Renunció a su trabajo y ahora cobra en dólares gracias al impulso de una práctica milenaria: el porteo de recién nacidos y bebés
“Todo esto empezó por mi hija”, dice Daniela González y una sonrisa se dibuja en su rostro. La mujer es la madre de Olivia y la impulsora del porteo de bebés en la ciudad, una práctica que crece en otros países del mundo para mantener el contacto con el bebé sin perder la independencia y como un medio de transporte más cómodo. En esta crónica te contamos sobre este sistema ancestral que se modernizó con las nuevas tendencias del mundo.
“Mucha gente dice ‘esa cosa que está de moda’ y no, no está de moda, lo que está de moda es el carrito. En realidad siempre se porteó, lo único que ahora se adaptó a algo nuevo, pero hay culturas que siguen porteando de la manera en que lo hicieron toda la vida”.
Daniela González (39) es una defensora del porteo, una práctica de transporte que permite llevar el bebé colgado al cuerpo. En su caso, no solo fue practicante junto Oli, su hija, sino que también es asesora, un trabajo de tiempo completo que hoy le permite cobrar en dólares; porque como dice, sus principales clientes están en Chile, donde el porteo es una práctica casi común gracias al impulso que le da el propio gobierno.
En la actualidad, Daniela ya no portea como lo hacía antes. Oli tiene 5 años, va al jardín y por su contextura se dificulta su traslado. Sin embargo, la pequeña fue el origen de todo, el motorcito que impulsó a Daniela a dejar su trabajo, comenzar a portear y difundir esta práctica que le gustaría que todos conozcan.
“Todo esto empezó por ella, cuando nació decidí renunciar a la empresa en la que estaba trabajando porque no era compatible con la maternidad”, dice la emprendedora a ADNSUR. “Prácticamente mi bebé iba a estar todo el día en una guardería y surgió esto por una necesidad mía. Justo se me cruzó una nota en Twitter donde me aparecía sobre porteo y los beneficios. Yo desconocía lo que era pero me apareció una foto de un bebé y fue como que me atrapó, empecé a investigar un poco y era un mundo nuevo. Así empecé”.
En ese entonces, Oli tenía 4 meses y Daniela quiso saber más sobre esa práctica que la había atrapado. Comenzó a averiguar, pero en la ciudad nadie se dedicaba al porteo y en una publicación de la Escuela Crianza en Brazos, encontró las respuestas que tanto buscaba.
“Ellos enseñaban a las personas a formarse en asesora de porteo. Dije ‘¿Qué hago? ¿Lo hago, no lo hago?’, pero dije ‘lo hago’”.
Daniela estaba finalizando el curso y practicando con Oli cuando decidió renunciar a la empresa en la que trabaja de 8:00 a 17:00 hs, sin imaginar que iba a terminar dedicándose al porteo.
Cuenta la emprendedora que la pandemia fue fundamental en ese sentido. “Me sirvió mucho porque me permitió trabajar a distancia. Conocí a un grupo de asesoras de Chile a través de las redes sociales y a Naty, quien me da trabajo en ‘Bien porteado’. Ella me invitó si quería sumarme a su equipo. Allá es distinto porque el gobierno promueve el contacto con el bebé, entrega en los hospitales públicos un ajuar donde vienen cosas para el bebé y ahí está incluido el Mei Tai, un portabebés que se puede usar de los 3 kilos y medio hasta los 15 kilos”.
Desde entonces, Daniela se dedica a asesorar familias en forma online en sesiones de 30 minutos, una hora o una hora y media, un trabajo de tiempo completo que le permite tener su agenda llena y pasar tiempo con su pequeña. ¿Pero qué es portear?
“Portear es llevar a nuestro bebé en un dispositivo”, dice Daniela al explicar en qué consiste esta práctica. “Es trasladar y moverte con el bebé. Mucha gente lo que hace es recurrir al porteo por necesidad, no es que se van a malcriar sino que muchas veces se necesita estar en contacto con el bebé y poder hacer cosas. Esto es lo que te permite portear, tener a tu bebé con vos y tener tus manos libres”.
Pero portear no es simplemente llevar colgado al pequeño. Daniela explica que hay una técnica y que el objetivo siempre es “buscar que el porteo se adapte a nuestra bebé”.
“Nosotros decimos que cuando porteamos tenemos que buscar que el porteo se adapte a nuestra bebé y hay distintos portabebés. Acá en Comodoro, por ejemplo, nadie vende portabebés ergonómicos. Entonces el peso cae cerca de sus genitales, la espalda va recta, no se respeta la curvatura natural, no tienen sostén cefálico, es como que falta mucha cultura del porteo. En Argentina lo que podemos encontrar para un bebé recién nacido es un fular, que es una tela larga que mide 5 metros, y cuando se puede sentar por sus propios medios podemos optar por una mochila. En Chile, en cambio, podemos encontrar distintos dispositivos. También el fular pero también una mochila evolutiva que se adapta a nuestro bebé”.
Daniela anhela que “todas las familias conozcan esta herramienta” que permite tener otro contacto con el bebé y mayor autonomía. “Yo sé que hay mucho concepto de que los brazos malcrían, pero no, ellos necesitan estar con nosotros y nosotros ser autónomos, poder hacer las cosas, podes hacer una caminata sin problema. Yo cuando empecé Oli tenía 6 meses, aproveché y practiqué todo con ella. Yo andaba con mi hija porteada y mucha gente me miraba raro, pero bueno, recibía críticas que parecían despectivas: ‘la vas malcriar’, ‘¿qué es eso?’, ‘¿no te duele?’. Muy poca gente decía ‘que bueno, pero vos fijate que si yo vengo acá y tengo un carro, ¿cómo subo? El otro día estaba caminando en el centro y andaba una mujer con su bebé y una nena de 10 años y le dice ‘entrá al local vos porque yo no puedo entrar porque no tengo espacio para el carrito’. Entonces esta practicidad de no tener que andar con el carro ni subiendo, ni bajando, ni armando y desarmando es buenísima, además portear cuida a nuestro cuerpo, porque distribuye el peso. No te tiene que doler a vos nada y el bebé tiene que estar súper cómodo”.
Daniela asegura que cada vez, más pediatras avalan el porteo. En su caso, durante estos cuatro años ha asesorado a más de 1000 familias y le apasiona. "Quiero que todas las familias conozcan esta herramienta. El contacto piel con piel es sanador”, sentencia esta madre que decidió cambiar su estilo de vida por su hija y portear para mejorar el contacto y el traslado, siempre juntas, piel con piel.