El 2 de mayo de 2014, el soldado Nelson Gabriel Ñancufil, de 23 años de edad, fue encontrado muerto en una garita de colectivos que solía estar ubicada sobre calle España, entre San Martín y Rivadavia, en el casco céntrico de la ciudad de Comodoro Rivadavia.

Eran cerca de las 7 de la mañana cuando se produjo el hallazgo, el joven prestaba servicios en el Regimiento de Infantería 8, y había recibido un puntazo en el pecho, lo que finalmente le provocó la muerte.

Según los informes recopilados sobre esa trágica noche, se pudo establecer que Ñancufil salió de su lugar de trabajo en un local bailable y se dirigió a un pub en la calle San Martín al 300, en compañía de su pareja. Sin embargo, mientras estaba en el bar, se vio involucrado en un altercado. 

La principal hipótesis que se manejaba, a partir del relato de un testigo, es que el agresor de Ñancufil había descendido de un vehículo, lo apuñaló y luego escapó, lo que reforzaba la teoría de que la discusión en el pub fue lo que luego desencadenó su muerte, sin embargo, la falta de evidencia para poder avanzar en la causa hizo que la investigación se viera estancada.

El pedido de justicia.

En el sector donde fue encontrado Ñancufil no había Cámaras del Centro de Monitoreo, sino que se ubicaban en una zona más alejada y las que sí pudieron ser relevadas y registros colectados, no contaban con la nitidez suficiente para poder determinar quién mató al soldado.

Durante varias semanas se tomaron entrevistas, incluyendo a la novia del joven, a su círculo de amigos, conocidos y testigos que pudieron aportar datos del ataque, no obstante, nada de ello pudo conducir al agresor.

NO SE DEFENDIÓ

El joven soldado practicaba jiu jitsu y competía dentro de la disciplina, lo que generó cierta incertidumbre sobre lo que ocurrió, dado que no se defendió al momento de la agresión. Se presume que o bien fueron los efectos del alcohol o bien podría haber conocido al agresor. 'Se confió', diría en algún momento el padre del joven, Arturo, al tiempo que sospechaba sobre algunos cercanos al joven. 'Algo más saben pero no nos quieren decir'.

Mientras tanto, los medios informaban sobre la trágica muerte del joven soldado, destacando los pocos avances en la investigación. La familia de Ñancufil hacía un llamado público a posibles testigos para que se acerquen a la policía y ayuden a esclarecer el caso. Paralelamente, se sumaban a movilizaciones junto a otros familiares de víctimas de crímenes, buscando mantener vigente la visibilidad del caso, que lamentablemente se sumaba a la lista de crímenes sin resolver en la ciudad.

Las movilizaciones en pedido de justicia.

El impacto de este suceso llevó a que la familia fuera blanco de extorsionadores, quienes llegaron a solicitar dinero a cambio de información sobre el caso. Sin embargo, lejos de amedrentarse, la familia no cesó en su lucha por encontrar al responsable del crimen. A pesar de que han pasado más de nueve años, continúan exigiendo justicia y persisten en su búsqueda incansable.

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