El día que la Selección juvenil de Mumo Peralta, Aimar y Pekerman la rompió en Comodoro
La Selección Argentina Sub 17 volverá a jugar hoy en Comodoro luego de 27 años. El rival será otra vez la Selección de Chile. El partido se jugará en el Estadio Municipal a partir de las 15:00 hs con entrada gratuita, y se espera que asistan más de 7000 personas. En esta crónica, recordamos aquel amistoso de 1995, cuando el combinado argentino venció al equipo trasandino por 5 a 1 con "Mumo" Peralta como titular y figura, y el estadio tuvo un lleno total, con una recaudación de 45 mil dólares y la presencia de Javier Castrilli, el sheriff.
Quien iba a pensar alguna vez que un hijo de Comodoro Rivadavia iba a jugar con la Selección Nacional en su casa, dando una verdadera demostración de fútbol. No fue un cuento de Sacheri ni del Negro Fontanarosa; hace 27 años en Comodoro Rivadavia el sueño del pibe se cumplió para Sixto “Mumo” Peralta.
El enganche comodorense, que todavía era jugador de la CAI, tuvo el privilegio y el honor de defender la camiseta celeste y blanca en un amistoso que la Selección Argentina Sub 17 disputó en la ciudad. El rival fue Chile y el combinado de José Pekerman dio una verdadera clase de fútbol, sellando el resultado 5 a 1 a su favor.
Pasaron más de 27 años de aquel partido y esta tarde la Selección Argentina Sub 17 volverá a jugar en Comodoro Rivadavia. Otra vez el rival será Chile, y nuevamente Peralta será protagonista; esta vez desde afuera, ya que fue el impulsor de esta iniciativa y quien puso a disposición sus contactos para que Comodoro otra vez vuelva a disfrutar de un amistoso internacional.
El partido comenzará a las 15:00 hs y será transmitido en vivo por ADNSUR y Pasta de Campeón; una jornada histórica que quedará en la retina de muchos, tal como sucedió hace 27 años con un partido que aún hoy muchos recuerdan.
EL INICIO DE UNA ÉPOCA
El encuentro en cuestión se disputó el 23 de febrero de 1995, 11 días después del derrumbe del cerro Chenque, un episodio que puso a Comodoro en el plano nacional.
La Selección Sub 17 era dirigida por José Pekerman, el entrenador que tejió un lazo entre la sociedad y las selecciones juveniles, y quien a partir de su capacidad de liderazgo llegó a dirigir la Selección Mayor, en el primer mundial de Lionel Messi, allá por 2006.
Pekerman en ese entonces estaba acompañado por Hugo Tocalli (ayudante de campo) y Eduardo Urtazur (preparador físico), además de Ricardo Denari (médico), Manolo Carvallo (utilero), Raúl Lamas (Kinesiólogo), y un plantel con nombres que ya empezaban a hacer ruido en el fútbol argentino.
Es que en esa Selección juvenil jugaba Pablo Aimar, un muchacho de Río Cuarto que era promesa en River Plate, pero también estaba Roberto Trotta, un defensor que daba que hablar en Vélez Sarsfield; y Daniel Islas, el arquero y hermano de Luis, aquel guardameta que fue campeón del Mundo en 1986 y titular en 1994, relegando a Sergio Goicochea.
Pero esas no eran las únicas figuras. En ese equipo que llegó a Comodoro, varios jugadores dejaron su huella en el fútbol grande, tal es el caso de César La Paglia, volante del Boca Juniors de Bianchi; Daniel Montenegro, el mediocampista que la rompió en Huracán e Independiente y Aldo Pedro Duscher, el otro chubutense que años más tarde la rompió en el fútbol español y que se hizo conocido en el mundo por haber lesionado a David Beckham previo al Mundial.
Pero para los comodorenses la gran figura de ese equipo era Sixto “Mumo” Peralta, el volante que dibujaba gambetas con los colores de la CAI; aquel club recientemente creado que pocos años más tarde iba a llegar a la B Nacional.
Por esos días Mumo ya sonaba en varios equipos de Argentina. Se hablaba de Boca y también de Huracán, y finalmente, tres días antes del partido en Comodoro, firmó con el Globo porteño, aunque por entonces el pase no había trascendido.
La llegada de la Selección fue una fiesta en la ciudad y para que nadie falte al gran evento se decidió ampliar la capacidad de la popular de 2500 a 5000 lugares.
En los días previos se vendieron todas las plateas y las populares, ya que a diferencia de esta oportunidad, en ese entonces las entradas no fueron gratuitas. Los diarios de la época, Crónica y Patagónico, recuerdan en sus páginas que el valor de la popular era 10 pesos. Mientras que la plantea alcanzaba los 15, y jubilados, niños y pensionados debían pagar 5 pesos.
Era la época del 1 a 1. Por eso la recaudación final se contabilizó en dólares: 45 mil pesos de la moneda estadounidense, un monto interesante para un periodo en que una camioneta podía costar 15 mil pesos.
EL BAILE DE LA GAMBETA
Por aquellos días ambas selecciones se preparaban para jugar el Sudamericano, certamen que fue pospuesto por el conflicto entre Perú y Ecuador. El ganador del torneo clasificaba al Mundial y ese era el objetivo final.
Chile llegaba con una base de partidos, mientras que Argentina recién iniciaba el proceso y apenas había jugado dos partidos amistosos: uno con Paraguay que fue victoria del equipo de Pekerman y otro con Chile, donde el conjunto albiceleste se impuso 3 a 2 en el Estadio Santa Laura de Santiago, con goles de César La Paglia, Fernando Gatti y Bruno Calabria.
El equipo chileno era dirigido por Vladimir Bigorra y formó con Jorge Garate en el arco; Cristian Reynero, Mauricio González, Luis y José Maldonado en defensa. Manuel Marroquín, Juan Moraga, Ramón Tapia y Mauricio Villanueva en el mediocampo; y Pablo Contreras y Jorge Guzmán en la delantera.
Argentina en tanto, formó con Daniel Islas; Alfredo Torres, Trota, Pablo López y Sebastían Martino; Aldo Pedro Duscher, Leonardo Ávila, César La Paglia, Pablo Aimar; Gastón Leva y "Mumo" Peralta, con la camiseta número 9.
El partido contó con el arbitraje de Javier Castrilli, quien estuvo acompañado por Ricardo O’Neille y Gerardo Bertone. El sheriff venía de dirigir River - Independiente por la Copa Libertadores, y evitó hablar con la prensa para no entrar en polémicas. Es que por ese entonces ya era cuestionado por su severidad al momento de arbitrar.
El día del partido, el estadio estaba repleto, solo comparable con aquel día de 1980 cuando la Selección Argentina de Maradona vino a Comodoro a jugar un amistoso con un combinado local.
El calor de febrero permitió vivir una hermosa jornada. Previo al encuentro hubo una competencia atlética en el marco del aniversario de la ciudad y luego la pelota comenzó a rodar. “Argentina goleó, ganó y gustó”, título diario Crónica. “La Selección Sub17 apabulló a la chilena”, dijo El Patagónico. Ambos coincidieron en que Peralta fue figura y profeta en su tierra.
Las crónicas periodísticas de la época cuentan que a los 16 minutos, Sebastián Martino abrió el marcador de cabeza para la selección argentina, luego de un tiro de esquina de La Paglia.
Dos minutos después Pablo Aimar amplió la ventaja, pero según narran las crónicas, el payaso poco y nada se acordaba del tanto, por un pelotazo que recibió previo a esa jugada
Chile tuvo la oportunidad de encontrar el descuento antes que termine la primera etapa, cuando a los 31 minutos Castrilli sancionó penal para el seleccionado trasandino. Sin embargó, ahí estaba Islas que desvió el disparo de Juan Moraga y llevó tranquilidad al banco argentino.
La Selección de Pekerman se fue a los vestuarios con el resultado a su favor, y en la segunda etapa llegó lo mejor.
Iban seis minutos de juego cuando Gastón Leva marcó el 3 a 0 luego de una perfecta asistencia de Peralta. Tres minutos después llegó el descuento de Chile, a través de Jorge Guzmán, tras una buena combinación con Mauricio Villanueva.
Argentina por ese entonces ya jugaba con un hombre más por la expulsión de José Maldonado a los 36 minutos del primer tiempo. Más tarde también se iba a ir de la cancha Marcelo Rojas.
Chile intentó remontar el partido, pero el travesaño dijo que no y luego fue todo de Argentina. Es que lo mejor de la tarde estaba por venir para los comodorenses.
A los 35 minutos Mumo Peralta tomó la pelota cerca del área chica, gambeteó dos rivales y definió de zurda al palo más lejano del arquero. Unos minutos después, La Paglia sentenció el resultado de penal.
Cuenta la historia que el público pedía que sea Mumo el ejecutante desde los 12 pasos. Todo un estadio pedía por su hijo pródigo. Sin embargo, y pese a la voluntad de La Paglia, Peralta dijo que no y cedió el tiro desde el punto penal.
Lo cierto es que más allá de todo, él ya había sido figura. No solo asistió a su compañero en el segundo tanto, sino que también hizo un gol, estrelló un tiro en el travesaño y hasta se animó a tirar un caño.
Mumo tenía solo 15 años, pero sin duda esa fue la consagración ante su gente, aquellos que lo habían visto pintar gambetas en canchas de tierra y ante jugadores más grandes, y que soñaban verlo brillar con la celeste y blanca, tal como hizo durante todo su proceso de juveniles.
Para Comodoro, en tanto, significó el mejor regalo de cumpleaños, en una tarde soñada, donde todo salió a la perfección. A nadie le importaron las demoras en el tránsito ni todo lo que tuvo que esperar para poder entrar al estadio.
Es que como dijo Pekerman durante el juego “prevaleció el estado físico” de los jugadores y “el toque que hubo en buenos pasajes del partido”. Así, se vivió una verdadera fiesta, tal como se espera que suceda hoy en Kilómetro 3, donde esta vez Peralta estará en la tribuna, siendo espectador de otra gran fiesta en la fue protagonista.
Fotos y Datos: diarios Crónica y Patagónico.