El escándalo de la criptomoneda ‘Libra’, que involucra al presidente Javier Milei, continúa provocando impactos en el plano político y económico, pero la complejidad del tema demanda recurrir a especialistas para entender la magnitud del problema y sus posibles implicancias. ADNSUR dialogó con Rodrigo Castro, CEO en la empresa Block Builders dedicada al desarrollo de soluciones de software basadas en blockchain. 

Colaborador habitual del Observatorio de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas, de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), Castro es de Comodoro Rivadavia y si bien hoy reside en Buenos Aires por su actividad profesional, mantiene permanente vínculo con la ciudad. Conocedor del tema cripto, se prestó al diálogo para tratar de explicar un tema que a muchos oídos resuena todavía muy extraño.

Una de esas complejidades se basa en que, si bien el concepto de criptomoneda ya empieza a ser más generalizado, lo que marcó al caso “Libra” es que se trató en realidad de un ‘meme coin’, diferenciado de una cripto en sí. ¿Cuál es la diferencia?

Un ‘meme coin’ es, en esencia, un token que carece de valor intrínseco, más allá de la especulación. Algunos los llaman ‘tokens inútiles’ -explicó-. Su valor se basa en la popularidad de un meme, que de por sí no tiene un valor real. En cambio, una criptomoneda con respaldo basa su valor en su utilidad, o en representar un activo real, como un crédito, una participación en una empresa o un proyecto. Entonces, ahí podemos diferenciar entre un token de utilidad, o ‘security’, que es lo más parecido a un bono emitido por una empresa o por un Estado”.

La mirada de un especialista local sobre la cripto ‘Libra’: “Es sorprendente que Milei haya promocionado Libra sin ninguna empresa ni regulación detrás.”
Forbes

En el caso Libra, por ejemplo, se promocionó inicialmente como si se tratara de un proyecto para financiar a pymes del país, lo que sumado al apoyo del presidente Javier Milei, daba un marco de ‘credibilidad’ al proyecto, pese a no contar con un respaldo financiero real detrás. Así lo explicó Castro:

“Inicialmente, sonaba similar a un token de seguridad o una acción de una empresa. Lo sorprendente es que el presidente lo haya promocionado sin que existiera una empresa real detrás, ni regulación alguna. Las empresas que emiten tokens suelen estar reguladas por la Comisión Nacional de Valores (CNV) u organismos similares. En este caso, no había nada de eso.

¿Qué es un ‘token’?

“Imaginen una burbuja a la que se le puede agregar información, que se puede actualizar -dijo Castro-. La particularidad es que esa información queda grabada de forma inmutable, no puede desaparecer, porque se guarda en muchas computadoras que actualizan la información periódicamente. La frecuencia de actualización depende del protocolo de cada token. Puede ser cada 10 minutos, como en el caso de Bitcoin”.

Llegado a ese punto, se le consultó al experto qué es lo que da el valor a Bitcoin, comparándolo con empresas petroleras o alimentarias, que tienen un respaldo de producción detrás:

La mirada de un especialista local sobre la cripto ‘Libra’: “Es sorprendente que Milei haya promocionado Libra sin ninguna empresa ni regulación detrás.”
Coworkingfy

“El gran tema de todo esto es que muchas veces creemos que hay un valor real detrás de ciertos activos, cuando en realidad no lo hay. ¿Qué hay detrás de un peso argentino, o de un dólar, salvo la Reserva Federal? No hay nada. En el caso de Bitcoin, lo que genera valor es la confianza de las personas. El problema con ‘Libra’ es que generó la ilusión de que había algo detrás, cuando en realidad era un token inútil, promocionado por el mismísimo presidente.  Lo que hizo subir el valor desde 22 centavos a 5 dólares fue la confianza de las personas, que se generó porque un presidente de una nación salió a promocionar un token que no tenía ninguna utilidad”.

De todos modos, Castro advirtió que “la gran mayoría de las personas que invierten en criptomonedas lo hacen con un incentivo meramente especulativo: pretenden ganar dinero. Lo mismo pasa con las acciones bursátiles. Lo que sucede es que en estos mercados es que hay mucha volatilidad. En el caso de ‘Libra’, quienes invirtieron eran personas con conocimientos técnicos, conscientes de los riesgos. No era un proyecto accesible para cualquiera”.

En ese plano, aclaró que el activo digital no se vendía en cualquier plataforma. Además, precisó, “se necesitaba obtener una criptomoneda llamada Solana, como moneda de cambio, para luego transferirla a una billetera descentralizada. No cualquier persona podía meterse en este proyecto, con lo que no pretendo quitar responsabilidad a un presidente que promocionó un proyecto que no tenía ni pie ni cabeza, con un sitio web que se creó en el mismo día del lanzamiento, con un formulario de Google y un correo de contacto configurado en Gmail. No tenía sentido”.

Para Castro, hay también una responsabilidad de quienes incurrieron en la maniobra. “No se metió una señora de 70 años con sus ahorros, es gente que está en el mundo de las criptomonedas y cuando vas a decidir algo así, lo primero que hacés es observar el sitio web. Lo primero que te das cuenta es que esto era meramente especulativo”.

¿Puede haber inversiones de Chubut y Comodoro?

Castro consideró que “seguramente” hay inversores argentinos que cayeron en la maniobra, pero es difícil determinar los orígenes. Sobre ese punto, explicó que “en blockchain, todas las transacciones son públicas, aunque las billeteras son anónimas. No se sabe de dónde son las personas que hicieron la transferencia. Sí se sabe que hubo direcciones que ingresaron a los cero segundos de iniciado el proyecto, lo que sugiere información privilegiada. Algunos ingresaron 500.000 dólares y salieron con 5.000.000 de dólares. Así hubo muchos casos”.

Sin embargo, los orígenes regionales son difíciles de establecer, ya que las transacciones se realizan entre números similares a los de un CBU bancario. “Para este tipo de proyecto se necesita una wallet o billetera descentralizada, que es difícil de comprobar, con medios tradicionales, la pertenencia de esa billetera. Lo que sí se puede demostrar es cuánto dinero se ingresó y con cuánto se salió”.

En ese marco, explicó que técnicamente sería posible determinar cuánto perdieron los afectados, si es que hubiera una intención de devolución de los responsables. “El problema es que, en estos casos, los fundadores suelen quedarse con una parte de los tokens para el mantenimiento del proyecto, y el resto se pone en ‘pooles’ de liquidez. Ellos mantuvieron el 87% y vendieron parte de su tenencia, entonces no fue, claramente, un proceso transparente ni se hizo con ánimo de generar liquidez, sino todo lo contrario”.
El mundo que viene confluye hacia el blockchain, “una forma de intercambio transparente y auditable”

Con respecto a la inserción de las criptomonedas como método de inversión, Castro diferenció distintos públicos. “Están los jóvenes, los millennials y la generación Z, que están muy metidos en el mundo de las criptomonedas. Incluso, hay comunidades que utilizan stablecoins (criptomonedas cuyo valor está atado al dólar) para realizar pagos. Pero yo haría una distinción entre la criptomoneda en sí y la tecnología que la sustenta o le da vida: la blockchain”.

En ese marco, explicó “la blockchain está transformando los sistemas por debajo. En un mediano plazo, los sistemas tenderán a blockchain porque genera transacciones transparentes y auditables. La visión de quienes estamos en este mundo es que los sistemas, sobre todo los públicos, sean transparentes y completamente auditables y confiables. Esto forma parte de la revolución industrial 4.0 que estamos viviendo, con la internet de las cosas y la inteligencia artificial. Es un cambio completamente disruptivo. En el mediano o corto plazo, todo confluye hacia esto”.

Finalmente, insistió en diferenciar proyectos con respaldo, en lo que se puede partir de una criptomoneda generada para pagar determinadas transacciones en base a una finalidad productiva, de las meramente especulativas. 

“Es como si creáramos una empresa y emitimos 10.000 acciones, de las que vendemos 8.000. Ese dinero lo podés usar para irte de vacaciones, o generar un gran negocio que beneficie a todos -diferenció-. El meme coin no tiene ningún valor, no se usa para nada. El que lo adquiere especula con que el precio al que compró va a subir y después podrá venderlo a un precio más alto, generando una ganancia.  Cuando hay un valor de uso, se pueden utilizar para representar un activo real de la economía, como puede ser un metro cuadrado de un edificio, una onza de oro, o un barril de petróleo. Un activo real, que se torna fácilmente transmisible y genera mercados completamente transparentes”, concluyó.

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