PUERTO DESEADO (ADNSUR) - Violación y muerte. Horas de tensión y mucha angustia se inscriben en las peores crónicas de la modernidad vividas en esta ciudad, enclavada en la costa norte de Santa Cruz. Todo un país en vilo. Heridas, voces, y hasta un perro, fueron claves para desentramar este macabro suceso.

El sábado 22 de febrero en el Juzgado de Primera Instancia de la ciudad de Puerto Deseado se llevaron adelante las investigaciones para intentar resolver el macabro suceso ocurrido el 20 pasado en Punta Cavendish, distante a unos tres kilómetros de la ciudad, y a unos 700 metros del circuito de automovilismo, en plena costa de la ría Deseado.

Allí, mientras María y su pequeño hijo recorrían la zona, fueron abordados por dos personas, la violaron y golpearon salvajemente y le pusieron fin a la vida del niño con una crueldad inusitada.

El viernes 21 sobrevino una marcha espontánea de los ciudadanos que comenzaron a convocarse por las siempre infalibles redes sociales.

El epicentro fue la emblemática esquina de la Plaza “del vagón”, luego se dirigieron a la sede policial y judicial. Momentos de silencio, respeto y profundo dolor fue el denominador común en las casi cinco cuadras de vecinos que portaban carteles pidiendo “Justicia” por este lamentable suceso. También se vivieron momentos de tensión por los ánimos de la concurrencia que exigía esclarecimiento a éste y a otros hechos sucedidos en la ciudad.

Sábado 22, a tanta oscuridad, sobreviene la claridad.

María fue consultada si estaba en condiciones de declarar en sede judicial. Cerca de las 10:30 accedió a las distintas tareas para contribuir en la causa como única testigo directa. La clave siempre fue “no revictimizar a la víctima” y bajo esa consigna se avanzó.

El juez Oldemar Villa salió en dos oportunidades, una por la mañana y otra por la tarde solicitando a los vecinos que se manifestaran sin hacer ruido, ya que podría generar que la víctima se bloqueara.

María se descompensó cerca de las 16 y fue conducida al hospital para estabilizarla. Posteriormente retornó al juzgado para continuar con las pericias.

Adentrada la tarde, se efectuaron tres rondas de reconocimiento de cuatro personas cada una, en las que los sospechosos estaban intercalados. A los cuatro detenidos les hicieron el hisopado para comprobar sus ADN.

Como consecuencia de la misma, surge el reconocimiento de una persona de aproximadamente 24 años de apellido Alvarado quien padece de esquizofrenia y cuenta con antecedentes por abuso. Sucede que esta condición mental, no lo priva de saber su accionar al momento de perpetrar el macabro hecho. Además tiene heridas defensivas que fueron constatadas por las autoridades intervinientes.

También fue reconocido un menor de edad. Se supo que ambos son amigos.

María fue violada con su hijo aún con vida. En pleno acto le dijeron muchas frases denigrantes que jamás se olvidará, como así tampoco sus voces.

Tiene un corte en el cuello hecho con un arma blanca, golpes en los brazos, el cuerpo y 50 puntos de sutura en la cabeza, productos de los múltiples golpes de piedras y rocas que le asestaron sus agresores, dándola por muerta. Luego sobrevino lo peor, cuando le pusieron fin a la vida de su pequeño.

En esa rueda de reconocimiento, les hicieron repetir a todos esas frases que recordaba María, inclusive: “yo no vuelvo a la cárcel” contundentes al momento de sindicarlos como autores materiales.

Dos testigos baqueanos transitaban por la zona y vieron a dos perros: uno mediano, color amarillo y otro grande color negro y a dos personas caminando. Como el perro de porte menor se acercaba demasiado a la camioneta, centraron la vista sólo en los perros.

En el inicio de las declaraciones de María, fue consultada por la presencia de animales. En principio, no hacía memoria, hasta que el sábado recordó a un perro de color amarillo y que ladraba mientras daba vueltas alrededor en pleno acto de salvajismo.

Las pericias indicaron que dicho perro contaba con muestras hemáticas que no eran de su propio cuerpo, las que son motivo de identificación. Otro dato es que en un allanamiento encontraron atados a ambos perros, aumentando las sospechas de los investigadores.

María cuenta con la mejor contención familiar y profesional, tanto del cuerpo médico local como de la fuerza de seguridad nacional que llegó a la ciudad para contribuir con la familia Subelza, ya que uno de sus hijos pertenece a Gendarmería.

María está muy cansada, y sólo quiere volver a Salta lo antes posible para sepultar a su pequeño hijo.Agradecemos al doctor Villa por brindar una conferencia de prensa para los medios de comunicación apostados desde muy temprano.

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