darle un respiro al bolsillo.