Noelia Acuña nunca imaginó que aquel llamado interno que la impulsaba hacia el fuego se convertiría en una vocación que marcaría su vida.

Desde Rawson, esta bombera voluntaria enfrentó uno de los mayores desafíos de su carrera en febrero de 2024: combatir el voraz incendio en el Cerro Centinela, dentro del Parque Nacional Los Alerces. 

Durante seis días de lucha incansable, Noelia y sus compañeros aprendieron que cada paso hacia el fuego exige coraje y deja lecciones imborrables.

El incendio en el Parque Nacional 'Los Alerces' tuvo una importante magnitud y demandó la colaboración de Bomberos de todo Chubut como así también de otras provincias del país.
El incendio en el Parque Nacional 'Los Alerces' tuvo una importante magnitud y demandó la colaboración de Bomberos de todo Chubut como así también de otras provincias del país.
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"Es como una universidad en pocos días", afirmó Noelia, en diálogo con ADNSUR, al recordar esas jornadas intensas. 

El terreno era implacable: montañas empinadas cubiertas de ceniza ardiente que quemaban a través del equipamiento y un calor sofocante que apenas les daba tregua.

“El primer día en el Parque de los Alerces lo recordaré siempre: subir las montañas con una mochila de 20 litros de agua al hombro, herramientas pesadas y bajo un calor abrasador. Las llamas no solo se ven, se sienten, te queman la piel a la distancia”, precisó.

La precariedad de recursos no detuvo a Noelia ni a sus compañeros. Improvisaron diques con bolsas de nylon, buscaron arroyos para abastecer las motobombas y aprendieron técnicas que nunca imaginaron necesitar. 

"Allá entendí lo importante del trabajo en equipo. Nuestra vida depende de la mirada atenta del otro, de las rutas de escape marcadas con cintas y del apoyo que nos damos en los momentos más críticos", afirmó con emoción.

"Entendí lo importante del trabajo en equipo", destacó Noelia.
"Entendí lo importante del trabajo en equipo", destacó Noelia.
Diario Crónica de Comodoro Rivadavia

El incendio también trajo momentos inesperados de conexión y esperanza. Mientras desplegaban mangueras, un perrito comenzó a acompañar al equipo. "Se quedaba con nosotros como si entendiera lo que hacíamos. Fue un pequeño alivio emocional en medio de tanto desgaste físico y mental", recordó.

La historia del perrito quedó grabada en la memoria de Noelia como un símbolo de solidaridad, incluso en los entornos más hostiles.

Un perrito de la zona acompañó a los bomberos en sus recorridos a lo largo de las alturas. "Fue como un alivio emocional ante tanto desgaste físico y emocional", reconoció la bombera voluntaria de Rawson.
Un perrito de la zona acompañó a los bomberos en sus recorridos a lo largo de las alturas. "Fue como un alivio emocional ante tanto desgaste físico y emocional", reconoció la bombera voluntaria de Rawson.

Noelia también enfrentó momentos de verdadero peligro. En una ocasión, el cambio repentino del viento hizo que el fuego se acercara a su posición sin previo aviso. 

No lo veíamos ni lo sentíamos, pero nos avisaron que estaba bajando hacia nosotros. Tuvimos que dejar todo atrás y descender rápidamente. Es una regla de seguridad: primero nosotros, luego el material”, evocó.

Esa mezcla de disciplina y adrenalina es parte de lo que define la vocación de quienes, como ella, se dedican a esta tarea.

Noelia también recuerda con gratitud la hospitalidad de los bomberos de otros cuarteles que participaron en el operativo. 

"Aunque descansábamos en un cuartel lleno de ruido y movimiento, ellos siempre nos recibían con una cena y un lugar para reponer energías. Ese compañerismo es lo que hace posible superar situaciones como estas", valoró.

"Cada paso hacia el fuego es una lección de vida", afirmó Noelia Acuña en diálogo con ADNSUR.
"Cada paso hacia el fuego es una lección de vida", afirmó Noelia Acuña en diálogo con ADNSUR.
Gobierno del Chubut

A pesar del cansancio extremo y las largas horas de trabajo, Noelia admite que quedarse en el incendio más tiempo del previsto fue una decisión que tomó con el corazón.

“Queríamos seguir ayudando, aunque ya habíamos cumplido nuestro turno. Hay una fuerza interna que te impulsa a dar un esfuerzo más porque sabes que cada minuto cuenta para controlar el fuego”, expresó.

ORIGEN DE LA VOCACIÓN Y RESPALDO DE LA FAMILIA

En los años noventa, Noelia se fascinaba por las prácticas de los bomberos cerca de la terminal de ómnibus de la capital provincial.

Entre el humo y el sonido de las sirenas, Noelia Acuña descubrió una pasión que la acompañaría toda su vida.

Sin embargo, sus padres, marcados por la ‘tragedia de los bomberitos’ - ocurrida en Puerto Madryn en 1994 - no querían saber nada de ese sueño.

En 2014, mientras estudiaba Trabajo Social en la Universidad San Juan Bosco, Noelia se formó como bombera en silencio sin que su familia lo supiera. 

El desafío no era solo físico; era también emocional. "El miedo y el desconocimiento de mis padres eran un obstáculo, pero yo sentía un llamado interno. Algo difícil de explicar, como si cada sirena fuera una convocatoria que no podía ignorar", expresó.

Su primera intervención como bombera fue un ‘bautismo de fuego’ en todos los planos. En un accidente vehicular, Noelia se encontró cara a cara con un hombre atrapado y en estado de shock. “Me miraba y me pedía que no lo dejara morir. Fue un momento que me marcó para siempre. Pero con mis compañeros lo resolvimos de buena manera”, repasó.

De la resistencia al orgullo: Noelia con su mamá Irma y su padre Carlos. Al comienzo, ambos se negaban a que ella sea bombera voluntaria pero - con el paso del tiempo- aprendieron a comprenderla para respaldarla en sus proyectos.
De la resistencia al orgullo: Noelia con su mamá Irma y su padre Carlos. Al comienzo, ambos se negaban a que ella sea bombera voluntaria pero - con el paso del tiempo- aprendieron a comprenderla para respaldarla en sus proyectos.

Ese día entendió que ser bombero no era solo combatir incendios: era acompañar, consolar y ser el apoyo que otros necesitan en su peor momento.

"El orgullo de mis padres llegó con el tiempo, cuando entendieron que esto es parte de quién soy. Cada intervención, cada persona que ayudamos, justifica todos los sacrificios", consideró.

NUEVOS INTERESES PARA PROFESIONALIZARSE

Hoy, con una década de experiencia como bombera, Noelia continúa formándose. Actualmente, estudia ‘Enfermería’ con la intención de profesionalizar aún más su labor y ampliar sus capacidades para atender emergencias. 

"Ser bombera es más que una tarea, es mi vocación, mi forma de aportar algo positivo al mundo", aseguró.

El cuartel de Bomberos Voluntarios de Rawson tiene su historia en la ciudad desde 1971. Todo el personal tiene un sólido compromiso con sus funciones, se capacita permanentemente y cultiva un sentido ético de su profesión de servicio.
El cuartel de Bomberos Voluntarios de Rawson tiene su historia en la ciudad desde 1971. Todo el personal tiene un sólido compromiso con sus funciones, se capacita permanentemente y cultiva un sentido ético de su profesión de servicio.

"Cada paso hacia el fuego es una lección de vida. Te transforma. Te demuestra de qué estás hecha y cuánto podés dar por los demás", exclamó.

El incendio en el Cerro Centinela marcó un antes y un después en su vida. No se trató solo de combatir el fuego, sino de reafirmar su pasión y compromiso.

La historia de Noelia Acuña es un homenaje a los bomberos voluntarios que enfrentan lo desconocido con valentía y determinación.

En cada chispa de esos incendios, también arde el espíritu indomable de quienes deciden caminar hacia el peligro para proteger lo que más importa: la vida.

Agradecimiento especial: Prof. Anahí Bustos (integrante de la Comisión Directiva del cuartel de Bomberos Voluntarios de Rawson).

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