COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - El próximo 29 de marzo se cumplirán dos años desde el inicio de la catástrofe climática, cuyos perjuicios todavía persisten sobre la precaria infraestructura de Comodoro Rivadavia. En ámbitos municipales se espera contar con al menos uno de los estudios de impacto ambiental, vinculado a los pluviales de zona norte, en los próximos días, pero en zona sur todavía habría documentación faltante para avanzar en un proceso que debería derivar en la licitación de algunas de las obras. Tras las elecciones, ¿volverá todo a fojas cero?

Desde abril de 2017, el gobierno nacional asegura que reservó alrededor de 800 millones de pesos para las obras que requiere la ciudad, a fin de evitar inundaciones con lluvias extraordinarias. Ese monto era estimado en los primeros momentos para cubrir aquellos proyectos que se requieren para evitar los impactos en zona de barrios Divina Providencia y Mosconi , en el sector norte, como también en barrios Juan XXIII, 30 de Octubre y Puerredón, entre otros de la zona sur.

Sin embargo, las indefiniciones y demoras en la elaboración de los proyectos ejecutivos fueron postergando un proceso licitatorio que hoy, casi dos años después, sigue siendo de fecha incierta, mientras que la inflación acumulada en los últimos dos años pone en duda qué porcentaje del total de obras alcanzará para cubrir los fondos que en teoría estarán disponibles para iniciar las obras.

“A valores de hoy, estimamos una adecuación de los costos en un 70%”, confió uno de los técnicos que trabaja en el seguimiento del tema. Es decir, se necesitan al menos unos 600 millones más para cubrir el total de las obras, pero los cálculos en sí mismos no dicen mucho: habrá que hacerlos a medida que avance (con los indicadores de inflación a ese momento) una obra que todavía está lejos de comenzar.

Kilómetro 3 fue una de las zonas más afectadas durante el temporal de 2017.

EL IMPACTO AMBIENTAL DE LA ZONA NORTE ESTARÍA POR CONCLUIR

Actualmente están en marcha los estudios de impacto ambiental, cuyo costo fue asumido por el municipio. Desde ese ámbito se confió a esta columna que en los primeros días de esta semana se podría contar con el resultado del trabajo inherente a zona norte. En ese caso, se incluyen los reservorios a construir para contener el agua formada al oeste del barrio Saavedra y la construcción de un canal pluvial que permita evacuar ese caudal, cuya magnitud arrasó la avenida Fray Luis Beltrán el 29 de marzo de 2017.

En la zona sur, algunos de los proyectos no cuentan todavía con los pliegos técnicos, lo que podría limitar el alcance de los estudios en marcha. En este caso, los plazos para terminar se prevén para mediados de abril.

Vale repasar un detalle. Las dimensiones de las obras están proyectadas para una lluvia de hasta 100 milímetros en alrededor de 4 horas, lo cual es una magnitud extraordinaria y poco conocida para esta región. Sin embargo, es necesaria también la referencia de lo que fue el temporal de hace dos años: el acumulado fue de 440 milímetros, concentrados en dos secuencias de 3 a 4 días cada una (con un intervalo de 4 días), con mayor intensidad en determinadas horas de esos períodos.  

Una vez que se cuente con el impacto ambiental (de zona norte), se posibilitaría elevar a Provincia y ésta a su vez a Nación, para poner en marcha la licitación, según confió uno de los funcionarios que trabaja en el tema.

De ese modo, se podría iniciar un proceso que insumirá varios meses, en tanto en paralelo se podría también activar el procedimiento de audiencia pública que requiere el análisis ambiental de los reservorios.

El temporal destrozó parte de la ciudad. Sin embargo, los tiempos para avanzar en obras se siguen dilatando.

EVITAR OTRO ROUND EN EL BARRO

 “Si de verdad están los 800 millones, podríamos empezar con el pluvial de zona norte, que tiene que empalmar con el que ya están construido a partir de la ruta 3 hacia el mar, por debajo de la avenida Quintana”, explican desde ámbitos técnicos.

Si no se concreta esa perspectiva, podría reactivarse un nuevo capítulo –uno más- en las peleas entre el gobierno municipal, el provincial y el nacional, potenciada por el marco político electoral. Si hay voluntad política y madurez, se podrían concretar algunos avances, aunque sean parciales. Salvo que haya cálculos, de un lado o de los  otros, de qué sector político se beneficia más con una apertura de sobres licitatorios, o a cuál perjudicarías más una nueva demora y frustración.

A todo esto, aparece la duda también respecto de qué podría pasar con este tipo de proyectos a fin de año: la experiencia histórica en esta ciudad muestra que hay proyectos frustrados e inconclusos desde el año 2005 en adelante (con la licitación del estadio del centenario, por ejemplo), independientemente de si los gobiernos fueron reelegidos o cambiaron el signo político. Ante cada nuevo período institucional, los compromisos anteriores parecían escritos sobre el agua.

Si hay voluntad real de dar una señal concreta hacia los vecinos que tiemblan con cada gota de lluvia que se anuncia, no parece lógico –ni  tampoco digno- volver a empantanarse en el mismo barro.  

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