Brutal tiroteo en la Patagonia y dos heridos por balas perdidas
La violencia se descontrola: balaceras en plena calle y vecinos alcanzados sin saber por qué.
La violencia en Cutral Co no da tregua. En menos de 24 horas, dos vecinos resultaron heridos por balas perdidas, víctimas de los reiterados tiroteos que se mantienen en vilo a la comunidad. Ambos están fuera de peligro, pero el miedo crece en una ciudad donde el sonido de los disparos se vuelve cada vez más frecuente.
Una joven herida en su propia casa
El primer hecho ocurrió durante la madrugada, cuando una joven de 23 años estaba en su vivienda en el barrio Aeroparque. A eso de las 2:30 , escuchó las detonaciones y se acercó a la ventana para ver qué sucedía. En ese instante, una bala entró por la abertura, estancando el vidrio y alcanzando su mano.
El proyecto le fracturó una falange de su dedo anular. Su familia la trasladó de inmediato al Hospital Complejidad VI, donde confirmaron la lesión. Fuera del peligro, pero con un daño irreparable, la joven aún no confirmará si hará la denuncia.
Ootro vecino, otra bala perdida
Horas más tarde, en la misma jornada, otro tiroteo en la calle dejó un nuevo herido. Esta vez, la víctima fue un hombre que caminaba por la Avenida Carlos H. Rodríguez , cerca de las calles 22 de Octubre y 13 de Diciembre.
De repente, sentí un fuerte dolor en la pierna y cayó al suelo. No entendía lo que pasaba hasta que vio su ropa manchada de sangre. Había sido alcanzado por un disparo al azar . Alertados por los gritos, los vecinos llamaron a la Policía y al hospital, que enviaron una ambulancia para trasladarlo.
Al igual que la joven, este vecino tampoco tenía relación con el tiroteo. Fue simplemente otra víctima involuntaria de la violencia descontrolada .
El miedo de los vecinos no está infundado. Estos episodios traen a la memoria el trágico caso de Daira Danila Acuña, la joven de 20 años asesinada por una bala perdida en 2021.
La madrugada del 8 de octubre de ese año, Daira estaba en su casa del barrio Belgrano, sosteniendo en brazos a su hijo de cuatro años, cuando un tiroteo entre dos bandos desató el horror. Se efectuaron más de 30 disparos desde distintos bloques de edificios.
Uno de esos proyectiles entró por la ventana, rozó la mano del niño y atravesó el abdomen de Daira, causándole la muerte. No era la primera vez que una bala rompía el vidrio de su hogar. Antes, había tapado la abertura con cartón, intentando protegerse de una tragedia que finalmente ocurrió.