CAPITAL FEDERAL - Auspiciaba eventos con estrellas mundiales para posicionar su marca en lo más alto. Ofrecía paquetes en emprendimientos de renombre para mostrar respaldo concreto en sus inversiones. Así, estiman que estafó a más de 2.000 ahorristas a través de la empresa Hope Funds SA. Ahora Enrique Juan Blaksley Señorans (53) está detenido por un fraude de más de $ 550 millones; el más grande de la historia argentina.

Blaksley Señorans fue trasladado en la mañana del miércoles a Comodoro Py. En los operativos también cayó uno de sus socios: Alejandro Miguel Carozzino (37). Y hay dos prófugos y otros 14 imputados.

Los investigadores lo llaman el “Madoff argentino” por el caso de Bernard Madoff, el financista de Wall Street condenado a 150 años de prisión por un fraude de 65 mil millones de dólares en 2009.

La Policía detuvo a Blaksley en su casa del country Pacheco Golf Club, en Tigre. Y a Carozzino en su oficina de Bartolomé Mitre al 2600, en Balvanera. Fue en el marco de 38 allanamientos ordenados por la fiscal federal María Alejandra Mángano, y sus pares de la Procelac Gabriel Pérez Barberá y María Laura Roteta.

Hasta el martes a la noche estaban prófugos Verónica Inés Vega y Federico Armando Dolinkue, que presentaron una eximición de prisión que fue rechazada por la jueza federal María Servini, a cargo del caso. Además hay otros 14 imputados, entre ellos varios familiares de Blaksley.

Hope Funds S.A. fue creada en 2004. Para los investigadores, tenía como objetivo “captar millonarias sumas de dinero de distintos ahorristas”. A cambio, ofrecían tasas “muy superiores a las del mercado”. Así operaron hasta 2014, cuando empezaron a llover las denuncias por fraude.

“Las víctimas son personas de clase media. Ahorristas, inversores y hay una faz que está en proceso de investigación sobre un posible lavado. No descartamos que algunos supuestos inversores sean prestanombres que ocultan ganancias no declaradas por la empresa. De hecho, la AFIP lo planteó como una hipótesis”, dijo un investigador a este diario.

Blaksley y sus socios, según la causa, están sospechados de firmar contratos de mutuo (préstamos) y de inversión prometiendo tasas superiores al 10% pero “sin la intención” de devolver el dinero “ni aplicarlo a inversiones consistentes con los plazos de devolución”, según el expediente.

Para engañar a las víctimas, los imputados decían que la firma tenía participación en proyectos de renombre como Auditorio Buenos Aires, o las marcas “Hard Rock Café” y “Hertz”, según informaron fuentes judiciales.

Ese relato iba en línea con una agresiva estrategia de marketing por la que Hope Funds sponsoreó eventos como el partido de tenis entre Roger Federer y Juan Martín Del Potro, en Tigre en 2012; la carrera del atleta Usain Bolt contra el Metrobus en 2013; y hasta un partido de la Fundación Leo Messi. No obstante, fuentes del caso desvincularon a las figuras con la empresa. “Los imputados no eran los encargados de traer los atletas. Solo eran los sponsors. Gastaban en publicidad, pero ese gasto era desproporcionado con el capital de la empresa”, dijo un investigador consultado por Clarín.

La movida le servía a Blaksley para mostrarse como un “exitoso hombre de negocios”, tal como lo define la imputación contra él.

La Justicia estimó que el empresario y sus socios pudieron captar fondos por $ 550.678.556,66. La mayor parte fue a través de contratos entre los ahorristas y las empresas Hope Funds S.A. o Marketsite LTD.

Como parte del engaño, en los contratos se usaban garantías que “no eran más que referencias abstractas o ambiguas que intentaban dar seriedad a los documentos que se suscribían, pues ninguna de ellas resultaba ejecutable”, según las fuentes.

Una vez que los socios se hacían con la plata, los fondos se diluían en un complejo entramado societario conformado por 25 empresas. Las alarmas de los investigadores se activaron cuando, abierta la causa, el grupo comenzó a cerrar las cuentas.

A Blaksley y sus socios también se les imputa el presunto lavado de dinero por 5 millones de dólares y 16 millones de pesos. Creen que crearon sociedades fantasma en Panamá, con las que adquirieron 14 propiedades en ese mismo país, además de colocar dinero en fideicomisos a través de testaferros. Gran parte de esa plata luego fue cedida varias veces entre distintas firmas vinculadas a ellos mismos. La jueza Servini ordenó embargar las propiedades y congelar las cuentas.

Los investigadores, que además tienen como objetivo recuperar los activos, pudieron comprobar que detrás de la compleja ingeniería financiera en el país centroamericano estaba la firma de abogados Mossack Fonseca, señalada en los Panamá Papers por crear empresas fachada.

Está previsto que Blaksley declare este miércoles. Mientras, está alojado en la alcaidía de la comisaría comunal N° 4 de la Policía de la Ciudad. A él y sus socios les imputan numerosas estafas y lavado de dinero. De ser juzgados, podrían recibir penas de más de 30 años de prisión.

Fuente: Clarín

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