Un trabajo y el nacimiento de segunda hija la llevaron a convertirse en doula, un oficio ancestral que acompaña a mujeres embarazadas
“No todo el mundo sabe lo que es una doula o qué es lo que hace, por ahí incluso hay muchas mujeres que llegan sin tenerlo muy claro”, dice Cleo Digorado y sonríe. La mujer, hace cinco años, se formó como doula y comenzó a practicar este oficio de acompañamiento a mujeres embarazadas: un proceso donde se prepara el cuerpo y la mente para llegar siempre a un parto seguro y respetado.
Cleo sonríe, recuerda diferentes experiencias que vuelven a su memoria. Pasan madres, padres y momentos. También muchas preguntas y siempre un mismo desenlace, el nacimiento. “Lo que más me marca son esos encuentros con cada familia, que son muy íntimos, de transformación. Para mí es mucha honra que me permitan estar presente”, dice con orgullo a ADNSUR al hablar sobre esos momentos que tanto añora.
Cleo Digorado es doula, una de las pocas que hay en actividad en Comodoro Rivadavia. Admite que no todo el mundo sabe de qué se trata su oficio, e incluso ella, cuando fue madre por primera vez, tampoco lo sabía.
“Básicamente la doula es una persona que recupera ese rol de sabiduría ancestral femenina de acompañar a las mujeres en su procesos reproductivos”, dice zambulléndose lentamente en el tema. “Lo que hace es acompañar a las mujeres de una manera integral, ofreciendo información de la fisiología de la gestación, del parto, información sobre los derechos y la ley de Parto Respetado”.
“También usamos recursos físicos”, agrega. “En mi caso es una forma bien integral atendiendo todos los aspectos, no solo los físicos sino también la parte emocional que las familias van atravesando en este proceso, también mucho en relación al trabajo con el cuerpo, porque de alguna forma las doulas forman parte de esa red de profesionales que sostienen y acompañan esa gestación para que sea lo más positiva posible, para que sea una experiencia que pueda disfrutarse al máximo”.
El oficio de las doulas se remonta a la Antigua Grecia. En esos tiempos eran esclavas o sirvientes que ayudaban a la señora de la casa durante el parto. La Red Mundial de Doulas, una organización que engloba a profesionales de todo el mundo, asegura que existen jeroglíficos, frescos y relieves que dejaron registros de esta labor en el antiguo Egipto y otras culturas. Y más cerca de nuestros días, indica un artículo de la BCC, un estudio desarrollado en Guatemala en 1980 y publicado por The New England Journal of Medicine, abrazó el concepto y aseguró que esa labor ayudó a minimizar el número de cesáreas en ese país.
Pero las doulas no son matronas, tampoco parteras. Cleo lo aclara; no pueden realizar un parto y, en caso de participar, siempre deben estar acompañadas por un equipo interdisciplinario que encabece un profesional sanitario apuntando a un parto seguro y respetado.
UN TRABAJO QUE LA AYUDÓ A ENCONTRAR UN OFICIO
En su caso, Cleo se inició como doula en 2019. Se formó en Aurora Madre, una institución educativa encabezada por un ginecobstetra venezolano y su mujer, quienes desde 2017 están en Argentina.
Un trabajo en la universidad y el nacimiento de su segunda hija, de alguna forma la llevaron a zambullirse en este mundo de acompañamiento. “Empecé por ese lado. Yo comencé a estudiar Comunicación Social embarazada, tenía 19 años. Era el año 2009 y era un mundo diferente, con información más limitada. Arranqué para el lado del periodismo y en ese ínterin nació mi hija. En ese momento yo no sabía nada de nada, ni de la ley de parto, ni la doula, ni ningún tipo de información. Y después del nacimiento seguí con mi carrera, maternando, laburando, hasta en 2012-2013, cursando Comunicación Audiovisual hice un corto documental y elegí el tema del parto respetado”.
Cleo admite que su idea era hacer hincapié en la ley, pero desconocía hacia dónde podía llevarla ese trabajo. Comenzó a investigar, tuvo acceso a la información y de alguna forma identificó que en su primer nacimiento había sufrido violencia obstétrica.
“Fue como zambullirse en un océano. No solo conocí la violencia obstétrica como problemática, que hoy en día está tipificada dentro de la ley de protección integral, sino también el rol de la doula y saber que existe la posibilidad de planificar un parto en el domicilio, diferentes formas de parir y nacer, que todas son válidas y cada mujer va a elegir y tener una experiencia distinta. Que no es un capricho sino una construcción que busca que, tanto la mamá como la bebé, estén bien”.
Ese trabajo fue un baño de conocimiento para la protagonista de esta historia y todo cambió cuando supo de la llegada de su segunda hija. “Cuando quedé embarazada de Sofi fue como que todo comenzó a encauzarse. Con la información que tenía, fui a otra búsqueda, otro tipo de nacimiento y nos pusimos en contacto con nuestra partera, todo un proceso bien profundo, intenso e informativo”.
Cleo asegura que esa vez fue construyendo su embarazo desde otros lugares, trabajando la parte emocional e intelectual, y despertó en ella un deseo que nunca había imaginado: el acompañar a otras mujeres en sus embarazos.
Con orgullo cuenta que ese es su trabajo, pero también difundir y dar a conocer el rol de las doulas: un oficio que hace dos años hizo ruido en Argentina cuando la conductora y modelo Paula Chavez, contó que se había recibido de doula.
Respecto a su trabajo, asegura que “todas las experiencias son muy significativas”.
“Esto siempre tiene algo que tiene en el orden de lo mágico. Principalmente acompaño durante la gestación siendo un sostén emocional y trabajando mucho la conexión corporal desde el yoga, la danza y la meditación. Es un complemento de la obstetricia moderna y la partería tradicional brindando recursos más a nivel de dolor, trabajando con el rebozo y más a nivel energético para que la mujer pueda estar tranquila, confiada, viviendo su propio proceso independientemente de cómo finalice, porque muchas veces la mujer llega con ganas de tener un parto natural y termina teniendo una cesárea, entonces la idea es que esa experiencia pueda ser vivida de la mejor manera posible”.
La idea de este tipo de acompañamientos es poder vivir el embarazo de la forma más natural posible, llegando a un parto natural donde no sea necesario realizar una cesárea o, incluso, en algunos casos eligiendo que el nacimiento se realice en un domicilio.
En este sentido, Cleo aclara que en Comodoro no es posible realizar un parto en domicilio porque “no hay equipos que acompañen para tener un parto planificado”.
“Esa es la forma de construir un parto en domicilio de manera segura y responsable, con una persona o un equipo de personas que estén capacitados para atenderlo. Entonces, lo que se hace es principalmente acompañamiento. Todos los controles los hacés en instituciones y se apunta a que sea un parto natural. Obviamente que dentro de esa construcción tiene que estar la posibilidad de un plan B o C en caso que haya algún tipo de urgencia, pero siempre los nacimientos en instituciones”.
A contrapartida de lo que cuenta Cleo, hay mujeres y familias que eligen parir en domicilios, y en ese caso deben viajar a otra ciudad para poder contar con un equipo médico que acompañe esa práctica, porque como dice “todo es posible siempre cuando esté planificado y no haya ninguna complicación previa”.
Como doula, a Cleo le ha tocado vivir diferentes experiencias, desde padres primerizos con mucho miedo hasta el acompañamiento a una mujer en su parto en una institución.
“Fue la primera vez que estuve del otro lado y fue una experiencia tremenda”, recuerda con emoción. “Fue muy lindo por un lado, por todo lo que se dio en el vínculo con esa mujer, y el hecho de acompañarla y poder sostenerla. Después fue raro, porque ves todo lo que sucede dentro de una institución, los tratos, la violencia, en algunos casos, pero fue fuerte acompañar a esa mujer en un proceso de transformación”.
Cleo sabe que este recién es el inicio de su camino como doula, un oficio que aún no es muy conocido en la comunidad, pero asegura que está lista para trabajar y buscar profundizar el conocimiento sobre este acompañamiento.
“Esto es lo que me gusta. Voy a continuar acompañando este proceso de transformación en el nacimiento. Pero a futuro me gustaría que se dé ese trabajo interdisciplinario, fuera o dentro de una institución, en el que cada una de las personas que estemos asistiendo a una mujer lo haga desde una profunda sensibilidad, un profundo respeto por ese proceso y que las intervenciones solo se den cuando sean necesarias. Creo que queda un trabajo hacia adelante importante, pero creo que es como mi lugar el trabajar para que ese cambio sea posible, porque como dice Michel Odent ‘para cambiar el mundo hay que cambiar la forma de nacer’”.