¿Qué implica cerrar la válvula de petróleo en Chubut?: las consecuencias para la Argentina
Aunque la producción de petróleo de Chubut no es hoy el mayor volumen del país, el aporte del crudo Escalante se utiliza para mezclar, por sus características, con los petróleos más livianos que produce Neuquén. Por eso la advertencia formulada por el gobernador Ignacio Torres, en caso de concretarse, podría complicar la elaboración de combustibles para el resto del país.
Hay razones técnicas y legales que fundamentan por qué sería muy difícil de aplicar una medida como la anunciada. Sin embargo, el anuncio es entendible desde el plano político y desde la legitimidad del reclamo de Chubut, para refinanciar una deuda que la provincia no se niega a pagar, pero busca hacerlo sin quedar paralizada, ya que las condiciones leoninas con la que fue contraída en la gestión anterior (actualizada por inflación y a pagar en el término de este año) llevan inevitablemente a ese resultado.
Como reconocen cerca del entorno del gobernador Torres, “si no fuera por este anuncio el país no estaría hablando de este avasallamiento y seguirían sin prestar atención a nuestro reclamo”. Desde esa perspectiva, se espera que “la sangre no llegue al río”, a partir de un pronunciamiento judicial que podría darle la razón la provincia, en el reclamo para que se restablezca el envío de los fondos por coparticipación, que Nación empezó a recortar, en reclamo de aquella deuda.
Sin embargo, si esa solución no llegara a aparecer y entonces “se cierra la válvula”, las complicaciones para el sistema de refino del país se empezarían a reflejar por la dificultad para la elaboración de los combustibles y otros derivados del petróleo, por una razón vinculada al modo en que están configuradas las refinerías del país.
Según se explica reiteradamente en foros del sector energético, éstas están preparadas para procesar un 65% de petróleos livianos y el resto con pesados, como los provenientes de esta región. Y si bien algunas compañías ya empezaron a reconvertir esos sistemas, para aprovechar el mayor volumen de petróleo liviano que hoy proviene de Vaca Muerta, se trata de inversiones de largo plazo y que no podrían concretarse de la noche a la mañana, por lo que el impacto sería innegable.
Más allá de eso, las estadísticas son claras. Hoy Neuquén entrega el 66% del petróleo del país y la cuenca San Jorge, alrededor de un 30%, de los cuales alrededor de 21 puntos son explicados por Chubut y el resto por Santa Cruz.
Sin embargo, como se explica en el sector, el crudo pesado continúa siendo necesario para la mezcla y procesamiento de los combustibles, es decir que hoy no es posible reemplazar con excedentes de Neuquén, lo que eventualmente deje de producir Chubut.
NO ES TAN FÁCIL COMO PRENDER O APAGAR LA LUZ
Una vez aclarada la importancia que continúa teniendo la producción de crudo de la provincia, conviene también tener claro el posible impacto desde el punto de vista técnico. En el caso de que se encontrara una forma legal para ‘cerrar la válvula’, es decir que la provincia ordenase a Termap que deje de despachar petróleo a través de su monoboya, la consecuencia podría implicar, dependiendo de los días que se prolongue esa medida, la necesidad de detener la producción, algo que sólo ha ocurrido en momentos extremos, como los de grandes conflictos gremiales.
Incluso en la pandemia de 2020, se estuvo a punto de llegar a esa medida, cuando no había demanda de petróleo y los tanques de almacenaje estaban a punto de saturar su capacidad; por eso fue necesario vender petróleo incluso a precios por debajo de 10 dólares por barril, para evitar llegar a ese extremo.
Un informe del ingeniero Marcelo Hirchsfeldt, de la consultora Oil Production Consulting, reflejó con claridad qué pasó en cada uno de los momentos críticos de los últimos años, cuando las situaciones extraordinarias, como conflictos o pandemia, llegaron a parar la producción: al tratarse de yacimientos maduros, que se sostienen con inyección de agua o polímeros, cada detención deriva en una caída drástica de producción, que después lleva mucho tiempo poder estabilizar, pero sin volver a los niveles anteriores.
El resultado es una curva en la que el descenso de la producción se ve acentuado. Si en el año 2010 la cuenca San Jorge Producía alrededor de 45.000 metros cúbicos diarios de petróleo, hoy ha descendido hasta la mencionada franja de los 31.000 metros cúbicos por día.
Por eso, es de esperar que el pronunciamiento judicial dé la razón a Chubut en su reclamo por los fondos de coparticipación, antes de llegar a una medida que no será indiferente para el país, pero tampoco para los chubutenses.