Gastón, el panadero que baila en la ruta, vende pan y tortafritas
Es confitero, llegó desde la ciudad de La Plata hace 12 años buscando trabajo y un mejor porvenir junto a su familia. Quienes a diario transitan la ruta 26, rumbo a los yacimientos petroleros, lo conocen como “el pelado”. Paran, compran pan o tortas fritas, lo saludan o simplemente tocan bocina aprobando los pasos de baile que dibuja al costado de la ruta.
Apelar a la creatividad es la clave para tener buenas ventas. Y Gastón eso lo sabe. Camiones, transportes de personal o autos particulares que transitan por ruta 26 ven a diario una silueta que se contorsiona a la vera del camino y “tira pasos de baile” mientras ofrece producciones caseras. “Lo importante no es solo vender, sino darle una sonrisa la gente, que pase un lindo momento. El día es distinto para ellos y para mí también”, dice sin sentirse amenazado por el frío que cala en las primeras horas de la mañana.
“Siempre trabajé en panaderías para muchas empresas reconocidas. El confitero es una escala anterior a la del chef. El confitero tiene que saber de calidad, de personal, de conducta laboral, de marketing, de ventas, de logística y planificación para enfrentar una empresa grande. Hay que saber de conducta laboral y respecto al cliente”, explica.
Un punto neurálgico
No fue fácil hacerse conocido en ese lugar, sobre ruta 26 a metros del santuario del Gauchito Gil. “Un día me llamaron de una empresa conocida que queda en esta zona para traer unos productos. Vi el lugar y el potencial que tenía y dije: “yo tengo que estar acá. Mi señora me dijo que estaba loco. Probé un mes y no vendí nada. Pensé en probar un último día, sino vendía nada estaba decidido a buscar otra parada. Y ese día lo que traje lo vendí en 20 minutos. Me fui a mi casa, elaboré más y me vine a vender. Y ese día estuve hasta las 8 de la noche”, explica Gastón sobre sus comienzo.
“Cuando la gente me ve bailar en la banquina de la ruta, piensa “este está loco”, pero después hace unos metros y pega la vuelta para comprarme. Lo hago por necesidad, eso está claro, y porque me gusta que la gente se divierta y se sienta bien. El darle algo a la gente empezando el día distinto es fundamental. Los argentinos tenemos muchos problemas, pero somos solidarios”
A contra reloj
“Mi día no termina nunca, necesito más horas y con mi señora nos tenemos que repartir para hacer un montón de cosas”, dice cuando se le pregunta cómo se organiza para estar con productos frescos a primera hora del día.
“Empiezo a producir alrededor de las 20.30 hs, se leuda la masa y a eso de las 2.30 hs de la madrugada comienza la cocción que finaliza cerca de las 4 hs. En ese momento ya tengo el auto cargado y arranque”.
Mientras la ciudad duerme, Gastón elabora tortillas de cebolla, comunes y con chicharrón. Tortas fritas, pan común o saborizados .
Con unas 50 bolistas de pan de 1 doc cada una, 20 o 30 de tortas fritas. Alfajores, churros o donas estaciona su auto al costado de la ruta…y comienza el show.
“Una doc. de pan casero sale 500 pesos, igual que las tortas fritas. Las tortillas 300 pesos. Los churros y donas un poquito más elevado, pero siempre son precios accesible. Siempre tengo buenas ventas, casi siempre vendo todo y lo que no vendo lo dono a alguna institución o vecinos que lo necesitan. Es mejor darlo que tirarlo”.