Tomar la cámara de fotos como si se tratara de un cazador en búsqueda de su presa, controlar que esté en condiciones, mirar una escena atentamente y decidir en qué instante apretar el obturador, atrapar un momento y a las personas que lo protagonizan para volverlo eterno. Luego revelar. Un papel y la posibilidad de revivir sentimientos cada vez que se lo mira. Ese es el instante preciso.

Quienes nacieron en la era donde la fotografía era un hecho mecánico y manual, entienden que todo eso requería de un largo proceso de trabajo y espera, pero que se disfrutaba y sembraba expectativa. En Comodoro Rivadavia desde sus inicios, hubo muchas casas y fotógrafos que tuvieron la responsabilidad de registrar momentos imborrables de las familias. En una entrevista con ADNSUR, los protagonistas revivieron los procesos y los compartieron.

Foto San Martín y la familia Brondo

Betty Brondo es hija de Segundo Brondo, uno de los protagonistas de la fotografía en la ciudad. “Mi papá era un mago”, aseguró con la voz entrecortada. Con admiración recordó a Segundo en su juventud y contó que era muy humilde y vendía diarios en la ciudad de Sarmiento. Luego, el destino lo trajo a Comodoro y en esta ciudad conoció a quien fue su esposa: Rafaela Sánchez. Es en ese momento, que comenzó a trabajar en la casa de fotografía de su cuñado Segundo Lucero: Foto San Martín que desde 1952 y hasta 2012 fue un ícono de la fotografía.

Segundo Brondo. Foto: Gentileza de Betty Brondo

Betty sonríe y viaja en el tiempo. Cuando era muy pequeña creía que su papá hacía magia en ese cuarto oscuro que tenían y eso le contaba a sus compañeros de la escuela que no le creían. Aún recuerda los dedos de su padre manchados por el revelado manual, y sus fuertes estornudos con olor a químicos.

Los servicios de la casa eran múltiples: venta de insumos, revelado manual, revelado color. También, servicio de fotografía social y restauración de fotografías. La “foto de galería” era algo muy requerido en la década de 60 y 70 -cuenta Betty-, era la foto de estudio, donde un fotógrafo de la casa retrataba a novios, bautismos, comuniones, recién nacidos, etc.

Con orgullo recordó a quienes trabajaron en la casa de fotografía. Por ejemplo Alberto Barría (padre) que de muy joven aprendió el oficio en Foto San Martín. Fue el Padre Corti quien se lo presentó a Brondo y luego cuando Barría creció y tuvo su familia, sumó a su hijo Alberto Barría, que actualmente es fotógrafo de profesión. Foto San Martín fue una gran familia, y por allí pasaron muchos fotógrafos conocidos del ambiente de diferentes épocas, algunos de ellos: Rudy Hoffer, Ibáñez, Pastor Schneider, Fede Hagg, etc.

La ceremonia fotográfica y la emoción

Alberto Barría -hijo- también dialogó con ADNSUR, y hasta el día de hoy mantiene la profesión de fotógrafo que le transmitió su padre.  “Nosotros no vendíamos fotografías, vendíamos emociones”. Para Alberto la fotografía digital mató la emoción que tenía el revelado en papel, donde había que esperar un tiempo para ver las imágenes y poder revivir esos momentos. Para él, el proceso de trabajo en un laboratorio siempre fue muy divertido, por el “el compañerismo y las horas de trabajo compartidas”. Alberto consideró que el fotógrafo es parte de las familias de la ciudad, ya que era quien iba a sacar las fotos a los cumpleaños de los hijos, los casamientos y los nuevos nacimientos.

Pastor Schneider es artista plástico y fotógrafo y también trabajó en Foto San Martín. Siente que la fotografía digital vino para revolucionar y dar más acceso, que nada es mejor ni peor, solo diferente. “La fotografía de antes tiene romanticismo, tiene esa cosa de lo analógico, así como en la música está el vinilo. Comprar un rollo, ponerlo en la cámara, llevarlo a copiar sin saber con lo que te vas a encontrar. Ese proceso tardaba días”.

“Se dice que cuando vendías un rollo de fotografía vendías una ilusión, porque la gente quería perpetuar un momento. Después te traía el rollo apurado, con la emoción de lo que vivió, aún recuerdo sus caras de sorpresa al ver las fotos reveladas”, recordó por su pate Betty.

Todo eso tenía un tiempo de espera según la época: se podían esperar días, semanas y meses, según el trabajo que fuera y todo eso generaba un estado ansiedad y curiosidad, que en la era digital se perdió o se reconvirtió.

De Casa Alpino a José Macretti e hijos

José Macretti era italiano y llegó a la Argentina a los 22 años en la década del 50. Era fotógrafo, como su padre, y en Buenos Aires aprendió a reparar cámaras y estudió relojería. Horacio Macretti es uno de sus hijos y contó la historia de su padre y Casa Alpino, otra de las clásicas casas de fotografía en la ciudad: “En el año 1962 vino a Comodoro Rivadavia traído por Casa Roselló, con la tarea específica de retocar negativos, allí compartió trabajo con Rudy Hoffer que era retratista”.

José Macretti. Foto: Horacio Macretti

Con el tiempo José se independizó y es recién en 1970 que abrió su primer local en España al 800: Casa Alpino. Allí reparaba cámaras, revelaba y tuvo la primera impresora a color de la ciudad, una máquina americana “Mini Printer Pavelle Colortron”. Los hermanos Macretti crecieron entorno al local: Mauricio, Horacio y la menor Patricia. A la salida de la escuela siempre pasaban por allí y les tocaba trabajar: cortar fotos, abrillantar, etc.

Cuando los hermanos crecieron se sumaron de lleno a la empresa familiar: Mauricio con todo lo que tenía que ver con lo social y Horacio en el laboratorio con su padre. La madre y la hermana atendían. En la década del 80 y 90 otro servicio que se incorporó era el “routing de fotografía” y esto consistía en el servicio de revelado que se les prestaba a otras casas de la región. El comercio se fue expandiendo y a principio de los 90 se constituyeron como José Macretti e hijos.

Actualmente Horacio y Mauricio siguen en relación con la fotografía, poseen un local en el Barrio Pueyrredón: FOTO LAB.ALPINO S.A

Foto Alpino. Foto: Horacio Macretti

Rudy Hoffer

Rudy era de Buenos Aires, llegó a ser fotógrafo de la Diplomacia Argentina y tuvo un local fotográfico a metros del Teatro Maipo. En 1954 se trasladó a Comodoro Rivadavia para trabajar en Casa Roselló y también integró la revista “El hogar”, un suplemento de esta ciudad. Principalmente era retratista. Su hija Alejandra Hoffer compartió parte de sus recuerdos: “Era chica y veía a las novias con sus vestidos blancos inmensos, haciendo cola para hacerse las fotos de galería”.

También hacía sociales, era laboratorista y retocaba los negativos y fotos,  “trabajaba mucho la escenografía, las luces bien marcadas”, contó Alejandra y agregó: “Es que él había hecho teatro y es por eso que tenía esa impronta”.

Rudy Hoffer. Foto: Alejandra Hoffer

En 1962 abrió su propio local en el centro y hasta 1987 tuvo sociedad con Fotos Liz. En 1990 falleció pero dejó su huella grabada en tantos retratos que aún las familias guardan en sus hogares.

Teo Nürnberg fue otro de los grandes fotógrafos que perpetuó imágenes y que dejó un gran legado para nuestra ciudad. Falleció el 31 de enero de 2021 con 89 años como consecuencia del COVID-19.

Es larga la lista de fotógrafos y casa de fotografías que inmortalizaron momentos familiares e históricos en la ciudad. Es posible de que esta larga lista se omitan algunas de ellas: Foto Flâgel, Foto Belgrano, Foto Iris, Foto Azul, Foto Roselló, Foto Berengel, Casa Canela, Foto Ostoich, Foto Saidmar, Foto Efraín, Foto Stuttgart, Foto Supercolor, Foto Tomas, Foto Pueyrredón, Foto Estudio Eduardo Ibáñez, Foto Comodoro, Foto Expocolor.

Hoy tal vez, después de leer esta nota, habrá alguien que vaya a la biblioteca a buscar aquel álbum de fotos arrumbado, lleno de tierra pero que guarda tantos recuerdos y que tal vez les robe un “lagrimón”.

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