Un caño de artillería en la cima del cerro Chenque. Nadie lo imagina. Sin embargo, fue lo que sucedió en 1982, cuando Argentina entró en Guerra con Inglaterra y el Atlántico Sur se vio sumergido en una guerra que se combatió en las Islas Malvinas, pero que también se vivió en las ciudades del sur de la Patagonia, con apagones, barrios militarizados y puestos de guardia en distintas zonas. 

Este domingo se cumplen 41 años del desembarco argentino en Malvinas, el día que se recuperó momentáneamente la soberanía de ese archipiélago que sentimos tan nuestro, y un grupo de hombres que custodió Comodoro Rivadavia viajó 1800 kilómetros para rendirle homenaje a la ciudad que los cobijó. Se trata de los integrantes de la Agrupación José Luis Bayer, un grupo de 15 hombres que viene por segundo año consecutivo a la ciudad para recordar el cariño que les dieron durante la guerra y poner en valor el trabajo que se hizo desde el continente, diciendo la verdad, tal como dice Francisco Cabrol.

“Siempre fuimos bien recibidos en Comodoro, pero siempre vinimos con la verdad. Nosotros no estuvimos en Malvinas, estuvimos acá defendiendo el litoral marítimo patagónico. Somos veteranos de guerra de Malvinas con diplomas, medallas, y eso es lo que nos une a Comodoro Rivadavia que lo aceptó y nos cobija con eso; con la verdad, porque hay muchísimos veteranos que no fueron a Malvinas y hoy están pensionados. Pero nosotros no venimos por una pensión, venimos a reconocer a la gente de acá”.

Custodiaron Comodoro durante la guerra de Malvinas y ahora volvieron para rendirle homenaje a su gente

En 1982 los integrantes de la agrupación José Luis Bayer eran soldados conscriptos que cumplían lo que mandaba la ley. Cuando un joven alcanzaba la mayoría de edad y si salía sorteado, debía hacer el servicio militar en forma obligatoria y durante un año recibir instrucción en alguna base o regimiento de Argentina. Así, este grupo, junto a otros cientos de jóvenes, terminaron en la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia. 

“Éramos alrededor de 300 soldados”, dice Carlos Rodríguez, otro de los hombres que volvió a la ciudad que alguna vez custodió. “Prestamos servicios desde el 11 de enero hasta diciembre de 1982, cuando fue la primera baja; otros se quedaron hasta el 4 de marzo cuando entró la siguiente camada”.

“Durante la guerra de Malvinas, esos soldados tuvieron diferentes misiones. Algunos partieron a las islas, otros fueron desplazados hacia el continente y el resto custodió  la ciudad y la base aérea con artillería”. 

“Arriba del cerro Chenque había apostado un grupo de artillería”, recuerda Rodríguez. “Nosotros estábamos para derribar o evitar un posible ataque de un avión británico. Nuestra misión también era custodiar el escuadrón de Mirage que estaba apostado en Comodoro Rivadavia ante cualquier posible ataque británico”, dice con orgullo.

Los soldados recuerdan esos días. Durante todo el conflicto hicieron guardias con relevo en los puestos de avanzada. El objetivo era contrarrestar cualquier posible ataque enemigo, algo que por suerte nunca sucedió.

“En ese momento lo que se temía eran ataques de grupos comando, porque los británicos querían matar a nuestros pilotos. En el Cerro Chenque había cinco soldados y suboficiales, pero también alrededor de la pista y puestos para custodiar aviones y brigadas en diferentes lugares”.

Alberto Pascual Navarro, dice con orgullo: “defendimos lo que es la costa de Comodoro Rivadavia, somos un grupo del TOAS, seis bases que estuvimos defendiendo el litoral marítimo patagónico”.

Con un cartel explican el trabajo que se hizo desde el Continente durante la Guerra de Malvinas.
Con un cartel explican el trabajo que se hizo desde el Continente durante la Guerra de Malvinas.

La agrupación se formó hace unos cuatro años en Buenos Aires. Con esfuerzo propio compraron un colectivo para divulgar su sentimiento malvinero. Sin embargo, esa primera unidad consumía mucho gasoil y hacía imposible viajar tramos largos. Así, hace un tiempo cambiaron la unidad y pudieron concretar su primer viaje.

Ésta es la segunda vez que vienen a Comodoro en el Mercedes 1418, modelo 2009. Fueron más de 30 de viaje, con cuatro conductores y solo deteniéndose en estaciones de servicio. 

El jueves arribaron a la ciudad y se apostaron en la costanera local. La gente enseguida los reconoció y muchos se acercaron a sacarse una foto y conocer su historia. 

“Comodoro es así”, dice con orgullo Pascual Navarro. “Nos emociona estar acá, hasta las lágrimas. El corazón nuestro palpita de una forma, porque así como nosotros estuvimos defendiéndolos a ellos, siempre nos sentimos contenidos por el pueblo”.

La emoción es genuina y Rodríguez siente lo mismo. “Todo el sacrificio que se hizo en el 82 y todo el sacrificio que hacemos para estar acá, nosotros decimos que por la gente vale la pena. Venimos más que bendecidos porque la gente de acá de Comodoro es especial, y nos emociona estar acá”.

La gente se acerca a saludarlos. Ellos cuentan su historia y reciben el cariño de un pueblo que los acompañó.
La gente se acerca a saludarlos. Ellos cuentan su historia y reciben el cariño de un pueblo que los acompañó.

Por supuesto, su viaje también trata de homenajear a los caídos, aquellos hombres, como el soldado Bordón, que quedaron en Malvinas

Este sábado ellos permanecen apostados en la costanera, y mañana participarán del acto por el 2 de abril. Luego volverán a Buenos Aires, sabiendo que en este lugar de la Patagonia quedó un poquito de su corazón, en esos años de guerra que marcaron a varias generaciones, una huella que Comodoro siempre recordará.

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