Los cambios que vienen en la cuenca San Jorge: en Chubut se habla de bajar costos y en Santa Cruz YPF acelera su salida para enero
Marín se cansó de la indefinición de Vidal y fue terminante: “Nos vamos, no tenemos por qué hacer un 'Plan Trabajar' para Santa Cruz”. El gremio declaró la guerra. La cuenca San Jorge se encuentra ante una seria bifurcación, con el 2025 asomando con la certeza de recortes de costos para frenar la caída productiva.
Hay una certeza que se comenta por lo bajo en sectores vinculados a la actividad petrolera en la cuenca San Jorge. Independientemente de la expectativa renovada en Chubut por el traspaso a manos de Pecom, que desembolsó casi 115 millones de dólares para quedarse con las áreas que le traspasó YPF, el dato se repite como un mantra: "el año que viene, hay que bajar los costos en un 30%".
Precisamente, las proyecciones optimistas que se trazan respecto de la llegada de Pecom y el cambio de impronta para las áreas Escalante-Trébol no están exentas de esa condición, es decir la de optimizar costos para hacer viable la actividad.
Quienes analizan desde el punto de vista técnico le suman complejidad al desafío, al advertir que la reducción de costos no va a garantizar, por sí sola, un inmediato aumento en la curva de producción.
“Hubo una parada salvaje de pozos para bajar costos en estos meses, pero no sólo no se redujeron, sino que se afectó fuertemente la producción, entonces ahora hay que recuperar esa caída, que no es de un día para otro”, precisó una fuente con conocimiento en reservorios y amplia trayectoria en la cuenca.
En palabras de otro referente del sector, Conrado Bonfiglioli, gerente de la regional Sur del IAPG, el año próximo será de transición y el balance podrá ser favorable, siempre que se acepten determinadas condiciones:
“Soy optimista, aunque en el petróleo nada es inmediato -dijo, al trazar una proyección sobre los cambios en marcha-. El 2025 va a ser un año de transición, para que los jugadores de esto, que son los Estados, empresas y gremios, lleguen a acuerdos generales que nos permitan ver un nuevo horizonte de la cuenca. Debemos aceptar que no es la misma de 15 ó 20 años atrás; si todos entienden que es otro el papel que vamos a jugar, viendo las oportunidades en lugar de quedarnos viendo con asombro lo que pasa en Vaca Muerta… si logramos todo eso, podemos tener desarrollo por muchos años más, aunque sin aumentar significativamente la producción”.
“YPF PERDÍA 60 MILLONES DE DÓLARES POR AÑO EN EL TRÉBOL”
En una reciente reunión con empleados de YPF de todo el país, el presidente de la compañía, Horacio Marín, puso números claros a la ecuación de la cuenca San Jorge, para justificar su decisión de salir de éstas y demás áreas maduras del país:
"Perdíamos 60 millones de dólares por año en El Trébol -dijo el presidente en ese encuentro multitudinario, en el que la filtración de audios ha proliferado-. No se podía continuar así. El costo operativo está en 25 dólares por barril, cuando nosotros estamos en 4,6 dólares en 'otro lado' (en referencia a Vaca Muerta). Si YPF seguía por este camino, quebraba ", se sinceró el ejecutivo.
Claro que al mismo tiempo mantuvo su convicción de que el nuevo operador no está condenado al fracaso, ni mucho menos, ya que insistió en la diferencia de magnitudes. Según ese razonamiento, asumido también por el nuevo operador, mientras YPF pondrá su foco en los campos No Convencionales y de alto rendimiento de Vaca Muerta, compañías como Pecom, haciendo la optimización necesaria, podrán sacar un mejor provecho a las áreas de San Jorge.
En eso coinciden observadores y actores de la región, que entienden la racionalidad del planteo y reconocen que el ajuste es inevitable. "Si al costo por barril se le suman regalías y los impuestos, la rentabilidad se reduce mucho más -comentaron desde una pyme de la zona-. Por eso la búsqueda de eficiencia va a ser dolorosa, pero no hay alternativas. La reducción de tarifas en un 25 ó 30% es reducción de gente y esto ya lo saben también los sindicatos".
YPF ACELERA SU SALIDA DE SANTA CRUZ
Más que trabarse, la salida de YPF de Santa Cruz parece haberse acelerado, a partir de los comentarios vertidos por Marín en aquella reunión por zoom con sus empleados. El ejecutivo fue taxativo y enfatizó que la salida es impostergable, sin distinguir si las áreas se transfieren a otras compañías, se revierten a la provincia o si se 'apaga la luz y se cierrra la puerta' hasta nuevo aviso.
"Santa Cruz se nos está haciendo complicado, pero o hacemos algo rápido o lo hacemos (sic), se acabó. Está tomada la decisión, porque no se puede perder tanto dinero. No tenemos por qué hacer un 'plan trabajar' a una provincia, no estamos para eso. Si quieren dar subvención, que lo haga el Estado nacional, pero YPF no lo va a hacer".
Las expresiones, entre otras de similar tono que se repitieron en ese encuentro, dejan entrever que la salida será en enero, por más que no hay acuerdo con el gobierno de Claudio Vidal, que en un primer momento rechazó el plan Andes e intentó revertir las áreas a favor de Fomicruz, pero luego volvió sobre sus pasos.
La decisión empresaria se reflejaría en dejar de abonar los sueldos de los trabajadores del área perforación que estuvieron 'stand by' desde principios de este año,.
Según informó Econojournal días atrás, también habría fracasado un plan para traspasar las áreas a un grupo de operadoras encabezadas por CGC, el grupo conducido por Hugo Eurnekian, pero se habría trabado porque el gobernador santacruceño rechaza “el reacomodo de la estructura productiva”.
Es que el mismo 30% que se menciona como reducción para Chubut es inseparable para Santa Cruz, tratándose de una misma unidad productiva, donde las empresas de servicios tienen contratos a un lado y otro del puesto ‘Ramón Santos’.
EL SINDICATO SANTACRUCEÑO EN PIE DE GUERRA
El jueves, el sindicato petrolero de Santa Cruz envió una dura carta al presidente Javier Milei, para rechazar los términos utilizados por Milei y advirtiendo que iniciarán una demanda por el pasivo ambiental.
Aunque no es seguro que el presidente lea el texto o cambie la actitud del ejecutivo petrolero, la nota habla del “desprecio” del presidente de la compañía y rechaza el calificativo de “planeros”, entre otros conceptos ya anticipados por ADNSUR.
En lo sustancial, la nota apunta que “desde el año 2016, YPF S.A, ha decidido abandonar y no invertir en los 30 yacimientos que nuestra provincia le concesionó en la Cuenca del Golfo San Jorge. Muchos de esos yacimientos tuvieron nula inversión desde que la empresa obtuvo prórroga de las concesiones en el año 2012, desconociendo que Santa Cruz posee el 20% de las reservas convencionales comprobadas del país”.
Para más datos, detalla que YPF S.A, en Santa Cruz, ha perdido más del 60% de la producción de crudo desde el año 2016 a la actualidad, bajando de 2 millones de barriles mensuales en aquel año, a menos de 1 millón.
“De los 13.360 pozos que la operadora tiende declarados en los 30 yacimientos concesionados sólo tienen activos y en producción 5.000”, advierte el texto, que cuestiona la falta de inversión exploratoria en los últimos años.
Lejos de esa enjundia, que ya había sido anticipada una semana antes, al declararse el estado de alerta y movilización, Marín se mostró decidido a seguir la senda de salida de las áreas maduras, en un horizonte que no iría más allá del 1 de enero.
“La pérdida no es sustentable y alguien lo tiene que hacer, yo fui llamado para hacerlo. Cuando se hacen transformaciones no puede haber consensos, sino liderazgo -dijo en aquella reunión-. Lo de los campos maduros no lo podemos esconder, es una realidad”, sentenció.
La estrategia empresarial tiene un talón de Aquiles en la cuestión ambiental, ya que en caso de revertir o abandonar las áreas, la compañía no puede desligarse del compromiso legal de sanear el pasivo provocado por la actividad, lo que se transforma en un costo de varios cientos de millones de dólares.
Queda por ver si en las próximas semanas se encontrará un camino de salida más ordenado, o si se iniciará una ‘guerra’ de consecuencias imprevisibles, con pérdidas para ambas partes y la región en su conjunto, que agravarían aún más el costo de un cambio de escenario que, aunque doloroso, ya no tiene vuelta atrás.