En la vasta región de la Patagonia, un fenómeno tan antiguo como peligroso se manifiesta: el mascotismo. Animales autóctonos como pumas, guanacos, liebres y más, son sustraídos de su hábitat natural para convertirse en mascotas, una práctica que no solo atenta contra la vida de estas criaturas, sino que también desestabiliza los frágiles ecosistemas locales.

Ante esta problemática, la reserva Tatú Carreta emerge como un faro de esperanza. Con 70 hectáreas dedicadas a la conservación y protección de la vida silvestre, este centro no solo alberga a animales rescatados del mascotismo, sino que también brinda refugio a aquellos heridos por la tenencia ilegal de traficantes o afectados por diversas circunstancias.

Dentro de sus instalaciones, ciervos, guanacos, pumas, zorros y cóndores encuentran un espacio de rehabilitación y cuidado. El proceso no es sencillo, con animales llegando heridos por armas de fuego, plomo o intoxicados, pero el compromiso por sanar y devolver la libertad a estos seres es la prioridad absoluta.

Rescate y rehabilitación en la Patagonia: qué es el mascotismo

"No sirve recuperar un individuo o una especie si no está el ambiente sano en su totalidad", enfatiza el equipo de Tatú Carreta. Proteger el ambiente, garantizar la coexistencia armónica entre los seres vivos y preservar la biodiversidad se convierten en los pilares fundamentales de su labor diaria.

A medida que las leyes y regulaciones se fortalecen para combatir el mascotismo en la región, instituciones como la reserva Tatú Carreta continúan su incansable labor, recordando a todos que la protección de la vida silvestre es responsabilidad de cada uno de nosotros.

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