La Justicia todavía no había imputado de manera formal a Gloria Ruiz cuando en la provincia su destitución ya estaba resuelta. La sesión en la Legislatura que confirmó su desplazamiento puso en evidencia que la decisión política que ya estaba tomada. 

La estrategia de Rolando Figueroa, tan audaz como arriesgada, logró que prácticamente toda la dirigencia provincial se ordene detrás de su figura y, al mismo tiempo, se interpretó como un mensaje disciplinador: si no hubo piedad con su compañera de fórmula, cualquiera que no esté alineado puede ser borrado de un plumazo. 

Aunque la pequeñísima oposición que tiene en la provincia advierte sobre la gravedad institucional del proceso, “Rolo” demostró su poder.

El escándalo de Ruiz tiene distintas capas de lectura. Por un lado está el expediente judicial, donde se la investiga por fraude al Estado y enriquecimiento ilícito. 

Según lo que dejan trascender los investigadores, los indicios en contra de la ahora exfuncionaria serían contundentes. Hasta el momento, salvo su polémico abogado Carlos Broitman, nadie la defendió en público. 

Incluso, en off the récord, más de un dirigente ligado al oficialismo reconoció que la “desprolijidad” de la vice era un secreto a voces desde hacía un buen tiempo.

Por otro lado, el desplazamiento de la vice también debe interpretarse en términos políticos. Su vínculo con el gobernador nunca fue bueno. 

La alianza fue tan solo un acuerdo electoral para que la fórmula se impusiera contra el histórico Movimiento Popular Neuquino (MPN), pero los chispazos comenzaron antes de la asunción. Las ambiciones personales y quién tiene en sus manos “la caja de la política” parecen ser los dos grandes temas de fondo en este conflicto.

El fantasma de que la vice estuviera trabajando en una construcción política propia en la provincia comenzó a crecer hace meses. 

El uso de las oficinas de la Casa de las Leyes por parte de la diputada de La Libertad Avanza Nadia Márquez o la última visita de Victoria Villarruel a Neuquén, cuando fue recibida por Ruiz y se reunieron a solas, hicieron que muchos pensaran que la funcionaria tenía sus propios contactos con el Ejecutivo nacional, algo impensado para un gobernador que no termina de ser oficialista, pero que envía constantes guiños a Casa Rosada.

A pesar de que el triunfo de Figueroa logró sacar el sello del MPN del Ejecutivo provincial, el partido todavía tiene una enorme influencia en la provincia. 

“Rolo”, que hizo su trayectoria política en ese espacio, no sólo incorporó a dirigentes del Movimiento Popular Neuquino al frente Neuquinizate (el nombre de su alianza), sino que a pesar de la moda de los discursos anti-casta, en esta primera etapa de gestión nunca fue por los espacios que este sector domina en el Poder Ejecutivo o en el Poder Judicial. 

El partido que gobernó Neuquén entre 1962 y 2019 supo ser siempre un partido alineado a la Nación, sea quien sea que esté sentado en el Sillón de Rivadavia. 

Figueroa no rompió con la tradición. En Casa Rosada, de hecho, a la hora de hacer “poroteo” sobre la votaciones del Congreso saben que hay dos neuquinos con los que pueden llegar a contar y los describen como los legisladores que responden al gobernador: la senadora Lucila Crexell, nieta de Elías Sapag, uno de los fundadores del Movimiento Popular Neuquino y cuyo nombre fue título de todos los medios luego de acompañar la Ley Bases y que se le ofreciera un puesto en la Unesco; y el diputado Osvaldo Llancafilo, del bloque Movimiento Popular Neuquino, que estuvo cerca del oficialismo nacional en redacciones de normas clave como las vinculadas a los hidrocarburos.

Con un sello como Neuquinizate que tenía la apariencia de la renovación, que fue conformado con dirigentes del PRO, libertarios, expresiones del peronismo y del radicalismo, y que más temprano que tarde logró hacer un acuerdo tácito con el MPN y empezar a tender vínculos con el mileismo, no había lugar para nadie que amenazara el poder del gobernador. Es difícil establecer si Ruiz, a quien todos describen como una mujer torpe, tenía las habilidades para lograrlo, pero ante la más mínima sospecha fue desplazada.

Un desplazamiento inédito

La llegada de Ruiz a la política fue tan llamativa como su salida. En 2019, el entonces intendente de Plottier, Andrés Peressini, había designado a su hermana para sucederlo. Sin embargo, cuando la candidatura de la mujer fue cuestionada por la Justicia Electoral el dirigente decidió que en la boleta iba a ir quien, hasta ese momento, era la directora de Recursos Humanos del municipio. 

Ruiz había trabajado durante casi tres décadas en la municipalidad. Poco después de asumir, demostró que no le debía lealtades a nadie: rompió con Peressini y también con el ex gobernador Omar Gutiérrez. 

La pandemia, cuenten en Neuquén, fue un momento bisagra en la imagen de la dirigente. Nadie la describe como una gran estratega, pero sí reconocen que su “temperamento”. “Logró ser muy conocida, pero no por reflexión política o por alguna convicción, sino por su propia personalidad. Se puede decir que es ‘contrera’. Entonces, si Alberto Fernández decía que había que mantener la cuarentena, ella autorizaba abrir los comercios”, aseguró alguien que estuvo cerca de la campaña.

Para “Rolo” la intendenta se convirtió en una aliada natural: coincidían en el cuestionamiento público al MPN y tenía territorio, ya que Plottier es una de las localidades más importantes de la provincia. El acuerdo sirvió para ganar la elección, pero fue insostenible.

Al año siguiente de que la fórmula asumiera, la Legislatura expulsó a Ruiz por “inhabilidad moral”, un concepto problemático. “¿Cómo se definen los límites de la moral en una causa que recién se inicia y de la que todavía no hay ninguna resolución? Puede ser un antecedente riesgoso y, más todavía en una provincia donde todos tienen un muerto en el placard. Fue un mensaje para dejar en claro que se debe responder al gobernador”, reflexionó un dirigente neuquino. 

Tanto la Constitución Nacional como la Constitución de Neuquén impiden que quien esté ocupando la vicegobernación pueda ser sometido a un juicio político. La Carta Magna provincial, en el inciso 25 del artículo 180, establece que el Poder Legislativo puede —con los dos tercios de los votos— resolver el desplazamiento “por inhabilidad física o moral”. Nunca antes se había aplicado.

En el poder provincial las versiones se echan a andar. Según aseguraron dos dirigentes de distintos espacios políticos a ADNSUR la semana pasada, Ruiz tuvo dos advertencias previas por parte de  algunos diputados. “Alguien le dijo: ‘Gloria, tenemos todo esto, renunciá’. Ella aceptó, pero dos horas más tarde, después de hablar con su gente, dijo que se quedaba”, relataron. 

La pregunta es, entonces, por qué el escándalo explotó ahora y no antes. Hay diferentes hipótesis, que no necesariamente son contradictorias, sino que cada una puede haber sido un factor determinante. Hay quienes dicen que las “desprolijidades” de Ruiz —el eufemismo que utilizan algunos dirigentes— eran tan evidentes que ya no se podían esconder. Otro sector pone el ojo en la visita de Villarruel como el gran momento de quiebre. 

Pero también están aquellos que hablan de viejos problemas y, sobre todo, de “la caja”.

Uno de los problemas que surgieron entre Ruiz y Figueroa durante la campaña había sido quién se iba a postular a la intendencia de Plottier. “Rolo” quería que ese lugar fuera para su mano derecha, Julieta Carroza, pero su compañera de fórmula logró imponer a alguien de su riñón: Luis Bertolini, que apenas comenzó el escándalo de denuncias por corrupción le soltó la mano y le manifestó su lealtad al gobernador. 

El otro gran tema que apareció entre los dirigentes en la campaña fue el dinero del que iba a disponer Ruiz como máxima autoridad de la Legislatura. La larga transición entre Figueroa y Omar Gutiérrez duró ocho meses e incluyó una buena cantidad de reuniones para ordenar el traspaso de mando. Y, antes de dejar la Gobernación, el exgobernador le sacó al órgano el 1,5% de la coparticipación que llegaba de Nación, que pasó de ser del 7,5% al 6%. Se trataba de una cifra nada despreciable de alrededor de $11 millones. 

El asunto de ese dinero fue objeto de tensiones a lo largo de todo el año y hay quienes lo describen como la “gran caja” para los vicegobernadores, que históricamente utilizaron a la Legislatura como el trampolín para llegar al Ejecutivo provincial, tal y como sucedió con el propio Figueroa. En su último tramo como vicegobernadora, a mediados de noviembre, Ruiz consiguió que se restituyeran esos fondos, pero tuvo que aceptar la presión de un sector de los diputados que exigieron que los gastos discrecionales del total de esos fondos tuvieran un límite de $500 millones en 2025.

Toda esta trama está atravesada por el único tema en el que piensa la política por estos días: las elecciones de medio término

Los pronósticos indican que es muy probable que la contienda electoral a nivel nacional se polarice entre La Libertad Avanza y Unión por la Patria y que esa “batalla” se traslade a las provincias. 

Por eso, el gran desafío que tienen los gobernadores que no forman parte de esos espacios es lograr contener el mayor poder posible. Un dirigente que hasta hace poco formó parte de Neuquinizate, cuenta que Figueroa no lo oculta: “Al que juegue por afuera lo voy a hacer m…”, es la frase que le escuchó decir en un encuentro. 

En la Legislatura, 30 de los 35 diputados votaron por la expulsión de Ruiz. El gobernador tenía 7 legisladores propios y 7 habían llegado a la banca de la mano de la vice, pero ya la dejaron de lado. Los 10 del MPN, el Pro y el radicalismo también se alinearon.

Desde Nación nadie dijo una palabra sobre el escándalo de Neuquén. La diputada Márquez, que quedó involucrada de forma indirecta a partir de la denuncia por el uso de las oficinas de la Casa de las Leyes, se encargó de despotricar contra un sector de la dirigencia local, encarnado en Carlos Eguía, pero no se expresó en concreto sobre las denuncias de corrupción.

En una provincia que tiene un presupuesto programado para el 2025 de unos $6 billones, uno de los más altos del país, el desplazamiento de la vice significó un escándalo mediático e institucional, pero parece estar lejos de ser una profunda crisis política. 

Figueroa supo contener. Con las miradas de la Nación y de los grandes inversores encima de Vaca Muerta, hay quienes interpretan que lo que hizo Figueroa lo dejó bien parado: “Fue una forma de decir: acá mando yo así que todo se negocia conmigo”, reflexionó un viejo dirigente provincial. Las formas republicanas no conocen de pragmatismo y construcción de poder.

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