La pulsión: es el enfrentamiento. La adrenalina: exponerlo en las redes sociales. El presidente, Javier Milei, tiene una alta actividad en redes sociales. Es el escenario para lanzar críticas, elogios y anuncios. Nada de actos protocolares, inauguraciones o discursos ante seguidores en vivo y en directo.

La herramienta tecnológica fue parte constante de su corta carrera en la política que lo llevó al sillón de Rivadavia. En Casa Rosada aseguran: “no va a cambiar”.

Las preguntas que surgen no tienen respuestas: ¿es correcto que un mandatario maneje una red social como cualquier otro ciudadano? ¿Hay una construcción en la comunicación en esas intervenciones o es algo improvisado?

El presidente, Javier Milei, destinó 3 horas 7 minutos en poner me gusta y realizar publicaciones el viernes 16 de febrero. Según la web https://milei.nulo.in/?ref=x fueron 412 me gustas en la red social “X” (ex twitter). A este ritmo diario serían casi tres mil publicaciones a la semana y casi un día entero invertido en ese estilo de comunicación.

Lo moderno contiene la característica de lo efímero y todo el tiempo se navega en la cornisa por el estilo batallador. “La casta”, “los coimeros”, “los que se robaron el país” son los conceptos por los que circula la comunicación del mandatario.

Esta semana, fue la actriz y cantante Lali Espósito. No es algo nuevo, pero tomó mayor envergadura la pelea en las plataformas con amplificación en los medios de comunicación.

¿El objetivo era Lali? Si se analiza la cuestión de fondo, el enfrentamiento no era ELLA. Pero el presidente no fue a la cuestión de fondo. Apuntó a la querida artista a nivel local e internacional.

Cuando uno despeja la purpurina, puede observar un enfado de cierto sector de la sociedad (no solo del presidente) con la utilización de fondos públicos para pagar shows costosísimos. 

Sin cuestionar la importancia de la cultura ni la posibilidad de brindar a todos por igual un espacio de esparcimiento, es polémico que se gasten presupuestos valuados en dólares (sonido, logística, personal, etc) en un recital gratuito. 

Alguien lo paga. Ese alguien suele ser un municipio o provincia. Pero el presidente no habló de eso. No dio datos concretos ni cifras. Se la agarró con Lali. Con Lali que es cercana, correcta, educada, con trayectoria desde niña. El presidente la apodó Lali Depósito. ¿Es lo que el mandatario quería exponer? ¿No se pega un tiro en el pie al enfocarse en la querida y carismática Lali? 

En el círculo cercano del presidente creen que no resulta perjudicial y que, la sociedad que lo acompañó en las urnas, sabe interpretar el mensaje. ¿Hasta cuando la actitud social va a saber interpretar? Siempre hay mas preguntas que respuestas, eso no estaría cambiando con la nueva era.

Planificar y pensar la manera de cómo decir las cosas no siempre es un relato mentiroso. Si el presidente de la Nación se detiene unos segundos a ver cuál quiere que sea su mensaje, no necesariamente perdería su impronta personal. Pero lo haría más serio. 

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