El presidente rechaza la rosca política. Le aburre la burocracia y la negociación. Esa parte de la gestión de gobierno la delega en Karina Milei, “el jefe”. Pero hay algo que la secretaria de Presidencia y hermana del mandatario no ejecuta y que, para el presidente es primordial, cortar y evitar internas en el gabinete. Karina es parte de ellas.

Algunos sectores de La Libertad Avanza están pendientes de “no dar rasgos de casta”. Las internas y las operaciones entre colegas de la administración pública es algo muy típico de los vicios del poder que los libertarios prometieron cortar.

Milei se pone al frente de esa situación. Cada tanto aparece en público para revalorizar a su gabinete o reordena la tropa con fotos o situaciones necesarias.

Las internas de Karina son muchas y, quienes han querido enfrentarla, cayeron en desgracia. En un inicio fue Carlos Kikuchi, quien supo ser el armador político a nivel nacional. Otro destratado fue Ramiro Marra, que pelea por sobrevivir y la actual contrincante es Victoria Villarruel, señalada como la villana del gobierno.

No tenida en cuenta para la toma de decisiones y relegada en el Senado, la vicepresidenta, supo mostrar su poder y dejó traslucir diferencias. 

En su momento, hubo foto de la fórmula presidencial abrazados y esta semana, la diplomacia llegó con un almuerzo junto a Karina Milei en el comedor del Senado. Todo un suceso. Gestos y pragmatismo. No hubo foto, pero trascendió que la reunión fue para delinear la estrategia de la Ley de Bases, algo que tranquilamente podía realizarse con Guillermo Francos, el negociador del gobierno. La intención fue clara: acallar rispideces internas.

La otra “ola revuelta” por la que se mueve el oficialismo es la interna entre la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello y el tándem Caputo- Posse. El ministro de Economía y el jefe de Gabinete buscan esmerilar a la funcionaria en varias oportunidades. Milei hizo saber que si descubría operaciones de prensa entre ministros, alguien saldría eyectado de su puesto.

Pero el fuego amigo no se calma y traspasa los pasillos de la Rosada. Por ese motivo, Milei se erige en la estrategia de “calmar a las fieras” (y a los rumores). La idea es mostrar al gabinete como un equipo con división de tareas. ”A Guillermo Francos le hacemos bullying en las reuniones de gabinete. Incluso definimos quiénes son las palomas y los halcones: las palomas son Francos, Martín Menem ,Victoria Villarruel y Diana Mondino; pero si esas son las palomas lo que serán los halcones. Esos somos Patricia Bullrich y yo. Y Luis Caputo se está talibanizando”, contó esta semana en una larga entrevista de radio.

Cuando aparece esta faceta integrativa del presidente, ¿donde queda el talibán de las redes sociales? ¿Cuál es el verdadero Milei? ¿El enojado que despotrica con cualquiera que no convalide sus medidas? ¿El que necesita autodenominarse león y postear al respecto? ¿El que destrata el Congreso de la Nación pero que negoció la Ley de Bases para mostrar un avance legislativo? ¿El que sale a disimular públicamente las feroces peleas internas? 

Javier Milei parece un camaleón. Va amoldando personajes según la necesidad del momento. Sin embargo, su única obsesión es la economía. Esas medidas, ¿Quién las toma? ¿Milei ofuscado o su versión “OM”?

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