“Para mí, mi estilo de vida es mucho más normal que el de tener una sola pareja”, dice Fernanda Fuentes. La mujer de 35 años, oriunda de Jujuy, se define como liberal y abraza el amor libre más allá de los sexos y las formas. 

Fernanda hace unos años llegó a Comodoro Rivadavia, trabajó en el Ejército como voluntaria y hace un tiempo se dedica a cuidar a adultos mayores como acompañante terapéutica. Admite que no siempre fue liberal, antes llevaba una vida convencional. Sin embargo, un hecho puntual la hizo cambiar de estilo de vida. “Estaba en pareja con un chico y me engañó. Fue raro, porque podríamos haber tenido una relación abierta si lo hubiésemos hablado. Lo podríamos haber discutido, pero al engañarme fue lo peor que me podría haber hecho”. 

Hace cinco años Fernanda cerró ese vínculo y desde entonces cambió su estilo de vida. Admite que siempre le habían llamado la atención las mujeres y así decidió vincularse con personas de su mismo sexo o parejas con las que la unió un vínculo más sexual. 

“Comencé a tener vínculos más liberales. He conocido a otras personas, he compartido con parejas, he estado con otras chicas, pero casi siempre estando con sus parejas. La verdad que esto es algo que sucede, está en todos lados. A veces la persona que menos te pensás es muy liberal. El tema es que acá se juzga mucho eso y mucha gente lo esconde, pero esas cosas se hablan, porque así deben ser las relaciones: tener un acuerdo donde podamos hablar libremente con otras personas y que mi pareja sepa con quién estoy, y que sea seguro para mí como para mi pareja”.

Fernanda lo dice, la clave está en el consentimiento para cualquier tipo de vínculo, tener acuerdos de pareja que se cumplan y sean sinceros, aunque acepta que en Comodoro, una sociedad cerrada y chica, aún es difícil visibilizar este tipo de relaciones. 

Por eso quiere que este mundo se expanda y hace unas semanas junto a un amigo comenzó a organizar una fiesta para personas liberales. La idea es que la gente pueda conocer a otros que piensen como ellos. 

“Ya estamos trabajando, queremos hacerla en una quinta o algún lugar privado para alejar curiosos. La idea es que la gente se conozca, charle, no que sea un lugar donde haya sexo, porque el tema es la confianza. Vos tenés que tener confianza con tu pareja y, a la vez, darle la confianza a las otras personas con la que estás o que te quiere conocer. Pasa por el lado de la higiene, que seamos sanos y cuidarnos, porque somos parejas liberales y tenemos que cuidar a otros”. 

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“Todos se enfocan en lo sexual y eso no es el poliamor”

Cynthia del Sol (37), coincide con Fernanda en algún sentido: la clave es cuidarse uno a otro. La consultora integral profesa el poliamor y asegura que en Comodoro aún hay mucho tabú al respecto. “Hay mucho tabú de cierta forma, pero con un montón de cosas que suceden. En la monogamia, por ejemplo, el 80% de las parejas se engañan, entonces para mí los números dicen la verdad y la gente no. Esto quiere decir que la mayor cantidad de las parejas son monógamas, pero no lo cumplen. El tema es que lo que muchos no tienen es el desarrollo emocional, la inteligencia emocional para poder aceptarlo. Y hay muchas cosas que se hacen pero a escondidas”. 

Cynthia del Sol se define poliamorosa, aunque advierte: “Todos se enfocan en lo sexual y eso no es el poliamor”.

En su caso, Cynthia siempre supo que era distinta. A los 18 años tuvo su primera relación y entendió que podía amar a más de una persona a la vez. “Todos se enfocan en lo sexual y eso no es el poliamor. Yo soy poliamorosa. La definición de poliamor significa ‘poli’, muchos, ‘amor’, amar, amar a muchas personas al mismo tiempo. Necesitamos entender qué es amar. Amar no es poseer, amar no es sexual, es ser feliz por la existencia de la otra persona y desearle lo mejor a pesar de que no esté a tu lado. Hay gente que necesita la parte sexual y otra que no, pero cada vínculo puede ser diferente”.

En su caso, Cynthia ha tenido vínculos de los más diversos. Estuvo en pareja con dos hombres a la vez y también con un hombre y una mujer. “He tenido dos casas, dos parejas, dos mascotas y me dividía los días de la semana para estar en una casa o en la otra. En ese caso, los tres éramos conscientes de la situación y si a una persona le pasaba algo la otra persona la ayudaba emocionalmente, financieramente, con lo que necesitara”.

“Estuvimos dos años juntos hasta que cortamos por otras circunstancias, que es lo mismo por lo que corta cualquier pareja, el desgaste, querer diferentes cosas. Pero lo bueno es que en el poliamor no cortás por engaño, por mentira, entonces te libera de esa carga”.

Cynthia admite que en una sociedad como Comodoro, no fue fácil enfrentar este tipo de vínculos. Viene de una familia convencional, con estructuras, y no resultó sencillo aceptar esta idea de amor que se hizo más visible en los últimos años. 

“Fue muy difícil para mi familia aceptarlo, tampoco fue de una. Hubo un tiempo que me alejé un poco porque a uno de ellos le costó aceptarlo, pero su amor fue tan fuerte que dijo ‘hija, yo te acepto y vivo esto con vos porque vos sos feliz’. Me acuerdo que me dijo: ‘yo pensé que había una sola manera de hacer las cosas y hoy me doy cuenta que no es así, y si vos sos feliz, yo también’. Entonces creo que desde lo familiar me ayudó un montón”.

Paradojas del destino, luego de romper muchas estructuras y mandatos familiares, la licenciada en matemáticas y asesora en finanzas y desarrollo personal, se volvió monógama. Hace poco más de años comenzó una relación donde hay terceros y todo roza lo convencional. Lejos de renegar de eso, asegura que pasa por un buen momento, pero admite que “parece mucho más difícil tener una relación monogámica que una poliamorosa”. 

“Nunca estuvimos los tres presentes, pero compartimos una persona en común”

Ariel Deharbe tiene 29 años, es de Paraná, Entre Ríos, y hace 20 años que vive en Comodoro. El joven asegura que no se considera “ni poliamoroso, ni monógamo”, pero a través de las experiencias que tuvo conoció “la posibilidad de vivir el amor libre en el sentido de ser más transparente y más honesto”, y le gustó. 

Ariel no se considera poliamoroso, pero vivió la experiencia de vivir el amor libre de una manera honesta.

“A mí me sirvió mucho porque en mi adolescencia tenía relaciones amorosas pero veía las cosas de forma muy apegada”, cuenta a ADNSUR. “Sufría bastante por una falta de amor propio y con el tiempo vi que no funcionaba y opté por estar más solo y poder tener un desarrollo personal. En ese proceso me crucé con una chica que es poliamorosa. La verdad que no lo entendía, no lo razonaba, pero fue una experiencia muy linda porque me di la oportunidad de poder estar con esa persona mientras estaba casada, todo desde la transparencia, la honestidad”.

Como dice Ariel, era una relación donde las tres personas sabían lo que sucedía, pero nunca estaban juntos en un espacio en común. “Hubo una relación de noviazgo con aspiraciones a formalizarlo un poco más, pero en Argentina no está permitido. La conocí en una reunión. Fue muy extraño porque fue como que enseguida le clavé la mirada y cuando salí se lo dije a unos amigos. No la vi más hasta que la crucé en un aeropuerto. Dije ‘esta es la mía’, pero ella fue muy inteligente en ese momento, de exponerse totalmente, aclarar su situación y empezamos a hablar”. 

Ariel asegura que la mujer lo probó, lo fue tanteando y generando el vínculo hasta que se animó a decirle cuál era su situación. “Me confesó lo que estaba sintiendo en ese momento. Yo no entendía por qué me decía eso si estaba casada, hasta que me dijo que su marido sabía. Eso me sacó de foco totalmente y me animé a experimentar. Era como que ya me había pasado de estar con otras personas y no haberlo disfrutado, entonces, con miedo y un montón de estructuras mentales me permití vivirlo”.

Ariel asegura que “no estaba acostumbrado a vivir un amor tan puro”. Admite que fue difícil al principio para él. No conocía ese tipo de vínculos y fue todo un aprendizaje. 

“En el transcurso de esos años aprendí un montón de cosas, creo que tenía un concepto del amor totalmente distorsionado. No me permitía disfrutar la relación, pero si vos no podés estar tranquilo, en paz, amarte, no va a ser genuino. Por ahí lo vivimos un poco a escondidas. Si nos veías de afuera no sabías qué éramos, pero nosotros lo vivíamos como una relación de noviazgo. Íbamos a cenar afuera, íbamos a reuniones, compartíamos una tarde, hicimos viajes juntos, de vacaciones, todo muy normal, pero todos sabíamos que existía otra persona más. Estuvimos bastante tiempo, pero si bien teníamos objetivos comunes queríamos cumplirlos de forma muy distinta, entonces optamos por cambiar y ser amigos”. 

Ariel asegura que el amor nunca muere, solo cambia, se transforma. En su caso, fue su única relación poliamorosa. Nunca practicó el intercambio de parejas ni ningún otro vínculo, simplemente fue esa experiencia que le permitió conocer otra forma de amar, honesta y sincera.

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