El bailarín que ganó el Mundial de Tango y marcó un camino para los comodorenses amantes del 2x4
Bailó folclore, pero viene de cuna tanguera. Siempre vio el baile como un hobby hasta que un día un profesor le dijo que se presente al Mundial de Tango, y lo ganó. Dante Sánchez es uno de los referentes del género en Comodoro Rivadavia, un bailarín que recorre el mundo llevando este emblema argentino que en el sur de la Patagonia tiene su espacio propio, el Centro de Amigos del Tango.
Italia, Grecia, Alemania, Inglaterra, Noruega, Portugal, Emiratos Árabes, Australia, Dubai, México, Chile, Canadá y Escocia han sido alguno de los países que Dante Sánchez conoció bailando tango, el género Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad que tiene bases sólidas en esta parte del mundo, con bailarines que representan a la ciudad y al país en diferentes latitudes.
Sino basta con mencionar a Indira Hayes que está en Dubái, Ivana Moreira, que se encuentra en Egipto, y Julián Bilardo que recientemente se fue a Inglaterra.
Dante Sánchez es uno de los pioneros del tango moderno en la ciudad. Hace 15 años ganó el Mundial de Tango de Buenos Aires y comenzó un recorrido por el mundo que en este momento lo tiene en Madrid, donde se quedará hasta este domingo para luego viajar a
Alemania, Francia y Turquía, en un viaje de un mes, previo a volver a Buenos Aires para retomar su actividad con Señor Tango, el espectáculo más importante del género que hay en Capital Federal.
Desde la cuna Dante sabe lo que es el tango. Viene de familia tanguera y tanto su abuelo, como sus tíos y sus padres son amantes del género del 2x4. Incluso, en sus recuerdos más remotos sabe que su madre le cantaba “El firulete” para hacerlo dormir. Sin embargo, fue recién a los 10 años cuando comenzó su vínculo con el tango.
Por ese entonces bailaba en El Camaruco folclore. Sin embargo, su padre deseaba que también aprenda a bailar tango. Lo quería tanto que le pidió a María Juana Cereceda, la creadora de El Camaruco, el ballet que apadrinó Luis Landriscina y que representa a Comodoro por el mundo, que arme una escuela del género, algo que Dante recuerda.
“Mi papá le insistió muchísimo a María Juana para que haya una escuela de tango en El Camaruco, porque había muchísimo folclore, pero a mi viejo le gustaba mucho el tango, y un día María Juana le hizo caso. Le dijo, ‘bueno, abrimos la escuela, pero conseguí algunos chicos para empezar’. Y él le dijo, ‘bueno, Dante va a estar y sus amigos también’, así que con dos amigos y una amiga, mi grupito de El Camaruco fue los primeros en bailar en el año 98. Después se fueron sumando más chicos”.
Para Dante fue el inicio de una pasión que se consolidó en el Centro de Amigos del Tango, ese espació que fundaron Dolores Morón y Raúl Ortiz, entre otros. Él era la mascota del grupo, dice con orgullo. Tenía solo 14 años.
Dante recuerda aquellas noches de milonga callejera o en el Chalet Huergo, donde hacía de dj. Para él era una pasión, un hobby que disfrutaba en un lugar donde todos hablaban el mismo lenguaje.
A la distancia reconoce lo que significó en su camino esa entidad sin fines de lucro que intenta mantener el legado de las anteriores generaciones. “Para mi el Centro de Amigos del Tango fue tener una entidad donde yo pude practicar mi tango. Encontré un lugar donde podía ir todos los sábados, todos los viernes y poder practicar, bailar y encontrar otra gente que le apasionaba lo mismo que a mí”, dice con orgullo, asegurando que Comodoro tiene uno de los campeonatos de tango más antiguo del país después del de Buenos Aires, lo que marca la importancia del género en la ciudad.
Como muchos de la región, cuando terminó la secundaria en el Biología Marina, Dante eligió irse a estudiar a Buenos Aires. Psicología indicaba un futuro prometedor. Sin embargo, el destino tenía otros planes.
“Para mi el tango era un hobby, no tenía planes de estudiar porque para mi era un hobby, nada más. Pero tomaba clases con un señor mayor que me propuso que por mis capacidades con mi pareja me anote en el Mundial de tango. Nos anotamos y ganamos. Yo tenía 19 años y ella 20. Ese fue el disparador de todo lo que pasó después”.
Ganar el Mundial de Tango de Buenos Aires fue un impulso al mundo para Dante. Poco tiempo después se fue tres meses a Japón. A su regreso continuó estudiando, pero siempre salían viajes para seguir bailando. Así, durante un tiempo, combinó tango y psicología, hasta que un día eligió.
DE COMODORO AL MUNDO
Dante lleva quince años dedicándose al tango, bailando por diferentes partes del mundo. “Recorro el mundo, trabajo de lo que me gusta y me pagan por hacer lo me gusta. No puedo pedir más en ese sentido", dice agradecido. "Me dedico a los festivales y campeonatos. Trabajo en Señor Tango que es el espectáculo más importante de Buenos Aires, donde me desempeño como director de los bailarines y la ciudad nos envía a los campeonatos de Londrés, San Pablo para ser jurado y elegir a los ganadores que luego van al campeonato de Buenos Aires. Además, a veces me contratan escuelas de Australia u otro país, que nos llevan para trabajar con los alumnos, y tengo mi propio estudio en Buenos Aires, una experiencia linda”.
Durante muchos años, Dante vivió más afuera que en Argentina. Sin embargo, luego de la pandemia, eligió que la base esté en Buenos Aires, donde suele ver más frecuentemente a su familia.
Recién el año pasado pudo volver a la ciudad después de 10 años. Sabe que el sacrificio es mucho, pero está feliz, como dice, hace lo que le gusta y le pagan por eso, todo gracias a su padre, quien lo incentivó a que baile tango, algo que le gustaría que otros padres hagan por sus hijos.
“Yo siempre digo que los padres lleven a los hijos a las escuelas de danza o teatro, porque no todo siempre es una carrera universitaria. A veces hay un lado artístico que los adolescentes tienen que expresar y quizás dentro de eso encuentran una carrera profesional. Creo que en Comodoro hay un montón de gente que tiene un montón de talento pero que a veces no tienen apoyo. Entonces lleven a los hijos a bailar que tal vez pueden, sin querer, encuentran una profesión que los haga viajar por el mundo y hacer algo de lo que les gusta. No tiene precio”, dice desde Madrid el joven que sin querer se convirtió en el referente de una de las máximas expresiones argentinas: el tango.