Romina, la entrenadora que enseña a jugar al rugby a presos de la Alcaidía de Comodoro
Romina forma parte del staff de rugby femenino del Club Deportivo Portugués. En 2019 le ofrecieron entrenar a un grupo de mujeres de la Alcaidía y ella aceptó el desafío. Pero cuando ingresó al predio “eran varones que salían escoltados por la gente del GEOP”. Se sorprendió, pero no se acobardó, preparó la "guinda" y comenzó el primero de muchos entrenamientos.
El deporte como herramienta para tener una segunda oportunidad en la vida, es lo que enseña Romina Quiroga una vez por semana a los presos de la Alcaidía de Comodoro a través del rugby. Generar hábitos saludables, conocer los límites, el respeto hacia los demás, el autocontrol y tolerancia a la frustración, son algunos de los valores que transmite esta joven entrenadora a un grupo de personas privadas de su libertad.
Romina es madre, juega y es entrenadora de rugby en el club Portugués. Desde el 2019 que va todos los lunes a llevar su pasión y motivación al patio de la cárcel. Durante la entrevista, recordó entre risas que cuando fue convocada, pensó que le daría clases al pabellón de mujeres, pero se encontró con un grupo de hombres escoltados por la GEOP y aseguró que “nunca tuvo miedo”.
“Es un pabellón de buena conducta, algunos salen durante el día, otros están por salir, a un paso de reinsertarse en la sociedad. Tienen un buen trato, son súper educados, nunca me faltaron el respeto ni me sentí incómoda", aseguró a ADNSUR Romina.
Según la entrenadora, para las personas que están privadas de su libertad el deporte “tiene un montón de valores o de cositas que hacen bien si uno sabe cómo aplicarlas. Últimamente está medio pateado el deporte por gente que no hace las cosas bien, no es porque sean rugbiers son violentos. Simplemente intentar dejar una pizca de un valor, de compañerismo, de respeto, capaz que el deporte es bastante brusco porque es de contacto pero uno cuando ahonda en eso lo vive desde otra forma”, señaló.
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
Romina busca derribar prejuicios y desarrollar la empatía, siente que tratar con personas que están privadas de su libertad le permitió mirar con otros ojos la vida misma. Que alguien dé una segunda oportunidad hace que quien la recibe aprenda a darla también. A sí mismo, a su proyecto de vida, a su entorno y a sus futuros errores.
“El deporte en el Alcaidía te ayuda mucho a empatizar y a ver otras realidades, otros puntos de vista”, insiste la entrenadora y sostiene que acercarse a una actividad deportiva voluntariamente les permitió confiar, apoyarse en alguien, competir sanamente y actuar según un conjunto de reglas que no se discuten.
La hoja en blanco de la vida de un preso empieza a escribirse con la aceptación del pasado. Y eso se produce cuando algo comienza a ser importante. A tener valor. A entusiasmar. Estas sensaciones se trasladan a la vida y a la construcción de un proyecto. Al final del día, lo importante es ser protagonistas de la propia vida para transformar el dolor y las huellas del pasado en cosas positivas. Con una segunda oportunidad y las herramientas adecuadas, se puede trabajar para dar vuelta la página y escribir una historia mejor.