Cristina Kirchner y los veinteañeros
Los votantes de entre 16 y 25 años representan el 30% del padrón electoral y la vicepresidenta se viene refiriendo a ellos en sus últimos seis discursos. La nostalgia del 2001 y la necesidad de renovar el vínculo con la juventud.
Si se observan los últimos seis discursos de Cristina Kirchner se podrá notar que un comentario recurrente es la mención a “un chico de 20 años”. No se refiere a nadie en particular, sino al segmento social de jóvenes de entre 16 y 25 años que no conocieron los inicios del kirchnerismo, o peor aún, cuando comenzaron a tener uso de razón solo fueron testigos de una argentina sumergida en una crisis económica, con alta inflación, pobreza en ascenso y caída del poder adquisitivo. Este votante representa alrededor del 30% del padrón electoral.
El 22 de noviembre del año pasado, participó de un acto de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) en Pilar, provincia de Buenos Aires, y dijo: “Venimos a hablar en nombre de doce años y medio de gobierno. No estuvimos un mes ni cinco días. Doce años y medio de gobierno que sacaron al país de la crisis más importante… Es posible que un adolescente de 20 años no se acuerde porque no había nacido en 2001. Y además, si tiene 20 años, en el 2015 seguramente estaba terminando la primaria y empezando la secundaria. Pero es necesario que recuperemos la capacidad de discutir sin agravios, sin violencia y con números”.
Aquella presentación de CFK fue el primer acto masivo al que asistía tras el intento de asesinato. A partir de ahí todas sus presentaciones giraron alrededor de la necesidad de consolidar el vínculo con el segmento joven.
Un movimiento en ese sentido fue el cambio de autoridades en La Cámpora, que reemplazó a su secretario general Andrés “Cuervo” Larroque, de 46 años, por Lucía Cámpora (sobrina nieta del ex presidente), que tiene 32 años.
Otro acto del año pasado en el que CFK mencionó al segmento más joven del electorado fue el 18 de noviembre en La Plata. “Por eso dicen que el tercer gobierno kirchnerista o el segundo de Cristina fue malo. Claro, fue malo… ¿saben para quién? Para los angurrientos, para los que nada les alcanza. Pero para la Argentina y para los trabajadores, el salario permitía llegar a fin de mes y también ahorrar y vacacionar. Que no me vengan a decir que hace 70 años que estamos mal. Es mentira. Que no se acuerde un pibe de 20 años, vaya y pase. Pero el resto…”, recordó.
Este año fueron cuatro intervenciones. Todas en la misma línea. El 7 de marzo en el Senado con Estela de Carloto: “Hoy un joven de 20 años no había nacido en el año 2001 cuando fue el corralito”.
Tres días después en Viedma durante su presentación en el Universidad de Río Negro volvió a hacer mención a los recién salidos de la adolescencia: “Hoy un chico de 20 años tal vez no se acuerde porque nació en el 2003 pero, hubo un tiempo que no es muy lejano en nuestro país, en el año 2001, donde se produce una gran crisis de carácter institucional que motiva que cinco presidentes se sucedieran en una semana”.
El 22 de marzo junto al ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero y el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa dijo: “Hoy un chico de 20 años tal vez no se acuerde porque nació en el 2003 pero, hubo un tiempo que no es muy lejano en este nuestro país, en el año 2001, donde se produce una gran crisis de carácter institucional que motiva que cinco presidentes se sucedieran en una semana”. Siempre la crisis del 2001 como referencia de la debacle y punto de partida del kirchnerismo.
Esta semana su mención a los jóvenes fue mucho más notoria incluso desde la convocatoria al acto. Se celebraban los 20 años de las elecciones del 2003 en las que Néstor Kirchner salió segundo, pero que luego terminaría como presidente porque Carlos Menem desistió de participar en el ballotage.
“Es importante tener espacios de discusión, de formación, donde podamos convocar a los jóvenes a superar los 20 minutos del Tik Tok y a pensar un poquito lo que pasó, porque es imposible avanzar en el presente y en el futuro si no sabemos de dónde venimos”, dijo.
La estrategia de Cristina Kirchner carece un problema de origen: no puede generar expectativa en los jóvenes, porque viene participando de la vida pública desde fines de la década del ‘80 en diferentes cargos e incluso, gobernó el país en dos oportunidades y hoy es la vicepresidenta.
Por lo que es muy difícil prometer soluciones que, siendo parte del Gobierno, podría implementarlas ahora. Es por esto que, CFK, apela a un punto de partida de referencia: el 2001. De esta manera se muestra como la solución a una crisis política.
Este fenómeno de desconfianza en el sistema político es estudiado en la actualidad como “insatisfacción democrática” y aquí radica el principal temor hacia el futuro de Cristina Kirchner. La gran incógnita hacia el futuro es que la demanda social está instalada y Javier Milei dejará para esta elección una fuerza política con poder de fuego en el Congreso.
Si un proyecto político, sea del kirchnerismo o Juntos Por el Cambio, fracasa, los sueños presidenciales de Milei podrían mantenerse vigentes hasta 2027. Para ese entonces CFK tendrá 74 años.