“Por favor, no me preguntes nada de política”. La frase la escuchó este cronista de la boca de varios intendentes justicialistas cada vez que estaba por comenzar una nota. Y el pedido tiene un motivo: muchos se sienten incómodos, tironeados y sin saber qué camino tomar en el medio de una puja feroz que se vive por estas horas previas al cierre de listas del Frente de Todos.

Si la indefinición de candidaturas se prolonga, va a ser inevitable que cada uno tenga que tomar partido. No es momento para “tibios”, ya que los protagonistas que están jugando fuerte, a todo o nada, aborrecen a los dubitativos y especuladores. Quieren definiciones ya, no a último momento, y advierten que el exceso de prudencia le puede terminar jugando en contra a más de uno.

Esto significa que, pase lo que pase, haya internas o no, en el Frente de Todos van a quedar muchos heridos de un lado y del otro luego del cierre del 24 de julio, y seguramente habrá un nuevo mapa de sociedades y enemistades que quedará plasmado camino a 2023, de acuerdo a quiénes tomaron partido por uno u otro sector.

La excusa más utilizada por los que no quieren tomar una postura a favor de nadie, es que se debe apostar hasta último momento por la unidad. Pero a esta altura del partido, está más que claro que ese camino no es viable y que la cuestión está en un punto complejo de máxima tensión. En la pelea por encabezar la lista de senadores, las dos caras más visibles de esta disputa –como ya venimos anticipando hace tiempo- son Carlos Linares y Julián Leunda. Pero detrás de ellos, hay actores que juegan sus propias cartas y hacen tambalear la unidad, que es la palabra más usada y menos puesta en práctica en la política.

Para complejizar aún más el escenario, también en las últimas horas la actual senadora Nancy González se animó a decir públicamente lo que era una obviedad: que quiere estar en la boleta. Si a esto sumamos al planteo realizado por las organizaciones gremiales, que advirtieron a “los políticos” que si van a buscar su apoyo, van a tener que ofrecerles un lugar en la lista, salta a la vista que el pasaje para el vuelo peronista al Congreso está sobrevendido.

Reunión de dirigentes sindicales el pasado fin de semana, en reclamo por lugares en la lista del PJ.
Reunión de dirigentes sindicales el pasado fin de semana, en reclamo por lugares en la lista del PJ.

No es casualidad que se haya suspendido la convocatoria prevista en Dolavon para la semana pasada, y que hasta ahora nadie baraje una nueva fecha de realización. Es el síntoma más claro de que se viven momentos de nerviosismo que no auguran un encuentro con buenos resultados, por lo que conviene “esperar un poco a que la cosa se aclare”, según confesó uno de los organizadores a esta columna.

La continuidad de la Mesa de Unidad está en riesgo, por una razón muy sencilla: para que haya posibilidades de consenso, tiene que existir en el ánimo de los aspirantes a una candidatura, la disposición a bajar un cambio en pos del bien general. Alguien tiene que ceder para que las cosas se acomoden, y es lo que por el momento no se ve. La actitud que prevalece es la de afilarse las garras, mostrarse los dientes y esperar a que afloje el otro.

El argumento que se escucha en el entorno de Leunda para no ceder, es que la figura de Linares no es la mejor que puede presentar el Frente de Todos al electorado, porque tiene un “techo bajo” que no asegura el triunfo. A este razonamiento político, hay que agregar un dato insoslayable de la realidad: hasta el momento hay un fuerte guiño del entorno presidencial, para un funcionario que baja a Chubut siempre de la mano de pesos pesados del gabinete junto a anuncios de obras. Además, le ponen a disposición todos los contactos para recibir el apoyo de los “gordos” del sindicalismo nacional, como Gerardo Martínez (Uocra), Sergio Palazzo (Bancarios) y se dice que próximamente lo haría con Hugo Moyano (Camioneros).

Sergio Palazzo y Julián Leunda el último miércoles en Buenos Aires.
Sergio Palazzo y Julián Leunda el último miércoles en Buenos Aires.

Del lado de Linares, más allá de su aspiración política personal de llegar al Senado para representar al justicialismo, ahora se sumó otra razón importante para no bajarse de la lista: el presidente del PJ asegura a sus íntimos que no tendría problemas en declinar sus aspiraciones para ceder su lugar a otra figura de larga trayectoria y kilates en el justicialismo; pero afirma que de ninguna manera dará un paso al costado ante un chico de 30 años que recién comienza. Precisamente, la “disputa generacional” de la que hablamos en nuestra columna del fin de semana pasado.

CAMBIO EN EL MENSAJE

El último jueves, al acompañar a funcionarios nacionales e intendentes en la agenda institucional en Trelew, Julián Leunda brindó declaraciones que explotaron como una bomba de neutrones dentro del microclima peronista. En lo que fue un cambio de mensaje respecto a lo que había dicho en la reunión de Comodoro Rivadavia -acerca de que tenía intenciones de ser candidato pero siempre dentro del consenso-, ahora afirmó que integra un grupo junto a los hermanos Sastre, Adrián Maderna, además de sindicalistas e intendentes, que está dispuesto a dirimir la candidatura en una PASO.

Aclaró que Linares tiene todo el derecho de aspirar a lo mismo, pero que el peronismo debe buscar a su mejor candidato, que puede lograrse a través del camino ideal que es la unidad, o en todo caso a través de una interna. Y agregó que una vez conocido el resultado, “el que gana conduce y el que pierde acompaña”. Pero el PJ no tiene buenas experiencias en ese sentido.

Leunda, junto al intendente Maderna y el presidente de Vialidad Nacional, Gustavo Arrieta. el último jueves en Trelew.
Leunda, junto al intendente Maderna y el presidente de Vialidad Nacional, Gustavo Arrieta. el último jueves en Trelew.

Es decir que, faltando apenas tres semanas para el cierre de listas -cuando está en vigencia una Mesa de Unidad para acercar a la conducción nacional una lista de consenso que represente a la mayor parte del peronismo-, hay dos actores que dicen estar dispuestos a ir a una interna. Insistimos en que es probable que esto no suceda, y que en definitiva termine definiendo la compulsa un dedo “ordenador” desde Buenos Aires. Pero más allá de que en la política chubutense es imposible hacer futurismo, no se puede obviar la foto del día de hoy, que marca un escenario de máxima tensión.

La pregunta es qué puede haber variado en estos días para que Leunda haya modificado su mensaje público. Y lo que se observa es una mayor seguridad en su armado a partir del alineamiento de actores de peso: el joven asesor presidencial logró que públicamente lo salgan a respaldar tres dirigentes fuertes, como son el vicegobernador Ricardo Sastre, y los intendentes Gustavo Sastre (Puerto Madryn) y Adrián Maderna (Trelew).

Precisamente los tres actores que se habían alineado con Mariano Arcioni y el Chusoto en el último turno de 2019 en contra del peronismo, y que lograron ser aceptados de regreso. Volvieron al PJ, pero no comulgan con la dirigencia histórica, y tienen la mirada puesta en el justicialismo que quedará luego de un cierre que dejará muchos lesionados en el camino.

ALIADOS ESTRATEGICOS

No es casual que estos tres protagonistas de la zona del valle sean los que, olfateando un posible “hueco” en la relación entre Leunda y el intendente comodorense Juan Pablo Luque, se hayan colado en esa brecha para ganarse la confianza del asesor presidencial. Tienen el objetivo puesto en 2023, y saben que los acuerdos que se vayan cerrando en esta etapa -pensando por ejemplo en el respaldo del gobierno nacional a futuro-, marcarán el eje de las relaciones venideras, así como el apoyo en las campañas venideras.

El gobernador Arcioni, Gustavo Arrieta, los hermanos Sastre y Leunda, en la habilitación del nuevo acceso a Puerto Madryn el último jueves.
El gobernador Arcioni, Gustavo Arrieta, los hermanos Sastre y Leunda, en la habilitación del nuevo acceso a Puerto Madryn el último jueves.

En la estrategia de Ricardo Sastre, quien tiene el claro objetivo de ser gobernador dentro de dos años, no entra en los planes que en este turno electoral triunfe el tándem Linares-Luque desde Comodoro Rivadavia, porque esto dejaría el camino allanado al actual intendente petrolero, su principal rival hacia Fontana 50. De ninguna manera los mellizos del Golfo Nuevo van a lograr convencer a su tropa para que trabajen una boleta en Puerto Madryn que atente contra su propio futuro.

Teniendo en claro que este no era su turno electoral –como ya lo habíamos anticipado hace tiempo-, Sastre vio en la figura de Leunda una oportunidad de “romper” la unidad del peronismo comodorense, y de conseguirse un aliado para “armar” en ese territorio dentro de 2 años. Sastre y Leunda se convirtieron así en aliados estratégicos, mientras Luque aún no dijo públicamente a quién va a apoyar en esta ocasión, y más bien impulsa la figura de una mujer, que no es otra que Florencia Papaiani.  

Y aquí es donde también se suma otro de los aliados en esta historia, y es el intendente trelewense Adrián Maderna. El jefe comunal valletano apoyará cualquier boleta que no lleve a Papaiani, que es la figura que amenaza su poder a nivel local, que casi le arrebata el municipio hace dos años, y sigue siendo la principal aspirante a sucederlo en 2023. Es impensado que Maderna vaya a acompañar una lista de “unidad” que lleve a la ex diputada del Frente Peronista, porque sería atentar contra su propio interés.

Adrián Maderna y Florencia Papaiani. (foto archivo)
Adrián Maderna y Florencia Papaiani. (foto archivo)

De ahí que, mientras el entorno de Linares “agita” la posibilidad de una boleta compartida con Papaiani, Maderna se haya acercado tanto a un dirigente como Leunda, que puede llegar a prometerle a cambio del apoyo de toda su estructura en Trelew, que lleguen más obras, más fondos nacionales, y un lugar en la boleta para un candidato/a del riñón madernista. Todo les cierra, y tanto unos como otros salen ganando, bajo la máxima: “el enemigo de mis enemigos, pasa a ser mi amigo”.

DOS BANDOS

Así las cosas, se va aclarando un poco más el escenario dentro del peronismo, y ya se avizoran los integrantes de cada bando, aunque aún en el medio hay muchos indecisos, o como les gusta que los llamen, prudentes. Dijimos que la estrategia de Leunda es contar con el aval de los jefes políticos de las ciudades número 2 y número 3 de la provincia (juntas superan al padrón de Comodoro por pocos miles de votantes): los hermanos Sastre y Maderna son los líderes territoriales que manejan el “aparato” en esas localidades y que pueden asegurar caudal de votos a pesar de que la figura del candidato todavía no sea conocida.

Con esa base, sumada a la indefinición de la mayoría de los intendentes, y el apoyo de la estructura de gremios nacionales como Uocra, Bancarios y Camioneros, más otros locales como Petroleros Jerárquicos, es que Leunda saca pecho, y se anima a amagar con una interna mano a mano.

Del otro lado, Linares ha logrado hasta aquí el respaldo de la dirigencia histórica, referenciada en figuras como Norberto Yauhar, José Arrechea, Carlos Eliceche, Adriana Casanovas, y un dirigente sindical de mucho peso en la provincia, como es Jorge “Loma” Ávila. Todavía con un fuerte respaldo del empresario Cristóbal López, el cacique comodorense confía en tener el aval de la Jefa del Proyecto Nacional, que es Cristina Kirchner, de la que todos aseguran tener un guiño, pero con la quien nadie tiene diálogo directo. A excepción, según dicen, de la senadora Nancy González.

Cristina Kirchner, Linares y Loma Avila. (foto archivo)
Cristina Kirchner, Linares y Loma Avila. (foto archivo)

Está claro que, en esta división de aguas, no hemos nombrado a varios actores, porque hasta aquí no han querido definirse para ninguno de los bandos. Nos referimos por ejemplo a Juan Pablo Luque, Gustavo Mac Karthy, el diputado Santiago Igón con su estructura de La Cámpora (aunque ha hablado a favor de una renovación y del “dedazo” desde Buenos Aires), los diputados provinciales y el resto de los intendentes: Dante Bowen, Sebastián Balochi, Miguel López, Héctor Ingram, Augusto Sánchez, Pol Huisman.

Quedan tres semanas para el cierre, y el círculo se cierra en torno a dos sectores que tienen como nombres de cabecera a dos comodorenses, cuyos apellidos empiezan con L, pero a los que separan 30 años de historia. Para quien comanda un municipio y pretende seguir haciendo política de manera exitosa los próximos dos años, la alternativa es difícil: o quedan mal con el presidente del partido, un histórico reconocido por la militancia que parece contar con la venia de la Jefa; o se ganan la enemistad de un joven con mucho recorrido por delante, que va a seguir sentado al lado del despacho del Presidente de la Nación.

No parece el tiempo ideal para los tibios, y 2023 está a la vuelta de la esquina. Se vienen días de definiciones, y habrá que observar atentamente las fotos que se suban a las redes sociales, que son el tablero donde hoy se disputa buena parte de esta partida. Se trata de un ajedrez donde blancas y negras pelean por llevarse más piezas para su sector, pero donde la palabra final, no la tendrá el rey, sino la reina.

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