Comenzó haciendo uñas tradicionales y ahora abrió su propio nails bar con cafecito de especialidad y manicuría
A Mariana Delgado siempre le gustó hacer las uñas. Se las hacía para ellas, para su madre y también para su abuela cuando venía de Catamarca. Por eso, cuando creció decidió volcarse a la manicura y hace un año y medio, gracias a una amiga abrió un renovado nails bar: un lugar del barrio 9 de Julio donde se puede tomar cafecito de especialidad y hacerse la manicura. Esta es su historia.
“Encontré un hobby que se terminó convirtiendo en una salida laboral”, dice Mariana sentada en una mesa de su propio nails bar mientras toma una limonada recién hecha por su hermana, una de las personas que la acompaña en su emprendimiento.
La mujer hace 8 meses fue madre y, hoy por hoy, sus días son diferentes a los inicios de su emprendimiento. Ya no pasa todas las tardes haciendo uñas, y divide sus tiempos entre crianza y su local ubicado en el barrio 9 de Julio.
Mariana está contenta, hace lo que le gusta y de una manera innovadora, porque hace poco más de un año decidió reconvertir su pequeño local en un nails bar con cafecito de especialidad y manicura, toda una novedad en Comodoro.
“Esto salió por una amiga arquitecta”, dice a ADNSUR. “Todo el mundo cuando venía me traía una factura, un alfajor, un juguito o un café. A lo último ya me traían directamente café de otro lugar, y charla va, charla viene, lo tomábamos. Y como en algún momento yo pensaba en abrir un café o una cervecería y ya tenía el lugar, mi amiga me dijo ‘¿y porque no lo hacés?’”.
Mariana admite que primero dudó, era una inversión muy grande y no sabía si lo iba a poder afrontar, pero decidió ir para adelante y salió todo como esperaba.
UN HOBBY QUE HACE DESDE CHICA
La emprendedora cuenta que siempre le gustó hacer uñas, desde chica. Era hábil con las manualidades, muy meticulosa y prolija. En esos tiempos, solo se hacía la técnica tradicional y practicaba con sus propias manos, las de su madre, pero también las de su abuela cuando venía a visitarla desde Catamarca.
Cuando terminó la secundaria su vida pasó entre trabajos y cursos. Hizo de todo, incluso el de uñas, hasta que un día le ofrecieron un lugar en un spa. “Yo trabajaba en comercio, pero de a poco me iba abocando más a las uñas y me acuerdo que me ofrecieron un lugarcito en un spa y así empecé”.
Mariana pasó por dos o tres lugares hasta que decidió seguir por su propia cuenta. Primero hizo en su casa, donde iban algunas amigas, y luego al ver que le iba bien decidió abrir su propio estudio.
“Dije ‘tengo que crecer, esto llevarlo a más’ y con el apoyo de mi pareja dijimos ‘busquemos un local’. Al principio tenía dudas por la ubicación. Sabía que la gente iba a poder estacionar sin problemas pero no estaba en una zona comercial. Pero bueno, comenzamos a arreglarlo, cambiamos los pisos y abrimos”.
En julio de 2018, finalmente la emprendedora inició su propio estudio. Desde un principio le fue bien, tenía toda la agenda de turnos ocupada y entre café y alfajores surgió la idea de hacer renovar el estudio.
La decisión era arriesgada, requería inversión y paciencia, pero finalmente, acompañada por su amiga arquitecta y su pareja, decidió abrir su propio nails bar.
La renovación llevó varios meses. Mientras tanto, junto a una persona que la acompañaba, se capacitó en Buenos Aires sobre cafetería. La idea era ofrecer café de grano acompañado por tartas y alternativas saludables.
Finalmente, el 15 de septiembre de 2022 Mariana abrió su nuevo local y lo que alguna vez fue una mercería y una casa de repuestos de autos, se convirtió en un nails bar con cafecito de especialidad y manicura.
“Vamos bien, a las chicas les gusta. En diciembre, que es el mes de trabajo más fuerte, pasaron 200 mujeres. Yo empecé haciendo manicuría tradicional, que es el esmaltado común que te hacés en tu casa, después se fueron actualizando las técnicas y salieron las esculpidas, las esculpidas en gel, hasta llegar al semipermanente, que es el esmaltado que te dura 15 días. Y ahora lo que está más en auge es el capping más esmaltado semi permanente, ya que tiene más durabilidad”.
Mariana asegura que se fue haciendo una comunidad en torno a las uñas y el café. Sin embargo, muchos piensan que sí o sí para poder tomar café o pasar un rato en el local hay que hacerse las manos, y no es así.
“Mucha gente piensa que sí o sí tenés que venir a hacerte las uñas, pero no, puede venir cualquier persona. No es necesario hacer reservas y tampoco hacerte manicura, está abierto a todo el público”.
El café, por supuesto, se puede acompañar con tartas, alfajores, muffins o también tostadas de palta y huevo, el preferido de muchas clientas.
Mariana admite que estos años no fueron fáciles. Sin embargo, la propuesta gusta y las uñas están de moda entre las mujeres, sin distinción de edades. Por supuesto que le gustaría seguir creciendo y ¿por qué no ir por un lugar más grande? “Lo pienso. Por un lado me gustaría que el local siga estando en esta zona, aunque siento que si lo llevo al centro lo puede conocer más gente. Mi idea también era hacer comidas naturales y me gustaría ir por ese lado porque también estudié dos años para chef, pero creo que todavía cuesta hacer algo así de ese tipo. Así que ya veremos”, dice la emprendedora que se animó a soñar con un espacio distinto en su ciudad.