La crisis se hace sentir en Comodoro: crece la demanda de alimentos y se multiplican las ayudas en comedores
En algunos ámbitos del municipio se proyecta una demanda social de más de 34.000 personas, es decir el triple de lo habitual, al tiempo que preocupa la caída de recursos.
Las cuentas del municipio de Comodoro tienen una doble entrada. Por un lado, el dato positivo de un crecimiento en los recursos por regalías petroleras, a partir del efecto de la devaluación. Por el otro, una marcada retracción por la caída en los fondos que llegan de Nación. Frente a ese juego de sumas y restas, hay una creciente demanda social, que se estima en más de 30.000 personas que requieren ayuda alimentaria.
El dato fue aportado por la policía el mes pasado y se verifica permanentemente, en hechos que escapan al ámbito delictivo para reflejar el profundo deterioro social. Todos los días, hay personas detenidas por intentos de hurto de alimentos en supermercados o almacenes.
Días atrás se conoció un caso más extremo aún, en el que una joven pareja fue sorprendida tras ingresar al patio de un supermercado, en el que intentaba sustraer alimentos ya vencidos, que estaban dispuestos en un contenedor para su eliminación.
En muchas de esas circunstancias, se termina optando por ni siquiera formalizar una acusación, entendiendo que detrás hay más una cuestión de necesidad y desesperación, que un acto reñido con la ley.
Desde el ámbito de la justicia, el defensor general alterno de Chubut, Fernando Benesperi, reflejó este tipo de casos con extrema crudeza:
“Hay gente que llora y pide disculpas por robar una plancha de carne o dos litros de leche -dijo el magistrado-. Es notoria la cantidad de gente que detenida por este tipo de hechos y la mayoría son personas que no tienen ningún tipo de antecedente delictivo. Nos ha tocado ver gente desesperada".
CRECE LA CANTIDAD DE PERSONAS QUE PIDE AYUDA PARA COMER
Ese tipo de hechos tiene su correlato en la forma en que la demanda social viene creciendo en las áreas oficiales del municipio de Comodoro Rivadavia.
De una demanda que se estimaba habitualmente en alrededor de 10.000 personas, en los últimos meses se proyecta que se número se ha triplicado, ya que se calcula en alrededor 34.000 personas en situación de indigencia para mitad de este año (según el INDEC, en el segundo semestre del año pasado ese número ya superaba las 19.000 personas), con perspectiva de un mayor crecimiento para diciembre.
"Son los números que se manejan, notamos el crecimiento de la demanda y estamos golpeando a las puertas necesarias, para buscar ayuda en lo alimentario, como pueden ser aportes que deben llegar desde Provincia", anticipó el secretario de Desarrollo Social, Angel Rivas.
La solicitud de ayudas y asistencias llega no sólo al área oficial, sino también a través de organizaciones barriales que canalizan esa demanda y termina trasladándose hacia el ámbito oficial.
"Debemos ser muy finos en lo que respecta al día a día, por eso buscamos apoyos del Estado provincial y si es necesario, de Nación, que es ni más ni menos lo que corresponde", añadió Rivas.
“Comodoro siempre se vio desde afuera como una ciudad rica y pujante, pero esto no significa que nosotros no podamos pedir lo que nos corresponde -insistió-. Esto excede la órbita de lo político y debemos reforzar los diálogos, para llegar a todos los que necesitan ayuda”.
Los números fríos confirman el aumento de la necesidad de mucha gente, lo que se potencia con la llegada del invierno: “Ya hay sobre ejecuciones de partidas de Desarrollo Social”, reconoció Rivas, en referencia a que se gastó más de lo que se proyectaba, para esta altura del año.
“Veremos a futuro qué herramientas buscamos para seguir hacia delante, para seguir ayudando con alimentos y también con leña, donde los costos se fueron muy por encima de lo previsto”, precisó.
LA DEMANDA EN COMEDORES BARRIALES
Desde barrio Las Flores, dos referentes sociales salieron a pedir ayuda a la comunidad en los últimos días, ante el marcado crecimiento en la cantidad de personas que concurren diariamente.
“Por suerte hay 3 comedores en el barrio, porque si no, yo ya tendría que haber cerrado”, dijo Norma Angulo, que sostiene el histórico ‘Comedor de Mirella’, abierto hace más de 30 años por la recordada vecina de aquel sector, que hoy deja su nombre para que la hija y un grupo de colaboradoras continúe con aquella obra solidaria.
Norma contó que hasta el verano pasado ayudaban a 80 personas pero hoy ese número se elevó a 120, pudiendo llegar a 140 o más, según los días, ya que “cuando la gente consigue alguna changuita no viene, se retira pero después vuelve. Y ahora que llega el invierno, hay menos changas”.
Además de la temporada invernal, el problema es más profundo, por lo que señala la referente social, quien comparó la situación actual con lo ocurrido en la crisis del año 2001, cuando la demanda crecía hasta límites difíciles de sostener. “Trabajábamos todo el día y tuvimos que dividir en 2 tandas, porque llegamos a atender 300 personas por día”, recordó.
Hoy, cuenta la referente social, la situación empieza a recordarle a aquella época, aunque reconoce que la apertura de otros comedores en el barrio ayuda a distribuir mejor la asistencia.
“Por más que a veces la gente consigue una changuita, también tienen que comprar una garrafa o la bolsa de leña, porque acá arriba, en el cerro, la gente no tiene gas y nunca van a tener. Después de ese gasto, no queda para comer y yo no les puedo negar un plato de comida. Acá viene gente que necesita, no es gente que tenga un trabajo en blanco”.
Frente al aumento de la demanda, en el comedor hoy pueden entregar viandas de comida 4 veces a la semana, ya que los miércoles “no nos alcanza para cocinar y hacemos una merienda reforzada”.
Y si bien hay ayuda del municipio, la cantidad de gente que recurre diariamente lleva a pedir donaciones a la comunidad: “A veces nos entregan 30 kilos de carne picada para toda la semana, pero nosotros usamos 15 kilos por día -comparó-, por eso estamos solicitando ayuda a quienes puedan colaborar”. Para dar una mano a este comedor, Norma dejó el número de contacto (297-4181394).
Laura, desde el comedor de Altos Las Flores, también comentó un crecimiento similar en la cantidad de personas atendidas, que se elevó de 120 a más de 180 personas en los primeros meses de este año.
“A nosotros un paquete de fideo, una cebolla, una zanahoria, cualquier alimento que puedan donarnos nos ayuda, todo suma, -explicó la vecina-. Si todos colaboramos, aunque sea con un litro de leche, o un kilo de azúcar, lo que sea, podemos ayudar más. Yo agradezco al municipio, que siempre siempre estuvo, pero bueno, hay mucha demanda”, comentó.
Además, en el comedor no tienen gas y cuentan con la colaboración de algunos vecinos para la compra de garrafas, lo que significa un costo de 9.000 pesos por unidad. En este caso, la línea de contacto para coordinar ayudas es el 297-4619383.
También la Fundación Sí relanzó su campaña de ayuda solidaria, una ONG que colabora con 26 merenderos y comedores de la ciudad, tanto en alimentos como en ropa de abrigo.
Son apenas testimonios que podrían multiplicarse por algunas decenas, con relatos y necesidades parecidas. Vale aclarar: la demanda no es nueva, pero sí es notorio el crecimiento en los últimos meses.
QUÉ PASA CON LOS RECURSOS: LA PÉRDIDA DE COPARTICIPACIÓN COMPENSA PARTE DE LA SUBA DE REGALÍAS
Uno de los datos preocupantes en materia de recaudación del municipio, frente al crecimiento de la demanda social, se vincula a la caída de ingresos por coparticipación federal de impuestos, que llegan desde la jurisdicción nacional y desde ahí, hacia cada ciudad.
Según pudo saber ADNSUR a través de fuentes vinculadas a la Secretaría de Hacienda, la caída de esos ingresos en términos reales asciende a un 28%, al compararse los primeros 4 meses de este año contra el mismo lapso del año pasado.
Esto se da porque si bien hay un crecimiento en términos nominales, al haber una caída en la actividad, en la que se reducen las ventas, la recaudación de IVA es inferior. A esto se suma la merma del impuesto a las ganancias, que es un tributo que se coparticipa entre las provincias y los municipios, cuya restitución se está discutiendo en el Senado.
Según números oficiales, en enero el ingreso al municipio por esta vía fue de 956 millones de pesos; en febrero, de 983; y un promedio de 950 millones para marzo y abril. Es decir, se mantienen prácticamente constantes, lo que significa un retraso frente a una inflación que sólo en los primeros 3 meses del año acumuló un 52%.
Los ingresos que sí mejoraron son las regalías petroleras, principalmente por efecto de la devaluación del mes de diciembre, lo que llevó a incrementar los recursos previstos en el presupuesto 2024.
Los ingresos crecieron en alrededor de 5.000 millones de pesos por sobre lo previsto en el presupuesto 2024, pero al mismo hay dos factores que contrapesan esa mejora. Uno es la baja en la producción, por la declinación natural que vienen mostrando los yacimientos de la cuenca; y la otra se vincula con el mismo impacto de la inflación (derivada, a su vez, de la devaluación del peso frente al dólar), que incrementa todos los costos, en especial de la obra pública, que es a lo que deben destinarse los fondos adicionales de regalías, según lo establecido por ley
LO QUE PUEDE APORTAR LA OBRA PÚBLICA
Dentro de ese complejo panorama, el municipio apunta a reactivar parte de la obra pública local, con un sistema de prioridades que tendrá un ojo en este tipo de inversiones y otro en la proyección de la demanda social.
“Vamos a empezar un plan de obras -remarcaron desde la gestión-, pero sin desatender lo que pasa con la situación social, porque tenemos que seguir garantizando los fondos para dar esa contención”.
Con ese propósito, se apunta a un plan que tendrá como prioridad algunas obras que ya se venían ejecutando (no habrá proyectos nuevos), con un sistema que será presentado por el intendente Othar Macharashvili, en el que se apunta a la compra anticipada de materiales de construcción, como cobertura frente a la inflación.
De ese modo, las redeterminaciones de precios se vincularían solamente a la actualización del costo de la mano de obra, pero se estaría reduciendo el riesgo de descalce financiero por la inflación, según se explicó en esos ámbitos.
No será un ‘boom’ ni permitirá reemplazar los proyectos que, por razones de escala y magnitud, corresponden a presupuestos nacionales, pero al menos se espera atenuar parte de la pérdida de trabajos de la UOCRA, a raíz de la paralización de la obra pública nacional.
Está claro que los recursos deberán destinarse, prioritariamente, a brindar una red de contención a sectores sociales que aún no pueden mensurarse, debido a que los efectos de la recesión dan hoy sus primeros reflejos, pero está lejos aun de definirse la profundidad de una crisis en la que, por ahora, no se avizora el fondo.