De Comodoro a Montreal, Canadá. Sebastián Aguirre sueña despierto, el próximo 3 de marzo el boxeador rosarino radicado en Comodoro Rivadavia enfrentará a Steve “el Dragón “Claggett. Será su primera pelea internacional como profesional, aquella que tanto soñó y que puede ser un giro en su vida. Él lo sabe, por eso esta vez es mucho más que una pelea. “Sé que estoy para grandes cosas en esto del boxeo. Sé que puede ser un antes y un después. Él es muy conocido”, dijo a PDC en el ciclo de entrevistas apenas se supo la conocía, pero vamos al principio.

LOS INICIOS

Sebastián se crió en Rosario y es el segundo de tres hermanos. Pudo llevar una infancia feliz con sus padres y junto a sus amigos y familia. Cuando fue creciendo también le tocó conocer otra realidad en una de las ciudades más importantes de Santa Fe, aquella que llena contenido de noticieros nacionales asiduamente a causa del flagelo de las drogas y el narcotráfico.  

Seba y su familia escaparon a ese destino y desembarcaron en Comodoro, donde formó su propia familia, nació su hija y cosechó amigos y otros amores: Newbery y Stella Maris.

Pero nunca se olvidó de sus orígenes, aquellas tierras leprosas donde alguna vez jugó Maradona, donde fue feliz, pero también conoció lo más feo de la vida. “No me quejo, tuve una infancia muy linda, pero no fue todo felicidad, también perdí varios familiares por asesinatos, robos, peleas callejeras o por quedar en medio de balaceras. Me crie en una villa en Rosario y vi todo eso a temprana edad. Si bien el barrio era lindo, los pibes iban creciendo e iban agarrando la calle y las drogas. Con mi hermano mayor y mis primos salíamos a juntar cartón, botellas de vidrio, cobre, de todo y lo vendíamos para tener lo nuestro. Jugábamos en el potrero por la Coca Cola y terminábamos a las piñas” - recuerda hoy sabiendo que eran cosas de chico - “La verdad es que nunca nos faltó comida gracias a mis padres, pero si pasamos necesidades, entonces desde niño ya pensaba en ser campeón del mundo y sacar mi familia adelante”, confiesa el hincha de Newells Old Boys y de Newbery en Comodoro.

Seba admite que de chico ya le gustaba medirse a “piñas” y una vez el abuelo lo vio en la calle peleando y le dijo a su padre que lo lleve a boxeo. Fue el comienzo de un amor pasional que no caduca. 

“Entré por primera vez a un gimnasio a los 7 u 8 años. Apenas me vio el entrenador me dijo que tenía todas las condiciones para ser un grande del boxeo y eso me motivó a seguir. Mi papá me dijo tantas veces que era el mejor en lo que hacía, hasta que me lo creí y sigo soñando en ser campeón del Mundo. Influyó mucho mi papá en todo”, dice con orgullo.

Tenía 11 años cuando su familia decidió mudarse al sur de la Patagonia. Su padre divisó en lo que se estaba transformando la ciudad y no quería seguir ese futuro para los suyos. “Había mucha violencia y mucha droga. Conseguir droga allá es como ir a comprar al kiosco. Mi papá ya conocía Comodoro y vio un buen futuro para nosotros. No se equivocó, ya que mis hermanos son excelentes mecánicos y tienen su taller y yo boxeo profesionalmente”, agradece a la distancia. 

Cuando arribaron a la capital del viento, los Aguirre se instalaron en La Loma, al lado del mítico bar “Nido de Gaucho”. Por ser nuevo, tuvo que adaptarse a muchas cosas a las que no estaba acostumbrado y hacerse respetar. “En la escuela al principio siempre me querían probar, pero después comencé a tener amistades. El viento, las subidas y bajadas de las calles era algo nuevo y  me mataba el frío”.

Como todo chico inquieto, el “Leproso” practicaba fútbol y boxeo a la vez, pero a la hora de elegir persiguió su sueño de niño, ese que sigue intacto y por el que se sacrifica diariamente. 

Entrené en el Gimnasio Municipal N° 1 un par de años. Luego me fui con el Morito Fernández al club La Fábrica tres años y después anduve por todos lados” - dice entre risas - “Eso me hizo ganar mucha experiencia, conocer diferentes métodos de entrenamiento,  sparrings y demás cosas”.

Esa pasión por el deporte llevó a Seba a vivir experiencias inolvidables que lleva marcada en su piel por el resto de su vida. Probó el sabor de la victoria más linda y el de la dolorosa derrota.  

“Mi etapa amateur fue muy linda, llena de viajes tanto en los juegos Evita como dos viajes que hice a Cuba con el Club de boxeo La Fábrica. Fue muy lindo compartir podio en Cuba con boxeadores de alto nivel, ganar la medalla de bronce fue algo único. Me dejó mucho aprendizaje y experiencia” - admitió - “pero también entendí que perdiendo a veces se aprende más que ganando. De las derrotas siempre volví más fuerte y con más hambre. También con más experiencia, mayor información y corrigiendo errores”.

En su trayectoria como boxeador Sebastián cuenta además con el merito de haberse quedado con el premio FIRPO al mejor knockout del año 2018 por su pelea ante Martín Coggi. Este reconocimiento lo entrega la Unión de Periodistas de Boxeo de la República Argentina (UPERBOX).

“Fue la victoria que más goce” - afirma sin dudar - “Aparte de que fue un tremendo nocaut y conquisté el título Latino OMB,  disfruté como nunca ese viaje con mi papá que ya no está físicamente. Ver su cara llena de alegría y ese abrazo que nos dimos, fue algo que nunca voy a olvidar. Sé que él estaba orgulloso de mí, porque fueron años y años de sacrificio. Siempre a mi lado, acompañándome en todo y en todas”, dice con orgullo y nostalgia. 

Seba se prepara para su próxima pelea sabiendo que es su gran oportunidad.

CAMBIAR EL DESTINO

Hoy Aguirre se sabe un boxeador maduro, con la edad justa para comenzar a tener grandes peleas y aspirar a estar en las grandes carteleras en Estados Unidos. “Estoy fogueado y soy un boxeador sano. Jamás me han derribado y nunca tuve una lesión grave. Me siento entero y con mucha hambre de gloria. Sé que estoy para grandes cosas en esto del boxeo. Me gustaría hacer algunas peleas este año, y en el medio volver a Comodoro a disfrutar de mi hija que la extraño mucho. Voy a  ir paso a paso.”, remarcó.

Seba está con la mente puesta en la pelea del 3 de marzo en Canadá frente a Steve Claggett. Entrena en Valentín Alsina junto al “Colo” Fernández y en el “Star Gym” de Gerli con el profe Rodrigo Tononi, la parte física. Si  bien le quedan varios años de carrera, el nacido en Rosario también vislumbra un futuro relacionado al boxeo. 

“Me falta mucho camino por recorrer todavía. Soy uno más en busca  de salir adelante, de poder lograr mis sueños de campeón y ayudar a los demás. Quizás algún día me gustaría ser entrenador y sacar a los pibes de la calle, de las adicciones, pero falta mucho para eso. No quiero ser ejemplo de nadie, como dijo el Diego, pero si lo soy o lo llego a ser, bienvenido sea”, confesó.

La charla va llegando a su final y fiel a su estilo Seba no se olvida de los suyos. “mi familia, mi hija, mi sobrinito Gonza Aguirre, a mis sobrinitas, y toda la gente de Comodoro y del sur argentino. Los aprecio mucho. Gracias por los mensajes y comentarios positivos. Otra vez como siempre vamos a estar representando al sur y en esta ocasión a la celeste y blanca”, su sueño, aquel que tanto buscó y hoy después de la pandemia se le cumplirá.

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