El año cierra con 7 homicidios: jóvenes muertos, el riesgo de la ‘justicia por mano propia’ y un femicidio atroz
Comodoro Rivadavia enfrenta un cierre de año marcado por homicidios que generaron una profunda conmoción social. Desde el asesinato de Gonzalo Güenchur, que reavivó el debate sobre la responsabilidad penal de menores, hasta un nuevo caso de femicidio con interrogantes sobre la falla en los protocolos de prevención. La inseguridad, con componentes de violencia extrema, ciber delitos en aumento y el riesgo de la justicia por mano propia, sigue siendo un desafío urgente para la comunidad y las instituciones locales.
Los hechos de inseguridad en Comodoro Rivadavia durante 2024 tienen como arista saliente el homicidio del chico Gonzalo Güenchur cuando esperaba el ómnibus para ir a la escuela. En total fueron 7 los homicidios ocurridos durante el año, mientras que entre los delitos de mayor aumento se cuentan los vinculados a la tecnología, mediante las llamadas estafas virtuales o ciber delitos.
El homicidio de Gonzalo Güenchur, un joven de 17 años, ocurrido el 21 de mayo de 2024 en Comodoro Rivadavia, ha generado una profunda conmoción en la comunidad y un intenso debate sobre la justicia, reavivando la discusión sobre la punibilidad de menores de edad, ya que su agresor tenía sólo 15 años al momento del hecho.
El caso despertó también la discusión sobre los adolescentes y jóvenes en situación de alta vulnerabilidad, tal como se encontraba el pibe que mató a Gonzalo, cuya muerte dejó en evidencia también la falta de respuesta penal para este tipo de hechos, aún cuando la no punibilidad apunte a la reinserción social de los jóvenes que delinquen.
MATÓ A LA MADRE Y CONVIVIÓ CON EL CADÁVER VARIOS DÍAS
Por aquellos días, la ciudad volvió a conmoverse con otro hecho de fuerte impacto, ya que se conoció la noticia del hallazgo de una mujer asesinada por su propio hijo, en el interior de su domicilio.
El hecho, ocurrido entre el 16 y 20 de mayo, recién se evidenció días después, cuando el propio agresor, afectado por problemas de salud mental, le dijo a un vecino del barrio Juan XXIII que tenía intenciones de suicidarse y éste percibió un fuerte olor desde el interior de la vivienda, por lo que dio aviso a la policía.
En el dormitorio de la víctima, se encontró el cuerpo de Mónica Dagotto, de 61 años de edad, en avanzado estado de descomposición, luego de que su hijo, identificado como Renzo Aconetani, de 33 años, le provocara la muerte mediante asfixia con la almohada y clavándole un cuchillo en la garganta, según los indicios de la investigación de fiscalía.
El caso será ventilado en juicio seguramente el año próximo, en tanto el plazo para la investigación vencía sobre fines de noviembre, instancia que tuvo al imputado detenido, con prisión preventiva, cumplimentada en el servicio de Salud Mental del hospital Regional, lo que fue prorrogado por los próximos meses.
EL HOMICIDIO DE ‘CARITA DE BEBÉ’, UNA TRÁGICA COINCIDENCIA Y MÁS JÓVENES VIDAS PERDIDAS
Cuando el 4 de agosto último salió de su casa en la calle Pasteur Emiliano Figueroa, de 26 años, conocido en las crónicas policiales como ‘carita de bebé’ por algunos antecedentes delictivos, no sabía que sería la última vez. Los disparos que recibió en esa tarde de domingo conmovieron a vecinos de barrio Cayetano y terminaron provocándole la muerte 2 días después, pese a los esfuerzos en el hospital Regional por salvarle la vida.
Por el hecho está imputado Enrique Silva, quien permanece detenido con prisión preventiva, a la espera de un juicio en el que afrontará la acusación de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
Según las pruebas reunidas por la fiscalía hasta el momento, Silva bajó de un automóvil cuyo conductor aún no está identificado, para interponerse frente a Figueroa, asestándole 3 disparos de arma de fuego cuando la víctima intentaba ingresar al domicilio de un vecino. Uno de los impactos dio en el abdomen y fue el que, dos días después, provocó el desenlace fatal.
Sobre los motivos del hecho hay varias especulaciones, entre las que no se descarta el denominado ‘ajuste de cuentas’, teniendo en cuenta que la víctima había protagonizado varios hechos delictivos, con intentos de robos frustrados por vecinos, en las semanas previas.
El triste final de Figueroa se asemeja al de su hermano Ezequiel, ocurrido 10 años atrás, con sólo 17 años, fue asesinado en pleno viaje de colectivo, por otro joven con el que mantenía diferencias. Por ese hecho, la justicia condenó a otro joven, identificado como Awad Mustafá, de 22 años de edad. El agresor fue condenado a 11 años de prisión.
Similar hipótesis, la del ajuste de cuentas, se cobró otra joven vida el pasado 1 de septiembre, cuando Isaías Jaramillo, de 23 años, fue asesinado de 3 disparos, al grito de su agresor: “Vos me robaste”. El hecho ocurrió en Zona de Quintas y el principal imputado es Maximiliano Carriman.
En un principio se le dictó prisión preventiva por 3 meses, pero el pasado 30 de noviembre se le morigeró por arresto domiciliario, ante una mejora en su situación, ya que hay dudas sobre el reconocimiento efectuado por el principal testigo del hecho.
Otra joven víctima, identificada como Gastón Exequiel Acosta, de 25 años, perdió la vida a manos de un amigo, identificado como Juan Carlos Peralta, de 55 años. Ambos compartían bebidas en un domicilio de la zona de asentamientos identificada como ‘El Cerrito’, en el límite entre barrios San Cayetano y Abásolo, cuando al parecer el joven esgrimió un arma blanca y el agresor lo ultimó de un disparo de arma de fuego.
En principio el hecho está calificado como homicidio agravado por el uso de arma de fuego, pero no se descarta que pudiera cambiar a “homicidio en exceso de legítima defensa” (con menor gravedad en la escala penal), en caso de que se compruebe que los hechos ocurrieron como los relata el imputado, es decir que se defendió cuando presuntamente la víctima intentó agredirlo con el cuchillo.
UN NUEVO CASO DE “JUSTICIA POR MANO PROPIA”, O “VENGANZA PRIVADA”
La muerte de Sebastián Raúl Barría, el 10 de noviembre último en barrio Radio Estación, apareció rápidamente rotulada como “justicia por mano propia”, por parte de vecinos cansados de los robos en ese sector. El fiscal del caso, Martín Cárcamo, desechó esa calificación y la cuestionó severamente, al denominarla “venganza privada”.
En concreto, el hecho investigado se originó cuando en la tarde del domingo 10 de noviembre, vecinos de la zona conocida como ‘Radio Estación’, en cercanías de barrio Abásolo, detectaron la presencia de dos sujetos que habían ingresado a una vivienda, aprovechando la ausencia de su propietario.
A partir de ahí, las hipótesis difieren. Los vecinos relataron que uno de ellos disparó con una escopeta, dándose ambos a la fuga, pero los vecinos los persiguieron a lo largo de 800 metros y les dieron alcance, con una fuerte golpiza. El presunto autor, identificado como Fabián Molina, se auto incriminó y reconoció haber sido autor de los disparos que resultaron fatales.
Sin embargo, para el fiscal Martín Cárcamo los hechos pudieron ser diferentes, abriendo la posibilidad de un agravamiento del caso. Es que la escopeta entregada por el presunto autor no coincide con las heridas de la víctima, por lo que se cree que no fue esa el arma que causó la muerte, llegándose a dudar también respecto de la verdadera autoría del hecho.
“O no entregó el arma con la que en realidad ultimó a Barría, porque es de distinto calibre a la utilizada para darle muerte, o se abre la posibilidad de que Molina no haya sido quien en definitiva le quitó la vida a Barría”, dijo el fiscal Cárcamo, en declaraciones publicadas por ADNSUR.
También abrió la posibilidad de que en realidad los disparos se hubieran producido al momento de darle alcance al ladrón, lo que sumado a los golpes provocados, podría agravar la calificación a homicidio por alevosía, con una previsión de penas mucho más altas que la del homicidio simple, que prevé penas de 10 a 25 años de prisión (mientras el agravante prevé prisión perpetua).
En igual sentido, el fiscal descartó la posibilidad del exceso en legítima defensa (calificación penal menos grave), debido a que el supuesto autor no defendió su propiedad, sino la de un tercero.
Por lo pronto, no hay imputaciones contra Molina, que tiene el apoyo de sus vecinos, cansados de sufrir robos en la zona. Para el fiscal, en cambio, los antecedentes delictivos de la víctima no justifican el accionar: “No está habilitado el ejercicio de la venganza privada ni el ajusticiamiento, por la condición de delincuente habitual que pudiera tener la víctima de homicidio -dijo Cárcamo-. Es un contrasentido decir ‘justicia por mano propia’, porque la organización social dice que las diferencias deben ser resueltas por el sistema judicial”.
OTRO FEMICIDIO Y UNA PREGUNTA, ¿FALLARON LAS ALARMAS?
El nuevo femicidio ocurrido en Comodoro Rivadavia el domingo 15 de diciembre, con posterior suicidio del victimario, dejó nuevamente sobre la superficie un hecho que pese a las campañas y enunciados contra la violencia de género está lejos de resolverse, pero sobre todo con grandes dudas sobre los sistemas de prevención.
Es que, mientras el fiscal del caso, Martín Cárcamo, aseguró luego del impactante hecho que no existían denuncias previas ni intervenciones judiciales vinculadas a violencia de género sufrida por la víctima, que sí había motivado intervenciones de la justicia de familia por problemas de consumos problemáticos, desde la Secretaría de la Mujer y Violencia de Género se reconoció que sí habían tenido intervenciones en ese ámbito municipal.
La pregunta que surge es obvia: ¿Había antecedentes de violencia de género y no se dio aviso a la Comisaría de la Mujer? ¿No hay comunicación, entre ámbitos oficiales del Estado? Por los dichos de uno y otro ámbito, la respuesta es negativa.
La otra pregunta que queda flotando en torno al caso es si este doloroso episodio, en el que los hijos de la mujer fueron víctimas también de la agresión y quedaron como testigos del fatal desenlace, servirá para mejorar protocolos de intervención, a fin de evitar nuevos desenlaces extremos.