El hecho ocurrió semanas atrás y motivó un cruce de cuestionamientos, pero a la larga servirá para enfocar con más rigurosidad el problema: un hombre que conducía un automóvil bastante nuevo, cargaba en su interior 10 capones recientemente muertos, además de un choique y un arma larga, pero la policía se limitó a identificarlo en el módulo de acceso norte, le decomisó la carne y siguió su camino.

La escena forma parte del anecdotario conocido en ámbitos judiciales, pero deja entrever la punta de un ovillo que envuelve a la venta de carne en circuitos ilegales en la ciudad o su zona de influencia, que se canaliza mayormente a través de redes sociales. 

Durante la reunión mantenida días atrás entre dirigentes de la Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia, la Fiscalía y autoridades del Municipio, se habló sobre la consecuencia del abigeato en la zona, vinculada a un circuito clandestino de venta de carne, proveniente del robo de hacienda.

Tal como informó ADNSUR, el problema del abigeato fue planteado por productores rurales durante el encuentro con autoridades judiciales y municipales, para abordarlo en dos aspectos. El primero, el pedido de mayor prevención a partir del control de rutas y caminos internos; el segundo, el reclamo para intensificar controles tendientes a detectar la venta ilegal de la carne obtenida por vía del robo.

“Bromatología hace los controles en las carnicerías habilitadas o abiertas al público y es muy difícil que un comerciante se arriesgue a tener carne sin sello en su local, porque las multas son muy elevadas y la sanción puede llegar hasta el cierre”, explicaron desde ámbitos municipales vinculados a ese tipo de actividad.

“Lo que se dice que hay y está a la vista es la venta de carne en redes sociales, ahí es donde se tiene que empezar la investigación, pero eso depende de la justicia, porque nosotros no tenemos el control sobre lo que se hace en Facebook”, graficó la misma fuente, para dimensionar el problema.

Al menos dos antecedentes recientes reflejan que hay robo y posterior venta clandestina

En ámbitos judiciales se reconoce que el circuito de venta clandestina de carne debe rastrearse en las redes sociales y se cuenta con elementos para comenzar a hacerlo. Desde esa perspectiva, durante la reunión de la semana pasada se habló de la investigación que en su momento hizo el municipio para detectar la venta clandestina de pirotecnia, lo que permitió dar con un domicilio en el que se ejercía esa actividad irregular, prohibida por ordenanza municipal.

En este caso, incluso, se trata de una actividad ilícita que encierra más componentes pasibles de ser sancionados penalmente. Por un lado, el hurto de ganado, pero además la cantidad de animales que se ha detectado en hechos recientes refleja que se trata de actos que buscan un fin posterior, vinculado a la venta clandestina, lo que encierra un alto riesgo para la salud pública.

Uno de los hechos ocurrió no hace mucho tiempo, cuando se detectó a un sujeto que ingresaba por el módulo norte municipal en un automóvil casi 0km, ya que se trataba de un Toyota Etios de reciente patentamiento, según revelaron las fuentes consultadas para este informe.

“Cuando el tipo bajó la ventanilla el olor del auto era insoportable –relataron-, pero además estaba todo lleno de sangre y a la vista: llevaba 10 capones, un choique y un arma larga, pero solamente lo identificaron, le decomisaron los animales y lo dejaron ir, cuando en realidad había motivos para una detención y determinar el circuito de comercialización posterior”.

De hecho, existe otro antecedente, algo más atrás en el tiempo, cuando dos personas fueron detenidas a bordo de un automóvil VW Gol, con 8 capones faenados, por lo que uno de ellos afrontó un juicio por hurto doblemente agravado (por ser más de 4 animales y por el uso de un vehículo automotor).

Claramente, son casos en los que no se roba para comer, sino con una finalidad posterior, vinculada a la venta, razonaron las fuentes consultadas.

Falta de denuncias

Por eso, durante la reunión también hubo reproches a los productores rurales, debido a que no suelen realizar las denuncias policiales y judiciales por este tipo de hecho, tal como reconoció Juan José Anglesio, vicepresidente de la Sociedad Rural.

“A veces se han hecho denuncias y después no prosperan”, había explicado el ruralista, dando a entender que hay un desaliento de los productores frente al problema.

Desde ámbitos oficiales también recogieron el guante: “Puede ser que en algún caso la investigación no haya prosperado, porque son campos muy amplios y es difícil después detectar en qué momento se produjo el robo y mucho más a los autores”, dijeron.

Sin embargo, el propio fiscal Héctor Iturrioz, que participó del encuentro, pidió a los representantes ruralistas que enfaticen la importancia de formalizar las denuncias, ya que si no hay estadística oficial sobre el tipo de delito, no se puede contar con la asignación de recursos necesarios para la prevención y persecución.

Por lo pronto, según pudo saber esta agencia, hay elementos para comenzar a seguir el hilo de las ventas clandestinas. Es que el mismo sujeto que fue interceptado con los 10 capones en su vehículo, al menos está identificado y puede ser citado para ampliar detalles sobre el hecho, además de que en caso de que el dueño del campo formalice la denuncia, se podría iniciar una causa por el hurto perpetrado.

Después, bastaría con verificar el teléfono  o las redes sociales: si la venta de carne por esa vía está a la vista pública, seguir el hilo de las ventas no sería algo tan complejo, o que requiera de demasiados esfuerzos o complejidades para poder desmontar la trama del circuito ilegal de carnes.

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