El debate que se instalará mas allá de la crisis: ¿bajo qué premisas se discutirá la nueva pauta salarial del sector petrolero?
COMODORO RIVADAVIA (Por Raúl Figueroa / Especial para ADNSUR) - Con los efectos de la devaluación como telón de fondo, se viene a paso firme la discusión salarial. ¿Cuál será el planteo de los principales gremios de la región? “Es difícil discutir paritarias mientras no haya un control de la inflación, porque si no siempre estamos corriendo de atrás y los salarios nunca pueden alcanzar a los precios”, aseguró en un diálogo informal Jorge "Loma" Ávila, flamante presidente de Petrominera y quien hoy ejerce una doble conducción: la del sindicato más poderoso de la región y la empresa estatal de hidrcoarburos y minería. ¿Cómo armonizar las miradas que surgirán a ambos lados del mostrador? El equilibrio será un camino arduo.
La pregunta quedó planteada: las futuras adecuaciones salariales, ¿seguirían pasando por la prolongación de los acuerdos “puente”, como viene ocurriendo en el último año? Este camino plantea un problema adicional: el desfinanciamiento paulatino de obras sociales por tratarse de mejoras por fuera del básico, en tanto ya se ha prorrogado una prolongación hasta el mes de marzo. Bocaditos al margen, la respuesta tiene tres meses por delante para adquirir su forma más precisa.
Lo que se puede hacer, mientras tanto, es poner en foco cuáles son las incógnitas a despejar en la compleja ecuación planteada para la economía en general y para la actividad petrolera en particular.
Entre ellas, la cuestión salarial. Si tomamos un ejemplo general de un salario petrolero medio, del orden de los 30.000 pesos mensuales, vemos que hasta el pasado 16 de diciembre equivalía a poco más de 3.000 dólares. Al eliminarse el cepo y con ello liberarse el tipo de cambio oficial, habiendo saltado el dólar de 9,70 a 14 ó 15 pesos, aunque retrocedió a algo más de 13 en los últimos días, puede verse que el mismo salario de 30.000 pesos, hoy equivale a 2.100 ó 2.200 dólares, según el tipo de cambio que se considere. Es decir, un retroceso superior al 26%.
Lógicamente, ese mismo efecto se da para todos los salarios, pero es en el petróleo donde la medición en dólares viene más a cuento para este breve análisis, porque se trata de costos medidos en términos de inversiones globales (las petroleras tienen inversiones en varios países).
En ese marco, desde el gobierno de Mauricio Macri se deja trascender que la pauta de discusión salarial se ubicaría entre 28 y 30%, pero habrá que ver en cuánto supera a ese techo la evolución del dólar y su traslado a precios (algo que se ha verificado especialmente en el aumento de diversos productos de la canasta básica en los últimos días).
Volviendo al tema petrolero, aun cuando los acuerdos salariales puedan recuperar un 30%, esa mejora se dará en términos de pesos, pero es difícil vislumbrar que en el escenario actual puedan volver a recuperar el mismo valor que tenían en dólares. Quiero decir: el 30% de 30.000 pesos significaría subir unos 9.000 pesos a lo largo del año 2016. Pero el 30% de 3.000 dólares, a un tipo de cambio de 14 pesos, representaría 12.600 pesos extras.
Dicho de otro modo: no voy a contradecir al intendente Carlos Linares, cuando advirtió que “no vamos a permitir que a la crisis la paguen los trabajadores”. Pero humildemente creo que, si no es así, al menos ya les descontaron la primera cuota de un plan de pago a mediano plazo.
Es de esperar que las demás cuotas no vengan en mayor recorte salarial ni en reducción de puestos de trabajo, sino en el incremento de eficiencia productiva, que es la otra variable para evitar que el tío que paga la cuenta sea siempre el mismo.
LOS GANADORES DE LA DEVALUACIÓN
Otro elemento a tener en cuenta: la unificación del tipo de cambio favorece a los sectores exportadores, el campo entre ellos, pero también las petroleras que exportan parte de su producción. De ese modo, para entender el cambio de escenario después de la devaluación se debe echar luz al impacto positivo (en la cuenta de las petroleras) que significa la menor incidencia del salario en dólares, combinado con el mayor ingreso en pesos por cada barril exportado.
Esto es una tarea para el nuevo representante de Chubut ante el directorio nacional de YPF, Néstor Di Pierro. Como dijo el gobernador Das Neves, “esa silla política tendrá que dar una pelea muy fuerte”, sobre todo porque los nuevos vientos que soplan en la petrolera nacionalizada parecen apuntar más a los resultados financieros que a los productivos. Desde una mirada centrada sólo en los números, no hay que ser muy creativo para imaginar que las próximas decisiones pueden concentrar el esfuerzo en la cuenca neuquina, para aprovechar el alto potencial gasífero y sus precios sostenidos, más resguardados de la crisis del petróleo (y reduciendo así la importación de gas del exterior).
Y en ese marco, no es difícil prever cuál será la prioridad financiera, si un barril de crudo cuesta más barato cuando se trae de afuera que sacándolo de la cuenca San Jorge, con sus múltiples complicaciones geológicas. Ese es el tipo de pelea que la espera al ex intendente, que además deberá convencer –junto a sus pares de las otras provincias petroleras- que los consumidores de combustibles –la pampa húmeda entre ellos- deben pagar una tarifa más alta en el surtidor para poder sostener el esquema de los precios de incentivo para seguir produciendo petróleo en el país.
LLAVES SOBRAN, HAY QUE DAR CON LA PUERTA
Sin dudas, el gobernador Das Neves ha logrado un extraordinario blindaje político, con la designación de Ávila en Petrominera y de Di Pierro en YPF. En la ciudad donde obtuvo el 16% de los votos, se alió con quienes lograron el 40%, en los ya lejanos y maratónicos comicios de este 2015.
Son ellos quienes tienen las llaves para abrir las puertas y salir a buscar algunas de las respuestas que requiere la región. Días pasados, un alto ejecutivo petrolero me dijo, citando a un filósofo alemán, que el concepto de inteligencia había variado substancialmente: de pensarlo en el pasado como la habilidad para resolver problemas, parece que ahora la inteligencia en realidad es saber enfocar o desentrañar cuál es el problema real a enfrentar, para -a partir de su adecuada formulación- empezar a buscar sus posibles soluciones.
En otras palabras, no deberíamos emular a aquel simpático beodo (en estos días de excesos y copas) del viejo chiste: ese que buscaba las llaves debajo de un farol, alejado de la puerta donde las había perdido. Y ante la pregunta del vigilante del barrio, respondía: “se me cayeron allá, pero las busco acá porque está menos oscuro”.