Durante más de una hora, el preso Cristian “Mai” Bustos declaró ante el Tribunal de Enjuiciamiento en el jury que se realiza contra la jueza Mariel Suárez, por quien se pide la destitución a raíz de sus visitas al presidiario, condenado por dos homicidios a 20 años y prisión perpetua, respectivamente.

“Ella traía como sorpresa la tapa del libro que iba a escribir, para mostrarme cómo quedaba y para ver si me gustaba”, contó Bustos, sobre el motivo de la visita al Instituto Penitenciario Provincial de Trelew por parte de la jueza que, un día antes, había concluido el juicio en su contra.

“Disculpe por la pregunta, pero, ¿usted tiene algún vínculo o relación con la doctora Suárez, por fuera de lo académico?”, le consultó el abogado defensor de la jueza, Jorge Benesperi: “No", respondió Bustos y agregó: "El vínculo que mantuve es un vinculo de entrevistado y ella como académica, que escribe y expone fuera del país”.

"El vínculo que mantuve es un vinculo de entrevistado y ella como académica", dijo Bustos

Las preguntas de la defensa apuntaron a dejar en claro que Suárez no perdió la imparcialidad durante el proceso y que tampoco tuvo una relación sentimental con el preso, ante las sospechas que despertaron las imágenes de video durante la reunión mantenida en el IPP, con ambos sentados en el piso  y a muy corta distancia.

Aunque la imagen que se viralizó en todo el país muestra un acercamiento de frente, que puede interpretarse como un ligero beso de labios entre ambos, ninguna de las preguntas, ni de la defensa ni de los acusadores, apuntó a determinar qué fue lo que pasó en esa breve secuencia, en la que luego se observa la cercanía entre ambos para dialogar por lo bajo.

Bustos reconoció que se sentaron en el piso y fuera del escritorio porque los enchufes para la computadora y la pava eléctrica, con la que ambos tomaron mates y comieron “sanguchitos”, estaban alejados de aquella mesa, al tiempo que hablaban a poca distancia para que él pudiera relatar los hechos que la jueza buscaba plasmar en su futuro libro.

En esa reunión que se prolongó por más de dos horas, según recordó el preso, trató de relatar cómo ocurrieron los hechos por los que él considera que fue perjudicado en un juicio “lleno de irregularidades”, en referencia al proceso que concluyó con su condena a prisión perpetua por el homicidio del policía Tito Roberts:

“Yo reconozco mi culpabilidad en ese hecho, pero no me dejaron demostrar que no disparé primero", dijo el presidiario, sobre los hechos ocurridos el 8 de marzo de 2009. "Yo no quería matar a nadie, pero reaccioné al ver a mi hermano muerto. Fue atroz, porque había 100 casquillos y no se encontró ninguno de la policía, solamente los que yo disparé, porque no hubo preservación de la escena del crimen. Después supe que podría haber matado a mi padre o a mi madre, porque ellos venían corriendo detrás, con los funcionarios policiales”, relató.

El preso Cristian “Mai” Bustos declaró ante el Tribunal de Enjuiciamiento

Por eso, cuando el defensor Benesperi le preguntó si Suárez había vulnerado el principio de imparcialidad, el preso respondió con absoluta seguridad que no fue así: “La doctora Suárez me condenó, pero fue la única que tuvo en cuenta las irregularidades que hubo en el juicio”.

En efecto, Suárez condenó a Bustos a 8 años de prisión, mientras que las otras dos juezas del tribunal lo condenaron a prisión perpetua. Bustos también remarcó su malestar porque estas juezas se abrazaron con familiares de las víctimas luego de expresar el veredicto de culpabilidad, al tiempo que destacó que la jueza Suárez “era la más humana”, al destacar que se preocupaba por si había comido o no.  

Bustos aprovechó la circunstancia para declararse inocente por el homicidio de su bebé, que fue el primer hecho por el que estaba preso y se fugó cuando esperaba el juicio, lo que posteriormente derivaría en la re captura y enfrentamiento policial que derivó en el segundo homicidio: “A mí se me condenó por ser hombre y por trabajar en albañilería”, aseguró, en referencia al otro juicio en el que afronta una condena a 20 años de prisión.

El interrogatorio sobre Bustos por parte del abogado defensor de Suárez apuntó a reflejar en todo momento que la jueza no perdió los deberes de imparcialidad por el hecho de haberlo visitado en la comisaría de Esquel, apenas concluido el juicio con la declaración de responsabilidad penal, el 10 de diciembre y posteriormente, el 29 de diciembre, tras la audiencia de imposición de penas.

Las preguntas de Benesperi buscaron reflejar también las malas condiciones de alojamiento en que se encontraba Bustos en la comisaría de Esquel, al relatar que eran condiciones totalmente precarias, lo que motivó que él le pidiera a la jueza Suárez el inmediato traslado al Instituto Penitenciario Provincial de Trelew.

Jueza Mariel Suárez

Además de la referida pregunta sobre el vínculo con la jueza por fuera de lo académico, el defensor buscó reflejar que en la entrevista en el IPP no hubo ninguna circunstancia contraria a las normas vigentes, enfatizando el interés del preso por mostrar su inocencia a través del relato que quedaría plasmado en el futuro libro de la jueza Mariel Suárez.

Bustos también reconoció que se saludó con un beso y un abrazo al momento de iniciarse la visita en el IPP, pero ante otras preguntas del defensor dijo que era una forma de saludarse con otras personas que también lo visitan, incluso desde ámbitos académicos y oficiales: “Dentro de todo, también soy humano”, expresó.

Por lo que puede inferirse del interrogatorio que llevaron adelante los abogados Jorge Frûctecnich y Manuel Burgueño Ibarguren, integrantes de la comisión acusadora, el rol que desempeñó la jueza fue más cercano al de una defensora que al de un juez. Esto podría inferirse de las preguntas que apuntaron a remarcar por qué Bustos no le pidió a su propia abogada defensora, Valeria Ponce, que se concretara el traslado al IPP de Trelew, en lugar de pedírselo a la jueza Suárez, con quien se reunió brevemente en la comisaría de Esquel el 10 de diciembre.

También enfatizaron los acusadores, a través de su interrogatorio, la expectativa que tiene Bustos de que la sentencia en su contra sea revisada por la Corte a partir del criterio expresado pro Suárez en su sentencia, que lo condenó por una figura más leve y por eso pidió para él una pena de 8 años, en lugar de la prisión perpetua. “Es lógico que uno tenga esperanza de que la sentencia sea revisada y se vean todas las irregularidades que se cometieron en el juicio”, se defendió Bustos, insistiendo en poner en duda todo el proceso en su contra.

El libro por el cual la jueza Mariel Suárez asegura haber visitado al preso "Mai" Bustos

Burgueño apuntó a saber si la jueza Suárez le había dado la razón a sus quejas por las irregularidades: “Si ella vio alguna falta, lo habrá manifestado en su sentencia, pero a mí no me dijo nada”, respondió el preso, evitando dejar expuesta a la jueza en una posición parcial a su favor. Ante la insistencia en igual sentido, sobre qué comentarios le había formulado la jueza ante sus reclamos por irregularidades, respondió:

“Nada, me dijo que iba a plasmar eso en el libro y yo le agradecía mucho. Le dije en su momento que para mí era muy importante y lo es hasta hoy que pueda salir el libro. En lo judicial han pasado tantas cosas que es aberrante. Yo entiendo mi culpabilidad de los hechos, pero no tuve ninguna respuesta por las irregularidades, no han mirado las pruebas que yo he presentado. Por eso era importante plantear todas estas  cosas”.

Las preguntas de los acusadores también buscaron saber si las reuniones con Suárez le sirvieron a Bustos para presentar como argumentos a su favor en el recurso de revisión de las sentencias en su contra, pero el testigo de la defensa negó enfáticamente esa posibilidad.

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