María Hilda Cárdenas Alvarado tenía 81 años cuando en la jornada del martes 26 de junio de 2012, fue encontrada sin vida en su domicilio de la calle Sarmiento al 2000 del barrio Las Flores. Su hija, que residía en el mismo predio, había comenzado a llamarla alrededor de las 11 horas y ante la falta de respuesta se acercó a la vivienda. En primera instancia, notó que el portón de ingreso estaba abierto, algo poco usual, dado que siempre su madre era cautelosa y lo mantenía cerrado. Al entrar a la casa se encontró con la terrible escena: su madre estaba muerta.

Hilda estaba atada de pies y manos en la cama y había sido estrangulada con una sábana. En las dos habitaciones había desorden, lo que hacía presumir a los investigadores que quien o quienes cometieron el atroz crimen estaban buscando dinero o elementos de valor y que habían sometido a una tortura a la mujer en busca de que les brindara algún dato. Finalmente solo se habrían llevado una cámara fotográfica y una suma inferior a los mil pesos.

En el lugar trabajó personal de la Seccional Segunda de Policía, constituyéndose la fiscal jefe, Adriana Ibáñez junto a la funcionaria Patricia Rivas y por orden de la fiscalía, nadie volvió a entrar en la casa hasta que llegó Criminalística para concretar las correspondientes pericias y actuaciones en busca de elementos de interés que pudieran arrojar indicios de él o los presuntos autores.

Fueron a robarle y la asesinaron: el crimen impune de María Hilda Cárdenas

Los testimonios daban cuenta de que Hilda, tras enviudar, era muy cuidadosa, no le abría la puerta a extraños ni mucho menos dejaba el portón abierto, solía reunirse con un grupo de oración en una parroquia cercana y concurría a misa, era conocida y querida en el barrio donde residía hace muchos años por lo que la tragedia generó tristeza en toda la comunidad barrial y en quienes la conocían, más aún al no lograr brindar datos que pudieran dar cuenta de sus asesinos pues, entre las 11 y las 13 horas, los vecinos señalaron no haber escuchado ni ver personas que los pusieran en alerta o que fueran extraños.

Con el correr de los días, la falta de indicios o datos concretos hizo que la policía solicitara a la comunidad colaboración con información de interés sobre el caso, pero pronto se llegó a un callejón sin salida que dejó estancada la investigación, sin poder llegar a determinar la autoría, siendo un homicidio impune más en la ciudad.

UN HECHO SIMILAR QUE TUVO JUSTICIA

Casi nueve años después del homicidio de Hilda, otro crimen de similares características tuvo lugar en la ciudad petrolera, pero en este caso en el barrio Máximo Abásolo.

El 23 de julio de 2021 por la tarde, un hombre concurrió al domicilio ubicado en calle Huergo al 4.500 de María Ojeda Corbett de 81 años, la ató de pies y manos y amordazó con una media, escapando con dinero que la mujer tenía en su poder. Producto del hecho, la víctima falleció de un infarto agudo de miocardio.

La casa donde fue asesinada.
La casa donde fue asesinada.

A partir de la investigación llevada adelante por la fiscalía y la Brigada de Investigaciones, a partir de testimonios y el levantamiento de registros fílmicos, se logró establecer que el autor era un familiar de su inquilino, quien hace poco tiempo había llegado a la ciudad.

Lograron detener al hombre, Leonardo Rodríguez, y este año fue enjuiciado por el hecho. Lo declararon penalmente responsable del delito de homicidio en ocasión de robo y lo condenaron a 14 años de prisión.

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