Nos comimos el cuento de que Argentina venía a pasear a Qatar
La sorpresa fue mundial: Argentina cayó en su debut ante Arabia Saudita y los fantasmas de frustraciones pasadas reaparecieron. Si bien el conjunto dirigido por Scaloni empezó ganando tras el penal ejecutado por Messi, ocho minutos bastaron para que los árabes dieran vuelta el resultado y dejasen a la albiceleste sin respuestas.
A pesar de que la pelota haya empezado a rodar en Qatar recién el domingo, la maceración de la Copa del Mundo comenzó hace ya un tiempo. La victoria en el Maracaná por la Copa América nubló la vista de extraños -y tal vez también de propios- dando por hecho que Argentina terminaría líder de su grupo con los nueve puntos. Sorpresa, a los partidos hay que jugarlos y ningún golpe es más fiel a la realidad que los que da el mundial. Sin nada que perder, los dirigidos por el francés Hervé Renard no tuvieron vergüenza en la osadía de jugarnos de igual a igual y tuvieron recompensa: ganaron en el partido con sólidos argumentos en el campo de juego.
“Estamos para luchar contra los pronósticos”
Ayer ya había sido premonitorio, tras su experiencia con Marruecos en Rusia 2018, Renard encara su segundo mundial con una ventaja, Arabia Saudita no tiene nada que perder. Atrevidos y sumamente ordenados, el equipo árabe, compuesto en su totalidad por jugadores de la liga local, le impuso condiciones a Messi, Di María y el resto de las estrellas argentinas: se jugó a lo que ellos quisieron.
Abroquelados, un bloque cortísimo -de no más de 30 metros- esperó la salida en la mitad de la cancha regalándole la posibilidad a Argentina de ir a buscar el espacio entre los defensores y el rápido arquero Al Owais. Lejos de lo mostrado en los últimos tres años, los de Scaloni salieron a jugar con un 4231: Paredes y De Paul en el eje; Papu y Di María casi de extremos; Messi libre y Lautaro por delante en soledad.
En lo que al juego respecta, Argentina tuvo una serie de problemas: en primer lugar, debido a la superpoblación árabe en el centro del campo de juego, fue obligado a lateralizar. Los buenos juegan por adentro, reza un dicho que es tan viejo como este deporte, pues bien, los buenos hoy no pudieron hacer pie, la mayoría de las veces que Messi tocó el esférico fue retrasándose o asociándose lejos del carril central. Por otra parte, desde lo físico no hubo respuesta, los niveles en general, pero principalmente de Messi y de Romero -flojo en el primer gol-, fueron bajos. Más allá del penal que abrió el partido, la llave del gol la tuvo siempre el equipo de Renard, que esperó el error argentino. Tras la pérdida del 10 en el comienzo del segundo tiempo -y la floja respuesta de la zaga central a la hora de achicar y más tarde de cortar-, el error llegó y bien lo aprovechó.
Todo lo que vino después se reduce a la imagen de Arabia Saudita sentándose a tirar la caña: Argentina hizo todo el trabajo, la presión jugó su partido en las cabezas sudamericanas y sucedió lo peor, el tiro de Al Dawsari entró en el ángulo y el encuentro terminó sin que Scaloni pudiese construir una respuesta. Una historia repetida en medio oriente, los árabes encontraron petróleo, lo guardaron bajo siete llaves y se llevaron los puntos a casa.
Argentina no tuvo respuestas individuales ni colectivas ante la adversidad, perdió bien. Y vale resaltarlo: más allá de las explicaciones tácticas y del buen rendimiento árabe a nivel colectivo, el partido lo perdió el conjunto albiceleste. La jerarquía sola de nuestras estrellas -fatigadas, obnubiladas por el debut o simplemente distraídas- debe alcanzar para ganar el partido de hoy.
“Que la gente confíe, este grupo no los va a dejar tirados”
Donde hay crisis, también hay una oportunidad. Argentina, que perdió su largo invicto de 35 partidos, no caía en su debut mundialista desde Italia 90, cuando el equipo de Diego fue sorprendido por Camerún. En aquella oportunidad, haber empezado con el pie izquierdo no le impidió llegar a la final. La derrota ya está consumada, toca mirar hacia adelante y trabajar. Tal vez sirva para darle un baño de humildad y realidad, no solo al plantel, sino a los medios y a los hinchas respecto de lo que significa jugar una Copa del Mundo. Nos comimos el cuento de que Argentina venía pasear a Qatar y no es así.
Messi y Scaloni, los líderes de este grupo, ya tenían esto claro, repitiendo hasta el cansancio que esta competición es difícil y quedarse con el título es posibilidad remota. Ellos hoy tienen el gran desafío de encarrilar el sueño de los 47 millones de argentinos: salir campeón del mundo.