Es española y viaja por Argentina en una combi: “A veces hago en un día los kilómetros que equivalen a cruzar media España”
Silvia Núñez González tiene 38 años y la última semana estuvo en Comodoro Rivadavia y Rada Tilly, en su ruta para llegar a Ushuaia y continuar recorriendo Sudamérica. Su objetivo es dar la vuelta al mundo utilizando una combi, una moto y una camioneta 4x4. “Lo más lindo es perder la noción del tiempo, no saber si es lunes o es domingo y no tener las preocupaciones del día a día”, dijo a ADNSUR.
“Siempre fui bastante viajera pero mis viajes se centraban por Europa”, dice Silvia Núñez González en la costanera de Rada Tilly. Es española, oriunda de Galicia y en enero comenzó a recorrer el mundo, una aventura sobre ruedas y en soledad que tiene como objetivo llegar a Ushuaia, luego Estados Unidos y más tarde cruzar a Asia y África.
Son casi las 8 de la noche y el frío que comenzó a mediados de febrero, y que parece no irse, dio una tregua. La tarde está hermosa y el viento ausente regala una postal única en la arena de Rada Tilly.
A Silvia le gusta el paisaje. Hace varias horas que está estacionada con su combi blanca y todo indica que pasará la noche al borde de la playa, durmiendo en el interior de su casita rodante, como la llama con cariño.
Cuando llego a su parada está dentro de la camioneta mirando el teléfono. Sin embargo, enseguida acepta la invitación para conversar y contar parte de su historia. “Siempre fui bastante viajera pero mis viajes se centraban por Europa", dice para empezar a contar cómo se convirtió en una viajera rodante. "Las vacaciones puentes, una semana, cinco días. En un vuelo de una hora estabas en cualquier país, hasta que llegó el cambio de trabajo en 2013 y decidí comenzar a viajar a América”.
Silvia tiene 38 años y hasta ese 2013 que cambió de trabajo se dedicaba a las artes gráficas en una empresa de producción de cocina. Sin embargo, la crisis de 2008 golpeó fuerte a España y en 2013 se hizo sentir aún más. Así, tuvo que dejar su trabajo y junto a su hermana comenzaron a atender una tienda de ropa.
Con el cambio de vida también llegó un nuevo rumbo en sus viajes. Europa era caro, pero Sudamérica era más accesible gracias al valor del Euro. Así, decidió mirar al sur y viajar a Sudamérica.
“Mi primer viaje fue a Perú. Estuve tres meses como voluntaria en un orfanato de niños, y fue un antes y un después en mi forma de viajar. Desde entonces viajo entre uno a tres meses. Ya conozco 34 países, quizás la mitad son de Europa, pero también hay de Asia, África y América. Me falta Oceanía”, dice con una sonrisa.
La española admite que este viaje no es uno más. Su idea es dar la vuelta al mundo. No tiene fecha, ni planificación, solo sabe que quiere llegar a Ushuaia, y luego comenzar a subir hasta Estados Unidos. Más tarde llegará a Asia y luego África, primero en moto y luego en 4x4.
Aunque no lo dice, la aventura quizás forma parte del cambio de vida que decidió hacer antes de la pandemia, cuando se reinventó y sacó los permisos para ser conductora de mercancías peligrosas.
Es que durante dos años Silvia transportó de todo, desde medicamentos caducados hasta otro tipo de productos considerados de riesgo. Sin embargo, luego de dos años sintió que era el momento de dar vuelta la página y recorrer el mundo sin saber qué sucederá al otro día.
“Ese es el proyecto, dar la vuelta al mundo. No voy con tiempo marcado y tampoco con prisa. El 28 de diciembre llegué a Sao Paulo, Brasil, y comencé a buscar una furgoneta, porque América quería hacerlo con furgoneta, y hasta que la conseguí no paré. Me costó bastante, casi agarré la mochila, pero en 20 días compré la combi, saqué la carta verde y empecé a viajar”.
Silvia recorrió parte de Brasil y Uruguay, donde conoció varios pueblos y cumplió un sueño que tenía: conocer a Pepe Mujica.
Valiente, decidida y sabiendo lo que quería, buscó la dirección de la casa del ex presidente uruguayo y le tocó la puerta como quien visita a un amigo. “Fue un encuentro muy lindo. Llegué buscando información para dar con el lugar y probar suerte para ver si me podía recibir. No es fácil llegar a la casa de alguien pero tampoco tenía otra forma de poder contactarlo y me recibió bien, sin problemas. Estuvimos dos horas charlando, así que feliz, porque era uno de mis propósitos de una parte del viaje por América”.
Finalmente el 23 de febrero, Silvia entró a Argentina desde Uruguay y comenzó su viaje al fin del mundo.
En ese camino, hace dos semanas ingresó a Chubut y las distancias se hicieron más largas. Estuvo en Madryn, en Península Valdés y en Punta Tombo, y esta última semana llegó a Comodoro.
En la ciudad donde se descubrió el petróleo en Argentina estuvo dos días, y luego fue a Rada Tilly, considerada la villa balnearia más austral del mundo.
“El pueblo me gustó mucho, es muy tranquilo, muy bonito, es un buen sitio para quedarse”, dice mientras mira el mar.
A la mujer se la ve contenta, admite que es lindo viajar sin preocupaciones y conocer los diferentes sitios de Argentina. “Tenía muchas ganas de venir, de conocer la Patagonia, la naturaleza, los animales. Miré muchos documentales pero no es lo mismo que verlo con tus propios ojos. Me llama bastante la atención lo largo que es Argentina y Chile. Hay tramos de ruta que no hay nada, y a veces hago en un día los kilómetros equivalentes con cruzar media España, pero es lindo”.
Silvia hace todo su viaje en combi. “Es mi casita”, dice con orgullo y cuenta que tiene cocina, electricidad, agua y una cama doble.
Por estas horas, se encuentra en Río Gallegos, luego de haber conocido el Bosque Petrificado de Jaramillo y haber visto ballenas en Caleta Olivia, gracias a Cesar Gribaudo, quien lleva adelante el Museo Educativo Patagónico y sus redes Patagonia Red Global. Su objetivo es llegar a Ushuaia en los próximos 10 días y tratar de escaparle al invierno.
“No quiero que me agarre mucho el frío porque después tengo que subir por la 40 y manejar un vehículo no es fácil tampoco y menos con heladas y en invierno”.
Su idea es subir intercalando entre Chile y Argentina. Como cuenta, no tiene mucha planificación, simplemente vivir el día, disfrutar del paisaje y conocer personas, porque, a diferencia de lo que uno puede creer, quien viaja solo nunca está en soledad.
“Cuando uno viaja solo al final casi nunca estás solo, y aunque hay un prejuicio que es más peligroso para las mujeres, quizás te arropan más. Después hay que viajar con coherencia, con cuidado, y en mi caso elijo evitar las ciudades. Por suerte nunca me pasó nada, pero creo que el sexto sentido y la coherencia hacen mucho”.
Por estos días, Silvia no viaja sola. Lo hace acompañada por Bruno, otro viajero que también viaja en Combi. Se conocieron en Puerto Madryn, luego que se cruzaron en la calle y se acercaron por la similitud de sus unidades.
“Pasaba justo por ahí, lo saludé y empezamos a hablar. Andaba media malita de salud y me echó una mano, así que decidimos viajar juntos hasta Ushuaia, pero esto es así, siempre que parás sea en un camping o en la calle, hay otra gente que viaja, sobre todo en combi que hay una gran familia. En Argentina es un vehículo que gusta, llama la atención. Entonces siempre estás charlando con alguien”.
Silvia disfruta su ruta, la naturaleza, la fauna y la gente. Cuenta que toma mate, que ya aprendió a cebar pero todavía le falta comprar su propio equipo, algo que quiere hacer antes de salir del país. Pero asegura que lo más lindo de todo es “perder la noción del tiempo, no saber si es lunes o es domingo, no tener las preocupaciones del día a día, el estrés, y conocer lugares nuevos y gente nueva, que todos los días sea algo diferente”, dice esta viajera mientras el sol cae en la arena de Rada Tilly, un paisaje que espera no olvidar.