Crece la demanda en comedores de Comodoro frente a la inflación y los precios de la comida que no paran
Se estima que hay más de 600 chicos que asisten a merenderos y distintos espacios comunitarios, además de familias que buscan viandas de comida en comedores barriales. La demanda aumenta a medida que los precios de alimentos no dejan de subir.
En Comodoro Rivadavia hay no menos de 10 merenderos que, en algunos casos, funcionan también como comedores barriales. Si bien no es un fenómeno nuevo, el innegable efecto de la inflación y la suba de precios de alimentos de forma constante presiona a esos espacios con una mayor demanda, lo que exige cada vez más esfuerzo para cubrirlas.
A partir de los testimonios de las personas consultadas para este informe, podría estimarse que actualmente hay alrededor de 600 chicos que concurren a merenderos en distintos puntos de la ciudad, a lo que se suman además personas adultas, en menor cantidad porque la oferta no alcanza para todos, que reciben una vianda de comida en los espacios donde también funcionan con la modalidad de comedores barriales.
Los datos oficiales den la ciudad revelaron en el último informe divulgado por el INDEC, correspondientes al segundo semestre del año pasado, un total de 67.000 personas en situación de pobreza, de las cuales 12.333 se encontraban en situación de indigencia. Es decir, personas que residen en hogares que no reúnen ingresos suficientes para comer todos los días.
Los espacios que funcionan como comedores reciben una línea de asistencia oficial, desde el área de Desarrollo Social del municipio. Sin embargo, la demanda crece por la conformación de espacios espontáneos, particularmente con los merenderos, que en su mayoría son espacios que funcionan únicamente “a pulmón”, a partir de donaciones particulares. En algún caso hubo aperturas recientes, mientras que en otros se nota un aumento en la cantidad de personas que concurren, ya sea una tasa de leche con chocolate o un plato de comida caliente.
Nuevo merendero en Cerro Solo
Milagros Aguirre abrió hace pocas semanas el merendero ‘Dos Soles’, en barrio Cerro Solo.
“Empecé hace un mes –contó en diálogo con ADNSUR-. Lo empecé por la necesidad de los nenes, porque es un barrio que no tiene unión vecinal y no hay nadie que nos ayude. Hay muchas familias desocupadas, me incluyo yo también, porque hago changas cuidando abuelos”.
Según relató, “de un día para el otro me decidí a empezar el merendero, empecé a buscar donaciones y armé un grupo con las mamás que dijeron que sí, por lo que hoy tengo 22 nenes. Estoy solamente con ayuda de la gente, por ahora están respondiendo bien aunque no tengo suficiente, porque además de la merienda trato de hacer comida para que vengan a buscar”.
Por lo pronto, empezó con una caja mayorista de leches en polvo, además de cacao, azúcar, harina para hacer panes y otras donaciones, para responder a la demanda. “Todo lo que hago lo subo al facebook –indicó Milagros, quien invitó a contactarla para aportar donaciones en la fb miilyyaguirrre o en su teléfono personal 2974281792.
“A mí se me ocurrió armar eso, no tengo mucho espacio, pero veo cómo se van sumando nenes, empecé hace un mes con 15 chicos y hoy son 22”, contó la vecina, quien trabaja como cuidadora de adultos mayores, pero a manera de “changas” y sin una ocupación fija.
Joana forma parte del merendero ‘Nueva Esperanza’, en km.8 y es parte de uno de los proyectos que desarrolla el Movimiento de Trabajadores Excluidos en Comodoro.
“Funciona desde hace 6 años y nosotros entregamos meriendas y también viandas, al menos una vez por semana, pero ahora se nos complicó el tema porque no conseguimos donaciones para elaborar los platos de comida, nos faltan muchos productos frescos. A veces recibimos ayuda del municipio, pero no siempre, porque ellos trabajan con otros sectores. Nosotros trabajamos con 36 familias, con alrededor de 86 chicos”, describió.
“A veces se nos dificulta mucho juntar algo para preparar la olla, ahora nos falta harina, hasta que aparece alguien que la dona. Por ejemplo, hace unos días hicimos arroz con leche, porque no teníamos harina. Vamos tratando de dar a las familias que necesitan y al mismo tiempo buscamos donaciones para reforzar la merienda, que entregamos los lunes, miércoles y viernes, Cuando tenemos harina, podemos preparar pan casero, tortas fritas, calzones rotos, cosas dulces para acompañar la leche”.
Por ahora, el espacio funciona en el patio de una vivienda, ya que no cuentan con un salón propio, desde que se cerró en la época de la pandemia. En la página de Facebook ‘nuevaesperanzamerendero’, se puede establecer contacto para aportar donaciones, como también al celular 297-5363860:
“Ahora que empieza el frío, estamos con la campaña de invierno, en busca de ropa de abrigo y calzados, con diferentes talles, porque tenemos chicos de 10 hasta 15 ó 16 años”, concluyó.
Sabina lleva más de 10 años con el merendero en Fracción 14
Sabina Méndez empezó con el merendero de Fracción 14 en el año 2011, apenas llegaba al barrio que por entonces comenzaba a forjarse, con mucho esfuerzo y sacrificio.
“Hoy está bastante dura la situación –comentó-, todo está caro y la plata no alcanza, con los sueldos muy bajos. Nosotros empezamos con mi esposo, Carlos, junto con el barrio. Nunca pensé que íbamos a hacer esto, pero los chicos empezaron a venir a casa y fue todo nuevo, pero hoy seguimos con este proyecto, donde hoy tenemos entre 65 y 70 nenes, desde un añito hasta 16. Los adolescentes vienen mas de vez en cuando”.
Sobre la presencia de chicos recién nacidos, contó que “son mamás que se quedaron sin trabajo y entonces los sábados vienen al merendero, porque están solas y no pueden ir a trabajar. Esto se nota más en el último tiempo”.
Además del merendero, en los días de semana Sabina ha organizado talleres y clases de apoyo, ya que hay voluntarias que dan clases de corte y confección, por ejemplo, lo que es impartido para chicas jóvenes y familias en general. “Esto tiene salida laboral y algunas mujeres ya están viviendo de esto”, explicó la referente barrial.
Esa ayuda también es voluntaria, ya que quienes brindan los talleres lo hacen donando su tiempo, sin recibir retribución alguna. A esto se suma el apoyo escolar para escuela primaria, con unos 20 chicos que participan los días de semana, con merienda incluida.
“Yo consigo ayuda por todos lados, hay mucha gente solidaria y gracias a esa gente mi merendero sigue en pie”, contó, en referencia a las formas de sostenimiento del espacio, que no cuenta con ayuda oficial.
“Empecé con 3 ó 4 chicos y hoy tenemos esta gran cantidad, incluso organizamos los cumpleaños de 15 para algunas chicas”, relató, dando cuenta de las fotos que ilustran su Facebook, en el que se aprecian los momentos de alegría familiar y sonrisas de adolescentes que, de otro modo, no podrían disfrutar de la soñada celebración.
“Me gustaría que también el municipio se sumara a ayudar, que vea el trabajo que hacemos y el modo en que se trabaja, a pulmón, gracias a la gente comodorense que nos ayuda mucho”, indicó. “Gracias a Dios, nunca nos falta para la merienda y ninguna familia queda sin respuesta, a veces se tarda un poco pero siempre llegamos con lo que necesitan”.
En Facebook, ‘elmerenderodesabina’ permite conocer el trabajo que realizan y también facilita la vía de contacto para el aporte de colaboraciones y donaciones. “Ahora estamos necesitan sobre todo alimentos, porque el año pasado el ‘Club de Leones nos aportaba 20 bolsones para familias necesitadas, pero hoy tenemos para 4 ó 5, por los preciso que tienen los alimentos hoy está mucho más difícil. Comida y ropa para niños es lo que más necesitamos”, concluyó.
Fundación Sí ayuda a 8 merenderos, con alrededor de 500 chicos o más
Graciela Destefanis es una de las integrantes de la Fundación Sí en Comodoro Rivadavia, que trabaja en la asistencia de 8 merenderos de la ciudad. “Sabemos que hay más, pero nosotros trabajamos con este grupo, al que venimos relevando y asistimos a través de las campañas solidarias que hacemos, porque todo viene de personas individuales o de empresas, pero sin participación de entidades públicas o políticas”, aclaró la voluntaria.
“Todos los meses hacemos la colecta de leche, galletitas y todo lo necesario para la merienda, distribuyendo lo recaudado entre los 8 merenderos que tenemos relevados, que pueden incluir entre 500 y 550 chicos, de acuerdo con los datos que teníamos hasta fines del año pasado. Este mes vamos a iniciar de nuevo el registro y puede ser que se haya incrementado la cantidad, por la situación que tenemos en este momento”, estimó.
La voluntaria reconoció que los comentarios que aportan los voluntarios barriales, saben que “la demanda de alimentos es cada vez mayor. Nosotros, además de la merienda, también juntamos otro tipo de alimentos y los llevamos a los espacios donde también se entregan viandas de comida”.
El trabajo de los voluntarios de la Fundación incluye además un programa denominado ‘Sí Pueden’, que se desarrolla los días sábados, con distintos tipos de actividades. El último sábado se celebran los cumpleaños y por otro lado, en uno de los espacios se realizan talleres de apoyo escolar, ya que no hay suficiente cantidad de voluntarios para distribuirlos en todos los espacios.
“Este año estamos en Altos Las Flores, el año pasado estuvimos en Sismográfica y anteriormente estuvimos en el merendero de Sabina”, explicó Destefanis, en referencia a los talleres de apoyo escolar.
“Nosotros notamos las falencias y la ayuda que necesitan los chicos, la gente se acerca mucho porque la situación está muy difícil –detalló-. También vemos la situación de muchos adultos mayores en los barrios donde trabajamos”.
Periódicamente, la Fundación realiza convocatorias para sumar a nuevos voluntarios, a fin de contribuir en los proyectos de trabajo. Entre estos, se cuenta el de ‘Residencias Universitarias’, que brinda apoyo para estudiantes que deben trasladarse a otros puntos del país. Uno de los anhelos, contó la voluntaria, es el de establecer también una residencia en Comodoro Rivadavia, para que estudiantes de localidades alejadas puedan residir en el lugar si emprenden una carrera universitaria o en institutos terciarios.
En Facebook, Fundacion Si Comodoro Rivadavia o fundacionsicomodoro en Instagram permiten tomar contacto con la organización, ya sea para el aporte de donaciones o bien para sumarse y participar en los proyectos que impulsa la ONG.
“Hay familias que si compran un par de zapatillas no pueden comer”
La concejal Alejandra Robledo tuvo antes de su cargo actual una amplia trayectoria como vecinalista en barrio Las Flores, por eso conoce de cerca las situaciones vinculadas al funcionamiento de comedores y merenderos barriales.
“Hay distintas formas de trabajo –comentó al ser consultada para este informe-. En muchos casos, las familias llevan comida para tener en el día. Por ejemplo, los chicos de las 1.008 entregan comida al mediodía y a la tarde funciona como merendero. En Altos de Las Flores dan almuerzo al mediodía y en el comedor de Mireya, dan merienda. Trabajan de maneras diferentes”.
La misma variedad se da en zona norte, donde hay alrededor de 5 espacios comunitarios, de los cuales algunos son merenderos y otros comedores. Estos últimos, indicó, reciben ayuda oficial, “pero no alcanza, porque la demanda es muy grande”.
El número de personas que recibe asistencia en cada uno de los espacios es variable, pero detalló que “lo que siempre cuentan cuando uno va a visitar, que entregan entre 40 y 50 viandas por día. En la vecinal de La Floresta, se entregan 3 veces por semana y ahora se les recortaron un poco los insumos, pero tenían entre 60 y 70 familias”.
Según refirió, las situaciones por el mayor costo de alimentos llevan a extremar los recursos con tal de poder brindar un plato de comida:
“Hay ayuda de Desarrollo Social , pero muchos de quienes están a cargo de los comedores organizan beneficios para solventar el funcionamiento, como ferias de empanadas, venta de pollos, etc. Se vende para recaudar fondos, porque es necesario completar esa ayuda municipal con una parte de auto gestión. Además, la demanda es creciente: un día van 20 familias, al día siguiente pueden ir 30, es muy variable”.
También refirió que en puntos de la zona norte de la ciudad se ubican los merenderos de Espacio Comunitario Mujica, al igual que en el macizo 44 de la avenida Nahuel Huapi. “Ahí tenés entre 200 y 300 nenes, es muy impresionante y esto va creciendo, porque hay mucha desocupación y gente que trabaja por su cuenta, pero no le alcanza para vivir. Hay muchas familias grandes, con promedios de entre 6 y 9 niños y ahí se ven las necesidades, porque tienen que optar entre comprar un par de zapatillas o la comida”.
La inflación, en estos puntos de la ciudad, no necesita de porcentajes ni datos con comas y decimales para conocerse en toda su magnitud: “En el territorio se siente la necesidad porque no se puede comprar un kilo de carne o una docena de huevos, con lo que cuestan hoy. Esto es real, no es sólo una forma de decirlo. Me ha tocado ver situaciones de quienes preparan las viandas en comedores y tratar de hacer guisos con color, porque no pueden poner carne, entonces con alguna verdura se puede disimular y servir un plato de comida caliente”, describió Robledo.
Ese trabajo, reconoció la concejal ,se realiza ad honorem, “por el mismo sentimiento porque muchos vienen de familias muy humildes y saben de qué se trata no tener un plato de comida. Pero faltan muchas cosas y te cuentan: ‘antes le dábamos comida a 10 familias, pero hoy tenemos 60’. Esa es la realidad que se vive en muchos barrios”.
El aumento de la demanda en los comedores contradice las estadísticas de desempleo de la ciudad, que aparece como la de menor índice del país, o incluso con guarismos de pobreza bastante por debajo de la media nacional, también entre los números más bajos, dentro de un contexto de indicadores en alza.
“Este último año se vio mucho la necesidad –afirma Robledo-, yo lo digo porque soy de recorrer permanentemente, más allá de que los vecinos puedan escribirnos o enviar un whatsapp, porque el teléfono de uno pasa a ser público. Pero una cosa es verlo por las redes sociales y otra es sentirlo en el terreno, cuando la gente plantea necesidades”, añade, para mostrar una carpeta con informes que prepara una asistente social de su equipo.
“Hay situaciones extremas también en lo habitacional, porque ante la imposibilidad de pagar un alquiler la gente se instala con una vivienda precaria en lugares donde no se puede habitar, pero la desesperación los lleva a eso. Hoy tenemos 22 asentamientos dentro de los 54 barrios de la ciudad, además de otros que son juntas vecinales y están en formación. Creo que también hay muchas cosas consecuencia de la pandemia, del año que estuvimos paralizados, porque en ese tiempo mucha gente perdió el trabajo y no pudo volver a reinsertarse”.
Finalmente, ante la consulta de si esa mayor demanda tiene también que ver con las corrientes migratorias que atrae la ciudad, precisamente por la mejor situación laboral que ostenta frente a otros puntos del país o del continente, respondió:
“No. Muchos son hijos de Comodoro, que es un lugar generoso porque nunca cerró las puertas a nadie ni dijo ‘vuelvan a su país’. Pero hoy, los nativos que nacimos y nos criamos acá, nos vemos en la necesidad de buscar un terreno, un lugar donde vivir. Yo no desconozco que hay mucha ayuda social, para gente a la que el municipio incluso le ayuda a pagar la luz o el gas con subsidios, pero no alcanza. Lo mismo pasa con los alimentos, porque la demanda cada vez es mayor y la inflación, por ahora, no se ve que vaya a frenar”.