En tiempos de redes sociales, trabajo remoto y ruptura de la vida tradicional, el working holiday se convirtió en el sueño de muchos. La idea de viajar y trabajar en otro lugar del mundo hoy es posible y cada vez más jóvenes se animan a vivir la experiencia. 

Erika Cardozo es una patagónica que por estos días vive su propia aventura. Hace cinco meses, se fue a Australia junto a su pareja a conocer ese hermoso país que hoy está lleno de argentinos.

“Siempre me gustó conocer lugares nuevos, más allá de que sea dentro de la provincia o dentro del mismo barrio, pero siempre me gustó mirar con ojos de turistas”, dice Erika en diálogo con ADNSUR. “Es algo que tenía adentro y mi pareja me ayudó a llevarlo a cabo”, admite.

Erika Cardozo es modelo, periodista y actriz y por estos días vive su propia experiencia de working holiday.

Erika y Juan Manuel, un kinesiólogo oriundo de Villa Gesell, se conocieron en Buenos Aires. Él estudiaba esa carrera vinculada a la salud y ella periodismo en el Éter, luego de haber hecho cuatro años de Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires.

Amante de los viajes, Juan ya había viajado solo a Costa Rica y le propuso a Erika viajar juntos a Australia. Así, cuando terminó la carrera supo que era momento de hacerlo. 

“Cuando me recibí dije ‘ahora es el momento de moverme, de viajar’. Me pareció un plan espectacular y tardamos como un año en hacer todos los papeles y que nos aprueben la visa. Estamos acá hace casi cinco meses y está bueno, porque Australia es un lugar que te facilita viajar, ahorrar y conocer los destinos, fácil y rápido”.

Lo que dice Erika se refleja con hechos. La joven comodorense cuenta que ya hizo un “roadtrip” en un coche que compraron, algo impensado en un país donde muchos jóvenes que tienen un trabajo formal no pueden comprar su propio vehículo. 

Por supuesto, no fue azar, sino parte de la planificación; lo que tenían pensando luego de averiguar antes de viajar. “Preguntamos un montón antes de salir de Argentina.  Consultamos a un montón de personas que habían venido para acá y nos decían que tratemos de llegar, agarrar un trabajo, ahorrar y ahí recién comenzar a viajar. Y eso fue lo que hicimos, llegamos a Sydney, estuvimos tres meses, pudimos comprarnos un auto y empezamos el viajecito por carretera. Pero esa era la idea: conocer, ver otra cultura, ver cómo son, porque es todo distinto”.

Erika admite que fue sin expectativas, pero admite que le resultó muy fácil adaptarse al estilo de vida de Australia, aunque a veces cuesta. “Acá es muy distinto, se arranca bien temprano, a las cinco y media de la mañana, y te tratás de acostar temprano. A las 9 ya estás acostado, quizás cenaste a las 7 de la tarde y merienda no hay. La gente de acá no suele almorzar, quizás comen una tostadita, siguen de largo hasta la cena y ahí sí comen más abundante”. 

En Australia todo parece ser diferente. En Byron Bay los comercios suelen cerrar a las dos de la tarde y otros a las cinco. Oscurece temprano y las reglas se cumplen. “Si no tenés casco en la bici te multan con 500 dólares. Y así sucede con un montón de cosas que no sabés y que vas aprendiendo porque te multaron o porque alguien te dijo, porque acá son bastante estrictos y entender todas esas reglamentaciones te lleva un tiempito”. 

El inglés también es distinto, acortan las palabras, ejemplifica Erika, y la comida igual. “Acá comen muchas frituras, mucha salchicha. Yo hago comida argentina. Compramos masa y hago tapas de empanadas. Es distinto porque no tienen tapa de pascualina, entonces comprás una masa y tenés que estirarla, cortarla, pero así vamos viendo”.

Por supuesto, hay muchas cosas positivas, como el hecho de poder acceder a un auto en pocos meses, con un trámite simple y poder tener un progreso siendo extranjeros. Es que, como dice Erika: “Australia te ofrece muchas posibilidades siendo argentino, porque muchos países no te abren los brazos. También tiene playas hermosas. Aprendí a surfear y el clima es ideal. Sin viento”, dice entre risas, recordando el Eolo que muchas veces sopla fuerte por estas latitudes.

Sidney, la capital de Australia fue la primera parada de la pareja. "Estuvimos tres meses, pudimos comprarnos un auto y empezamos el viajecito por carretera", cuenta Erika.

Por estos días en Australia ya comenzó la primavera. Sí, rarezas del mundo, el cambio de estación fue el 1 de septiembre. A diferencia de lo que sucede en esta parte del hemisferio, la temperatura del agua ya es una invitación para surfear sin neoprene. Para los argentinos es lo ideal: playa, mate y aire libre después del trabajo, porque como dice Erika, la vida es más saludable, más tranquila, por ese lado del mundo, donde se extrañan mucho las costumbres argentinas. 

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