COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR/Por Raúl Figueroa) – Con sólo 30 pozos terminados en los primeros tres meses de este año, lo que representa menos de la mitad de las perforaciones en igual período del año anterior, las dudas sobre el futuro de la cuenca empiezan a centrarse no sólo en relación a cuál será la evolución del precio internacional, sino sobre la reposición de reservas de cada barril que hoy se produce. Observando que la producción de crudo en el mismo período tuvo una muy leve caída, comparada con la drástica reducción de perforaciones, la conclusión es: la región está extrayendo barriles de petróleo, pero ha dejado de reponer los que saca, lo cual tendrá impacto en el nivel de reservas no hoy, pero sí en el futuro cercano.

Hay motivos casi lógicos para entender la situación, al menos desde la perspectiva de las empresas: con un precio de barril bajo, una forma de mantener la rentabilidad es reducir el costo y para ello, la reposición de reservas es una de las variables menos conflictivas. Se trata de un perjuicio que no se “paga” hoy, pero en definitiva es una forma de empezar a consumir las reservas sin recuperar lo que se usa.

Claro que en la situación de emergencia actual, pensar en las reservas que faltarán mañana es casi una entelequia. La misma entelequia que significaba no hace muchos atrás, cuando el precio del petróleo superaba los 100 dólares, proyectar un fondo anticíclico o apuntalar actividades productivas que permitieran diversificar la exclusiva dependencia del petróleo, para tener algunos reaseguros por si un día, como en los últimos dos años, el crudo bajaba.

LA CONFLICTIVIDAD CRECIENTE

La situación actual, del paro total en áreas de YPF por parte de Petroleros y Camioneros, amenaza con transformarse en una parte habitual del paisaje. Las operadoras petroleras apuntan a reducir costos no sólo a través de la menor perforación, sino también reduciendo el peso del costo laboral en sus estructuras.

En el caso de YPF, además, se da la variable adicional de que apunta a concentrar la mayor actividad en Neuquén, donde obtiene el precio más alto por el tipo de petróleo que produce en esa región (68 dólares por barril) y el mayor volumen de producción gasífera que, gracias a los nuevos cuadros tarifarios dispuestos en el país por “capitán Frío” Aranguren, reportan una rentabilidad de alto valor.

Así como la lógica empresaria tiene sus razones, la lógica sindical tiene las propias. Quien no haya visto venir este conflicto, luego del anuncio de paralizar 14 equipos en Santa Cruz y recambiar otros dos en Chubut, o estaba demasiado distraído o lo mide sólo como un “bajo costo marginal” en la lejana región patagónica. Por ahora, los perjuicios son para la gente de esta región: la tortura de no saber si habrá nafta el lunes, o las regalías que dejan de generarse, son cuentas que habitualmente paga el ciudadano de a pie, por más que le digan que la defensa de la actividad le favorece también a él.

A esta situación hay que sumar la incógnita que se abre a partir de la suba del petróleo Brent y la caída del sistema de subsidios al barril de exportación. Sin el subsidio de 10 dólares por unidad, cada barril queda en un precio del orden de los 36 dólares, ya que se deben restar los descuentos por calidad, regalías e impuestos. Con ese panorama, salvo que el crudo siga trepando hasta por lo menos 55 dólares (equiparando el valor que recibe en el mercado interno), hay otra perspectiva que resulta de consecuencia casi matemática: si con el subsidio vigente no se recuperó el ritmo de perforación, cuanto más decaerá esta actividad con esta nueva ‘caída’ de precios, en especial para las operadoras petroleras que exportan, entre las que se cuentan PAE y Tecpetrol.

PROCESAR EL CRUDO PARA EVITAR LA EXPORTACIÓN

PAE abastece la planta refinadora de Axion Energy, que está ampliando su capacidad de procesamiento de crudo. Sumado a la reforma de la refinería de YPF, configuran proyectos que posibilitarán absorber mayor cantidad de crudo Escalante, que es el de menor valor en el mercado, tanto interno como externo.

Paralelamente, se ha comenzado a vender un volumen de crudo de la región para su conversión en fueloil. Las alternativas para un nuevo esquema productivo aparecen como luces lejanas, en un camino que por ahora es oscuro y con sobresaltos.

Aun cuando esas soluciones se concreten, la sensación es  que la actividad petrolera no volverá a ser lo que fue, que tuvo un ciclo de crecimiento pero que tras la crisis actual, se reacomodará con nuevos márgenes de actividad, más reducidos y acotados que en los últimos 10 años. El sector estatal debe conducir ese proceso para que el reacomodo sea lo menos estruendoso posible.

ENERGÍAS RENOVABLES: EL RIESGO DE QUEDAR EN UN SLOGAN ATRACTIVO

El 18 de mayo último se lanzó en el país el programa RenovAr, que apunta a generar inversiones por 2.000 millones de dólares en materia de energías renovables, en cumplimiento de las metas fijadas por la ley 26.190, que establece que al año 2025, el 20% de las fuentes energéticas del país sean renovables.

Vale repasar las cifras. Aun si esas inversiones se concentraran en la región, lo cual no está previsto (también otros puntos del país como La Rioja o áreas de la provincia de Buenos Aires han comenzado a posicionarse en la producción de energías limpias), no se acercaría al nivel de inversiones que en un solo año genera la industria petrolera, que en el golfo San Jorge puede acercarse a los 2.000 millones de dólares anuales.

Sin embargo, es necesario empezar a prever cuál será la inserción de la cuenca San Jorge en esa perspectiva. El anunciado proyecto de instalar un parque eólico por parte de YPF, en el que se centran expectativas positivas, no contempla la inclusión –al menos parcial- de equipos de fabricación nacional que pudieran requerir participación de empresas de esta región.

Por otra parte, a Comodoro le sigue faltando la vinculación con el sistema interconectado nacional, ya que cuando esa obra se hizo, se dejó de lado la vinculación con esta ciudad. Hoy, el gobierno provincial intenta retomar ese proyecto, cuyo quiebre en la década pasada fue una de las consecuencias de la pelea que tuvo Mario Das Neves con el kirchnerismo. Hoy se intenta retomar esa perspectiva, junto a la anunciada creación de una empresa provincial de energía, con la que Chubut pretende insertarse en la generación de electricidad para abastecer al resto del país, considerando que los tarifazos favorecen hoy ese negocio.

En cualquier caso, está claro que no se puede reemplazar una actividad con otra. Sin embargo, las oportunidades para la región se potenciarían sobre la construcción de una matriz industrial diversa, con base en las energías limpias. Para ello, es necesario la participación de actores públicos y privados planificando objetivos que permitan a la región mirar más allá de de la coyuntura, pero sobre todo para evitar que lo que se presenta hoy como una perspectiva clara de desarrollo, quede inscripto como un mero slogan publicitario.

Por último, para responder a la pregunta inicial, vale una reflexión: futuro siempre hay. La incógnita es si éste será consecuencia de una mezcla de azar, factores internacionales y desidia… o el fruto de una región capaz de resolver por sí misma el mañana de sus habitantes.

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