Los postulantes con más chances de quedarse con la Presidencia de la Nación, ya sea que se defina hoy o en una eventual segunda vuelta el 19 de noviembre próximo, representan lineamientos diferentes. Frente a estos, Chubut deberá encuadrar su estrategia para salir de la crisis económica que se enmarca en los avatares del país, pero al mismo tiempo tiene componentes (y agravantes) propios.

Lo que se defina este domingo 22 de octubre dará la tónica de los próximos 4 años del país, pero será también el ‘gps’ inicial para los primeros pasos que dará el gobierno electo de Chubut, que  debe arrancar con definiciones urgentes en las primeras horas del próximo 10 de diciembre.

Si bien el escenario de la macro economía perjudica a todas las provincias por igual, con la inflación disparada y el tipo de cambio oficial ‘congelado’ pero asemejándose a una olla a presión, Chubut arrastra problemas adicionales.

La próxima administración asumirá con vencimientos de deuda en dólares y en pesos que resultan claramente condicionantes para los primeros pasos del gobierno de Ignacio Torres. Las letras que deberían cancelarse el 6 de diciembre, por 20 millones de dólares, o los vencimientos que esperan desde enero y febrero sobre los títulos BOCADE y TIDECH, por 34 y 7 millones de dólares (para luego repetirse en forma trimestral), respectivamente, son sólo una parte de ese ‘campo minado’.

Gremios estatales empiezan a exigir respuesta salarial al próximo gobierno.

En los últimos días, esos componentes macro económicos sumaron la revitalización de un problema constante y más terrenal, como es el reclamo salarial de gremios estatales. La unificación del planteo de ATE y ATECH anticipa una disputa que empieza a traspasar los límites de la gestión a punto de culminar, para comenzar a repicar en los oídos del gobierno que asumirá dentro de apenas 7 semanas.

La respuesta, tanto desde la administración actual y la siguiente, encuentra la misma limitación de ‘caja’ que ha caracterizado a los últimos años a la provincia, con sus recursos de regalías y coparticipación comprometidos en buena medida por un alto nivel de endeudamiento.

EL ‘FAVOR’ QUE HABRÁ QUE PEDIR AL NUEVO GOBIERO NACIONAL

La deuda en dólares será objeto de un intento de nueva refinanciación, algo que dependerá de la capacidad de negociación del próximo gobierno. Esto no le quita gravedad al asunto, pero es un problema que no depende de gestión o entendimientos políticos con autoridades nacionales, sino de lo que los acreedores externos, tenedores de los títulos de deuda (que en algunos casos coinciden con inversores importantes de la provincia) decidan aceptar o rechazar.

Los vencimientos en pesos, por otra parte, implican una exigencia adicional: ésta es la necesidad de una sintonía muy fina con el próximo gobierno nacional. Y no por tratarse de “pesos” pierden incidencia, ya que los sistemas de actualización por índice inflacionario los convierten en compromisos muy duros de afrontar.

Tal como ha informado ADNSUR, ese monto representaba más de 59.000 millones de pesos en mayo último, pero no es ‘una foto’ sino una película en movimiento, porque la deuda se ajusta por inflación. Al día de hoy, fácilmente estaría superando los 75.000 millones de pesos  y al momento de afrontar los distintos vencimientos, a lo largo de 2024, el monto se habrá incrementado acorde al índice de precios, que hoy refleja una inflación anual muy superior al 100%. 

Cuando se convierten a dólares, sumado a los vencimientos de los títulos nominados en esa moneda, superan largamente los 300 millones de cara al año 2024. Para dar idea de magnitud, es casi el equivalente a la recaudación anual de regalías petroleras. 

Chubut debe negociar su deuda con el Estado nacional apenas asuman el próximo gobernador y presidente.

Para negociar la deuda con el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial, contenida en ese monto, será necesario convencer al nuevo presidente, o presidenta, de que haga una concesión especial: según la ley que creó ese fondo, debería extinguirse en diciembre del año próximo, lo que significa que todas las provincias deberían haber cancelado sus préstamos antes de ese límite. Esa exigencia, si no se consigue una prórroga, podría ser un golpe de knockout para Chubut.

Vemos a Milei como el peor escenario para las urgencias financieras que  tenemos al inicio de la gestión –contaron fuentes cercanas al equipo económico de Ignacio Torres-, pero después de esa etapa vamos a poder coincidir en temas de fondo”.

Como podía esperarse por deducción lógica, desde ese mismo entorno ven un potencial triunfo de Patricia Bulrrich como “el mejor escenario para renegociar deudas del Fondo Fiduciario y la deuda en manos de Anses (letras colocadas en dólares)”.

Por más que se trate de deuda en pesos, la acreencia con Nación también presiona sobre las arcas de Chubut.

De todos modos, tampoco desconocen el perfil negociador que suele atribuirse al actual ministro Sergio Massa, en caso de que el candidato oficialista se quede a habitar la Casa Rosada en los próximos 4 años: “todo es negociable con él, pero no los cambios profundos”, reflexionó, escuetamente, uno de los integrantes del equipo.

Desde la vereda de enfrente, se lanza una esperable afirmación a favor del oficialismo. “La mejor alternativa para Chubut es que gane Massa, porque es con quien el nuevo gobierno de Ignacio Torres va a tener que negociar los vencimientos de los bonos de la ANSES. Si no consiguen eso antes de fin de año, la nueva gestión provincial no va a durar mucho”, dijo un veterano dirigente peronista, con esperable enjundia y dramatismo partidario, aun cuando quiso agregar un atenuante, para ponderar la capacidad de manejo en la crisis del actual ministro: “esto lo reconocemos hasta los kirchneristas, a quienes Massa nunca nos quiso”.

LA NECESIDAD DE ACTUAR EN BLOQUE REGIONAL, GANE QUIÉN GANE

Separando la entendible camiseta política, el interlocutor arriba mencionado aporta otro dato que formará parte de la compleja coyuntura en la que deberá moverse el nuevo gobierno provincial y su vínculo con el nuevo presidente o presidenta.

Se trata de la estrategia que deberá desplegar en conjunto con los legisladores y gobernadores patagónicos, para generar un bloque capaz de articular aquellas reivindicaciones que requiere la provincia, incluso por fuera de las situaciones de endeudamiento. Torres ya comenzó a dar señales en ese sentido, para impulsar esa estrategia independientemente de quién gane hoy las presidenciales.

Torres, Terenzi y Linares, senadores por Chubut. ¿Habrá estrategia común entre el nuevo gobernador y legisladores de Chubut y la Patagonia en conjunto?

Uno de los primeros puntos se vincula al reparto de la coparticipación de impuestos. Se sabe que no es esperable, al menos en el corto plazo, un cambio de fondo en el sistema de reparto, que tiene a Chubut como una de las provincias más postergadas.

En cambio, desde la nueva gestión económica se puso como ejemplo una meta más alcanzable y tal vez menos conflictiva, aunque nada asegura que sea sencillo de conseguir. Fue el designado ministro de Economía, Facundo Ball, quien le dijo a esta agencia, semanas atrás, que un objetivo más cercano podría vincularse a un cambio en la coparticipación primaria. Esto es, reducir la parte de la torta que se queda la Nación, para agrandar lo que les toca a las provincias.

¿Cuál de los candidatos con más chance de ganar estaría dispuesto a ceder en ese aspecto, no por pedido de una provincia, sino por acción de una región en bloque? 

Bullrich siempre cuestionó, en línea con el macrismo, la alta concentración de recursos en manos de la Nación, como forma de disciplinar a las provincias por vía de transferencias discrecionales; Milei directamente propone en su plataforma eliminar el sistema de coparticipación y que “cada provincia viva de lo que produce y los impuestos que recaude”, aunque esto no sea viable sin una previa reforma constitucional.

Chubut, en el último lugar de la tabla a la hora del reparto. El gráfico fue presentado por Facundo Ball durante una ponencia en la Universidad y es otro de los temas a discutir con el nuevo gobierno nacional.

Desde el equipo económico de Torres no ven tan mal esa idea, considerando que Chubut genera más de lo que recibe en el reparto. Así lo reconoció Facundo Ball semanas atrás, por lo que en ese tema podría haber un punto de contacto con el candidato a diputado que representa a Milei en Chubut, César Treffinger, quien no desaprovecha oportunidad de mostrarse distante del gobernador electo.

Massa, por su parte, se ha mostrado permeable a los pedidos regionales en las últimas semanas, empujado por las urgencias electorales, pero es una incógnita qué compromisos mantendría en caso de ganar, una vez que reciba los votos que hoy pide a cambio.

Aun sumando en la consideración a Juan Schiaretti, el gobernador de Córdoba que aspira también a la presidencia pero relegado, según las encuestas, al igual que la izquierdista Myriam Bregman, se supone que tendría una mirada más contemplativa frente a las necesidades provinciales y su permanente postergación ante a la discrecionalidad centrista con la que se ha administrado un país que ejerce el federalismo sólo desde el enunciado constitucional, pero lo pone muy poco en práctica.

Por eso, vale repetir, la clave parece centrarse más en la capacidad de articulación de fuerza regional, que en la respuesta que pueda esperarse de quien resulte electo presidente, ya sea hoy o el próximo 19 de noviembre.

LO QUE PUEDE APORTAR EL CONGRESO

Cierto es que se define también hoy quiénes serán los nuevos diputados nacionales que representarán a Chubut en la Cámara Baja. Hay ahí un debate pendiente, vinculado a la ley de incentivo a la producción de hidrocarburos en áreas maduras, que no debería ser motivo de divisiones, sino de consensos en torno a un objetivo común. Aunque parezca un enfoque naif de la política, vale el esfuerzo de explicar este razonamiento.

En el marco de la campaña electoral, la presentación del proyecto de ley de Sergio Massa, que fue ponderada por el candidato oficialista José Glinski, recibió las críticas del candidato opositor Jorge Avila, quien saltó desde el peronismo hacia Juntos por el Cambio.

El proyecto oficialista no debería tener diferencias para completarse en aquellos puntos que quedaron a mitad de camino, que a su vez están contenidos en otro proyecto de ley, presentado meses atrás por la actual diputada nacional Ana Clara Romero, de JxC.

La discusión sobre la ley de incentivos al petróleo en la cuenca San Jorge será trascendental en la próxima agenda legislativa.

En los aspectos básicos, la iniciativa de la oposición propone que se asigne a la cuenca San Jorge un régimen similar al que se está aplicando en Vaca Muerta, para incentivar el incremento de producción mediante una liberación de retenciones a la exportación y la libre disponibilidad de al menos una parte de las divisas generadas. Y ese punto, según reconoció el ministro Martín Cerdá días atrás, no fue incorporado por el proyecto oficialista.

La búsqueda del consenso de los legisladores que representan a Chubut y Santa Cruz, para introducir mejoras productivas al petróleo de San Jorge, no debería quedar impedida por la diferencia partidaria, sino impulsada por el objetivo de lograr esos cambios, necesarios para revitalizar uno de los principales ejes productivos de ambas provincias.

La eficacia para enfocar lo que esta región necesita, en lugar de las antipatías personales o enfrentamientos agrietados, una vez más, no dependerá de quién asuma la presidencia el 10 de diciembre, sino de la capacidad para construir acuerdos básicos de lo que se requiere para salir de la delicada situación de la cuenca, que hoy ha perdido el ‘seguro petrolero’ que solía cubrirla de las crisis de la economía nacional.

El senador Carlos Linares, que ha tenido diálogo con Torres en las últimas semanas, aporta en este ítem una mirada integradora. “Un punto clave va a ser el Senado, que es el lugar donde las provincias se igualan, porque todas tienen la misma cantidad de representantes. Si los gobiernos de las provincias patagónicas se ponen de acuerdo con sus legisladores y deciden tirar todos juntos con el mismo objetivo, sería una fuerza muy importante, porque tendríamos un bloque de 15 senadores. Esto es lo que hacen los representantes de las provincias del Norte Grande, que cuando tienen que ponerse de acuerdo en los temas que ellos necesitan, se olvidan de las diferencias partidarias y por eso hoy tienen un gran crecimiento”.

La agenda legislativa definirá gran parte de la gobernabilidad del próximo presidente. Si la elección fuera ganada por Javier Milei, por ejemplo, tendrá escaso número de diputados y senadores, de allí que una estrategia correcta en el Congreso podría reportar los resultados esperados por las provincias patagónicas.

UNA MONEDA EN EL AIRE

En esa agenda proactiva de Chubut, obviamente, hay otros temas requieren un trabajo en bloque, además de lo referido a petróleo y reparto de recursos. La ley de compensación de mayores costos en la región y un sistema de transporte multimodal para aprovechar la infraestructura portuaria de la Patagonia son algunos de los tópicos ponderados en los periódicos encuentros de CAME y la Federación Empresaria de Chubut.

La lista de temas y gestiones, a las que se podría sumar la gran cantidad de obras de infraestructura postergadas, podría extenderse, pero con los ejemplos citados basta para redondear la idea de que el paso adelante de la provincia no dependerá de una mirada contemplativa del nuevo inquilino de la Casa Rosada, sino de lo que pueda conformarse como gestión desde un bloque regional sólido.

Para una mayoría silenciosa, alejada de las especulaciones macro económicas y conchavos políticos, la cosa es mucho más sencilla. Gran parte de lo que pase hoy definirá el precio del paquete de fideos de la semana próxima, que en los últimos días ya superó los 1.000 pesos en una variedad sin muchas pretensiones.

La expresión no pretende ser creativa ni irónica, sino reflejar con sencillez el reverso dramático de una moneda que está en el aire, en esa especie de salón de apuestas en que a veces se transforman la política y la economía.

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