La probable decisión de liberar precios del petróleo y sus derivados, cuya confirmación se espera entre las primeras medidas del flamante gobierno de Javier Milei, implica para la cuenca San Jorge y la actividad petrolera en general una serie de impactos que pueden ser positivos, pero también una contraparte cuyo efecto dependerá de la previsión con la que los gobiernos planifiquen sus consecuencias.

En sus primeras definiciones como gobernador de Chubut, Ignacio Torres dijo el sábado que no tiene problemas con el objetivo de reducir el déficit, siempre que no “nos sigan imponiendo un dólar ficticio”.

La referencia se vincula a una de las medidas reclamada por el actual mandatario desde su banca como senador, cuando impulsó un proyecto para que se reconociera un mayor valor del dólar para la producción de petróleo. Ese reclamo tuvo en la tarde del martes una indirecta respuesta, con la fijación del tipo de cambio oficial en 800 pesos por dólar, lo que favorecerá directamente a las arcas de las provincias que producen petróleo.

Como la referencia de precios de ese producto se maneja en dólares, la lógica indica que el ingreso para las provincias crecerá sustancialmente al liquidarse a un valor de 800 pesos, en lugar de los 350 que regían hasta la semana pasada.

LA CONTRACARA EN LOS COSTOS Y DEUDAS

Sin embargo, es necesario tener en cuenta que así como crece el ingreso, también suben los costos. El impacto inflacionario que tendrá el nuevo tipo de cambio terminará incentivando, inevitablemente, en la demanda salarial de los agentes del Estado, que ya desde antes del cambio de gobierno reclamaban por el retraso de salarios.

El efecto del sinceramiento del tipo de cambio también alcanza a las deudas de la provincia, en especial sobre su mayor compromiso, que es el BOCADE. Los pagos de este instrumento se cristalizan cada 3 meses, pero cada 30 días se debe depositar, en un fideicomiso constituido para tal fin, el equivalente a un tercio de la cuota trimestral, en dólares billete, que deben adquirirse al valor de dólar oficial.

Por ejemplo, si el próximo 24 de enero se debe abonar un vencimiento de 34 millones de dólares, la conformación del pago se inicia en noviembre, con la primera ‘cuota’ de algo más de 11,3 millones, seguido a diciembre y la última para el primer mes del año. El fondo se constituye los días 15 de cada mes, cuando se liquidan las regalías.

A esto se suman las otras deudas que, como los títulos adquiridos por la ANSES, se referencian en el dólar Linked, por lo que si bien se paga en pesos, se debe tomar el valor de conversión 48 horas antes de la fecha de pago, según confiaron especialistas consultados por ADNSUR para este informe. Así, la suba del dólar puede terminar teniendo un efecto neutro, desde el punto de vista del mayor ingreso generado por la actividad petrolera.

EL IMPACTO DE LA LIBERACIÓN SOBRE LOS COMBUSTIBLES

Otra de las derivaciones de la nueva política económica se vincula a un pedido que venía planteando la industria, en contra del ‘barril criollo’. En este punto el reclamo era sobre todo desde Neuquén, porque la producción petrolera de esa provincia, que es la más utilizada para la elaboración de combustibles, se venia liquidando a un precio de 58 dólares por barril. En Chubut, las últimas liquidaciones se hicieron sobre una referencia de 66 dólares.

En ambos casos, quedaba muy por debajo de los valores internacionales, que en el último trimestre de este año ha tenido un promedio de 89 dólares por barril, si bien en los últimos días atraviesa una baja circunstancial y esta semana abrió en la banda de los 75 dólares y este martes bajaba a 72.

También a esto se refería Torres cuando hablaba de un “valor ficticio”, ya que el combo entre tipo de cambio congelado y precio interno pisado terminaba erosionando los ingresos de los Estados productores de hidrocarburos.

La suba de este valor de referencia implica un efecto positivo más claro para las arcas provinciales, porque en este caso sí hay una mejora genuina del ingreso. Es como si a un vendedor de un producto se le permitiera elevarse el valor de su mercadería, pero sin la contraparte de una suba de sus propios costos.

Todavía no está claro si el barril criollo se eliminará definitivamente o si se elevará su valor de referencia, para mejorar la ecuación económica de las operadoras pero al mismo tiempo atenuar el impacto directo en los precios de los combustibles. De todos modos, no habría que esperar mucho “gradualismo”, ateniéndose a las definiciones del presidente Milei en su primer discurso.

En este punto, el efecto negativo se verá reflejado en los precios de los combustibles, ya que la política del ‘barril criollo’ se creó para ‘amortiguar’ el encarecimiento de los precios externos en los surtidores del país. Sin embargo, esa política se financiaba con el sacrificio de las provincias productoras de petróleo, que deben resignarse a recibir regalías liquidadas sobre un precio del barril más bajo que el externo.

CUÁNTO PODRÍA COSTAR EL LITRO DE NAFTA

Un informe del consultor Nicolás Arceo anticipó en noviembre los posibles impactos en los surtidores, dependiendo de cómo se dé finalmente la combinación entre tipo de cambio oficial y modificación del barril criollo.

El especialista había previsto que si el precio del crudo en el país al menos se eleva hasta una referencia de 75 dólares por barril (es decir, achicando la brecha, pero sin liberarlo totalmente), el precio del litro de nafta sería de 1.200 pesos si el dólar oficial se alineara con el ‘blue’ (este escenario ya quedó descartado, tras los anuncios de ayer y el dólar oficial a 800 pesos).

En un escenario más moderado, con el mismo valor de referencia (75 dólares por barril), pero con un tipo de cambio oficial en torno a los 800 pesos, entonces el valor del litro se ubicaría en torno a los 1.000 pesos por litro.

En un escenario más “gradualista”, si el precio interno se fijara en 65 dólares por barril, entonces el precio del combustible quedaría en alrededor de 830 pesos, siempre que el dólar oficial finalmente se mantenga entre 750 y 800 pesos.

Según reflejó ADNSUR en un informe anterior, esto implicaría que la carga completa de un tanque de nafta para un vehículo chico o mediano oscile en torno a los 45.000, elevándose a 70.000 pesos o más, si se trata del diésel de mayor refino.

Esos valores quedarían reflejados siempre y cuando se termine, o se reduzca, el subsidio indirecto que las provincias petroleras transfieren a los usuarios de combustibles de todo el país, a través del llamado ‘barril criollo’, algo que hasta ahora no ha tenido definición por parte del gobierno de Javier Milei.

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