Nachismo fuerte, PJ debilitado y libertarios confiados: cómo puede afectar en Chubut la eliminación de las PASO que impulsa la Nación

Múltiples lecturas hay por estas horas a nivel nacional previo a la estrategia del gobierno de Javier Milei de avanzar en sesiones extraordinarias con un temario que incluye una reforma electoral que apunta a la eliminación lisa y llana de las PASO, y más allá de cómo puede impactar una posible alianza entre LLA y PRO, cada provincia tiene una realidad aparte, y Chubut no es la excepción.

Las estrategias que teje la superestructura en estas mesas de acuerdo miran con mayor atención a los distritos con más electores como provincia de Buenos Aires, CABA, Córdoba o Santa Fe, pero nuestra provincia es un caso diferente: no tiene elecciones locales en 2025, y tampoco renueva senadores, sino apenas dos bancas en la Cámara de Diputados, lo que la deja afuera del radar.

Las PASO nunca fueron bien recibidas por el vecino de a píe, aquel que no vive pendiente de la vida política, y que nunca terminó de entender por qué -hace más de una década lo obligaron a tener que ir a votar en un turno electoral dos meses antes que las elecciones generales, para dar su opinión sobre qué lista de precandidatos le parecía la mejor o la menos peor.

Ahora es probable que la inmensa mayoría de la población -alejada de los vericuetos del poder- vea con buenos ojos que se borre esta obligación, más aún cuando el argumento utilizado por los impulsores de la gestión Milei es el alto costo económico que las arcas nacionales se ahorrarían para un sistema que nunca dio resultado y que terminó siendo una especie de primera vuelta solapada.

Pero está claro que debajo de esta argumentación de manual, en realidad hay un juego de estrategias en la lucha por el poder y por el reparto de bancas en el Congreso -equilibrio de fuerzas que hoy no es favorable al oficialismo- en la que cada mirada está sesgada por el interés de cada espacio: algunos creen que los favorece y otros tienen dudas porque sienten que los puede perjudicar.

Nuestra tarea, más allá de la mirada macro de la estructura de fuerzas a nivel nacional, es ajustar el análisis apuntado a Chubut, que más allá de los objetivos de los Macri, Cristina, Milei o Massa, tiene una realidad particular y una historia reciente que permite avizorar un escenario con actores más fuertes y otros más débiles, así como algunos más ilusionados y otros preocupados.

Qué dice el proyecto

Lo primero que hay que recordar es que el sistema de Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias fue instaurado desde 2011 por el gobierno de Cristina Kirchner y establecía que toda la ciudadanía, de manera obligatoria, debía votar en agosto para elegir entre una serie de opciones de precandidatos de cada fuerza política a los que finalmente llegaban a la elección general de octubre.

Se creía que el mecanismo aportaba transparencia al sistema de selección de candidatos de cada fuerza que surgía históricamente de una rosca interna que bajaba el nivel de la oferta. Pero terminó siendo costoso y no cumplió su función: en la práctica funcionó como una encuesta o primera vuelta y la mayoría de los espacios llegaba con lista única y pocas opciones para elegir.

Precisamente este es el argumento del gobierno de Milei: que las PASO aumentan el gasto público y prolongan innecesariamente el calendario electoral, por lo que promueve que ahora los partidos tengan nuevamente la libertad de organizar sus procesos internos según sus propias normativas.

De este modo, el proyecto promueve una reducción del cronograma electoral, ya que -de aprobarse- la campaña electoral comenzaría 60 días antes de las elecciones y terminaría 48 horas antes de los comicios. La reforma incluye que los actos de gobierno, como inauguraciones o anuncios masivos, estarán prohibidos los últimos 25 días antes de la votación y pone un límite a la publicidad electoral, ya que prohíbe la emisión de anuncios publicitarios en radio y televisión fuera del período de campaña.

También la propuesta se mete con el financiamiento estatal, ya que se eliminan los aportes públicos extraordinarios para campañas electorales y se suprime el financiamiento estatal para la impresión de boletas, que ahora son reemplazadas por la boleta única de papel, manteniendo un único aporte público anual destinado al Fondo Partidario Permanente.

Se establece que sólo participan en esta distribución los partidos que hayan obtenido al menos el 1% del padrón electoral y sobre aportes de privados, se fija un tope del 35% del valor del módulo electoral a donar por persona física, pero no limita la cantidad de individuos que pueden aportar a una campaña electoral ni tampoco determina un monto máximo de aportes privados, sino que sólo prohíbe recibir fondos de personas vinculadas a delitos graves como lavado de activos, narcotráfico o terrorismo.

T

ambién se establecen nuevos requisitos para partidos en formación, que deberán contar con un mínimo de adhesiones del 4% del padrón del distrito, buscando reducir la fragmentación del sistema de partidos, ya que -según la propuesta- en 2024, “había 47 partidos nacionales y 718 partidos distritales en Argentina, cifras que exceden por mucho las de otros países de América Latina”.

Explica el gobierno que el objetivo es erradicar los “sellos de goma”, como se llama a los partidos con escasa representatividad que venden su personería al mejor postor. Por ello además sube el piso de porcentaje de afiliados requeridos para los partidos de distrito (de 0,4% a 0,5% del registro de electores, con un nuevo tope de 2 millones de electores); y eleva el requisito para ser partido nacional de 5 a 10 distritos con personería jurídica y un mínimo de 0,1% de afiliados del padrón nacional.

Resistencia

La búsqueda de la propuesta para centralizar en partidos más fuertes ya despierta resistencia en los partidos más pequeños, que ahora deberán enfrentar muchos más requisitos para subsistir. Viene a cuento repasar nuestro informe de la semana pasada con los 16 partidos que hoy están en vigencia en Chubut, muchos de los cuales suelen quedar incluidos en frentes encabezados por partidos más grandes.

A esto se agrega que los partidos con mayor renombre y con mayor presencia a nivel provincial y nacional, podrían atraer más donaciones privadas, especialmente de empresas y sectores con intereses específicos, y los partidos más chicos quedarían sin financiamiento.

Así lo expresó el jefe de bloque de la Coalición Cívica (CC), Juan Manuel López, quien afirmó “no se puede aceptar derogar todo límite al financiamiento de las campañas. Con el proyecto de Milei tres mega ricos pagan una campaña degeneradamente cara y se termina gobernando para tres personas. Los partidos que no estamos dispuestos a vendernos quedamos en una desigualdad total. Además nos preocupa el financiamiento del narcotráfico”, indicó.

Por otro lado, a nivel nacional, figuras de espacios como el PRO y la UCR no se muestran muy entusiasmados con la reforma porque hay quienes consideran que necesitan de las PASO para dirimir sus internas. El PRO ha utilizado mucho esta herramienta, más que nadie, y parte del macrismo ya anticipó que no apoyará cambios de esta índole.

Un ejemplo de esta mirada, es que la diputada María Eugenia Vidal (abanderada del macrismo) presentó un proyecto con una reforma parcial, que sólo eliminaría la obligatoriedad de las primarias, que pasarían a ser “PAS”: la propuesta promueve que las agrupaciones políticas que deseen dirimir sus candidaturas en elecciones abiertas pueden competir en una misma jornada en todo el país y definir sus candidaturas nacionales, pero no deba asistir toda la ciudadanía.

En realidad, hay una lectura que indica que el gobierno nacional busca estirar los plazos para ganar tiempo: como se siente fuerte y cree que va a tener aún más apoyo popular a medida que se vea con más tiempo la implementación de medidas de gestión, no tiene apuro en cerrar listas como marcaría el actual cronograma a partir de mayo.

Justamente Mauricio Macri apura en el sentido contrario, y por eso propone una mesa de trabajo y avanzar en términos de una alianza. Es que el PRO está en un callejón sin salida: o se une a LLA perdiendo autonomía e identidad, o se arriesga a ir en solitario y quedar en la vereda del medio en la polarización entre el gobierno de Milei y el justicialismo, con el peligro de quedar muy rezagado, perdiendo bancas legislativas.

Pero ese dilema de Macri no es el de Ignacio Torres, quien -desde Chubut- tiene un proyecto propio y un armado sui generis que lo aleja de ese apuro y esa estrategia nacional. Y lo mismo -pero a la inversa- ocurre al justicialismo: mientras a nivel nacional hay quienes no ven con malos ojos borrar al PRO del medio y polarizar con Milei a través de este nuevo sistema, en Chubut el peronismo vive una crisis enorme de liderazgo que lo haría afrontar una interna a la vieja usanza que podría derivar en un escándalo con ribetes judiciales, en el que podría meter mano todo el mundo.

La mirada local

La parte central del análisis pasa por mirar el escenario de Chubut: en esta provincia, las PASO han sido históricamente adversas al justicialismo, y siempre ha reinado una polarización que se rompió por primera vez en el último turno electoral.

Fundamentemos lo anterior: desde que se instauraron las PASO, en Chubut el justicialismo logró bancas en el Congreso siempre colgado de algún candidato presidencial en 2011, 2015 y 2019 -en 2023 también, aunque la lista salió segunda- pero ha sido muy distinto es el panorama en las elecciones de medio término, donde no gana hace más de una década.

En las elecciones legislativas con PASO de 2013 le fue mal, y se llevó todo el dasnevismo con el sello del Pach; en 2017 le fue horrible, saliendo tercero después de una primaria atomizada y feroz, ubicando un diputado el dasnevismo (Mariano Arcioni aunque finalmente fue Rosa Muñoz) y otro Cambiemos (Gustavo Menna).

El PJ tampoco pudo ganar en 2021, último ejemplo de la polarización: allí ganó ampliamente el nachismo naciente, tanto en senadores (ingresaron Torres, Terenzi y Linares) como en diputados, donde por sistema D´Hont ingresó Maria Eugenia Alianello como diputada. Allí ya aparecía en tercer lugar la fuerza provincial que encarnaba César Treffinger (hasta ahí alejada del Milei) mientras fue la despedida del arcionismo, que con candidatos oficialistas terminó en cuarto lugar.

Pero todo este panorama cambió en 2023 con la aparición de Javier Milei quien, como en todo el país, arrasó también en Chubut. A la polarización de las elecciones a gobernador entre Torres y Luque, le sucedió otro escenario distinto en las nacionales, con LLA primero, Unión por la Patria segundo y Juntos por el Cambio tercero, cada uno ubicando un legislador.

En aquellas PASO, el justicialismo debió afrontar una interna de tres listas y JxC debió dirimir entre dos opciones; en 2025 todo apunta a un armado liderado por Torres con sus candidatos en lista única, otra lista que llevará a los candidatos de Milei, seguramente consensuados entre los nombres que aporte Treffinger y lo que defina Karina Milei.

Pero en el caso del justicialismo, que viene de un traumático cambio de autoridades partidarias, con una lista bajada en la justicia y luego un congreso con sopapos e insultos incluidos, todo parece indicar que deberá afrontar una interna problemática.

El PJ de Chubut está en su peor momento y es probable que todos los espacios quieran meter mano para hacer más ruido: por eso, una eliminación de las PASO lo dejaría a merced de las pirañas. 

Mientras una primaria nacional le daría orden -más aún con la Boleta Única-, y obligaría a cada fuerza a ocuparse de lo suyo, una interna en soledad lo obliga al peronismo a enfrentar sus viejos fantasmas, y salir de cara al electorado con la peor de las imágenes si la cosa termina de manera desprolija.

Del lado del oficialismo, sólo quedaría ver cómo se resuelve la situación nacional entre LLA y el PRO, y si se avanza en un acuerdo en conjunto o por separado. Más allá de lo que se cierre, lo más probable es que Torres pida libertad de acción en su distrito, donde se siente fuerte para mostrar un triunfo ante los libertarios e incluso podría animarse a pelear directamente las dos bancas, dado que el gran elector nacional, que es Milei, no estará en la boleta.

El quid de la cuestión es el tema de los plazos: si hay PASO, todo -alianzas y candidatos- debería cerrarse en mayo; si no hay PASO, las definiciones se estirarían hasta agosto, lo que daría mucho más tiempo para finiquitar acuerdos y postulaciones.

Hablamos de las reglas del juego, y la posibilidad de que sean cambiadas en pleno año electoral. Ante esta movida, hay quienes proponen un plan B de suspender las PASO por única vez, o eliminarlas a partir del próximo turno, algo que los operadores de Milei descartan de plano. Todo puede pasar, en un verano que arrancó al rojo vivo y que ya comienza a calentar motores para una carrera que será de larga distancia, con la línea de llegada el 26 de octubre.