Andrés Vera, licenciado en Administración, doctor en Economía y becario del CONICET, afirmó que “la minería es una oportunidad para subirse a la ventana de la transición energética en el mundo y luchar contra el calentamiento global”.

Agregó que “la minería no usa cantidades colosales ni de energía, ni de explosivos, ni de agua, ni de tóxicos”, y contrapuso de esa manera datos estadísticos a algunas de las expresiones que manifiestan sectores que están en contra de la industria.

Vera participó en una nueva charla que la Cámara de Proveedores y Empresarios Mineros (CAPEM) del Chubut llevó adelante, en la edición número 24 del conversatorio sobre minería y ambiente que comenzó en octubre del año pasado y que ha sido seguido por más de 25.000 personas.

El especialista tituló su charla “Desarrollo y ambiente. La confusión progresista”, y abordó lo que calificó como “ciertas inexactitudes que se suelen escuchar en medios y en las redes sociales”.

Comentó que, aunque su visión proviene de la economía, ha participado en espacios ambientales, como en el Centro de Estudios Ambientales en la Universidad de Río Negro.

Hizo un diagnóstico de la problemática nacional, a la que vinculó con el estancamiento económico, caída del empleo y aumento de la pobreza. Dijo que esto “se corresponde con la cantidad de firmas privadas que generan empleo y que también fue cayendo, acentuándose en 2020”.

Ante ello, dijo, “es necesario establecer políticas económicas para que esto se revierta y generar una agenda que involucre a la producción y al trabajo como principales banderas, en un marco de sostenibilidad ambiental”, y aclaró que “esto no es contradictorio en absoluto”, sino que “va de la mano”.

“Difícilmente los Estados más deteriorados económicamente puedan llevar adelante políticas públicas para el cuidado ambiental, para el control de las diferentes formas de producir. Por eso es necesario generar instancias de crecimiento para fortalecer las herramientas que pueda construir y que ya tiene el Estado”, explicó.

“El mes que viene va a estar la última publicación del INDEC y estamos hablando de una pobreza que puede llegar a tocar los 50 puntos. La Argentina tiene que tomar, a mi criterio y de varios colegas investigadores e investigadoras que estamos en la misma línea, medidas urgentes para avanzar”, enfatizó.

Mencionó además que “para tener grados de libertad en política económica, la Argentina necesita insertarse en el mundo, diversificar su forma de insertarse. No puede depender solo de un sector”.

Así dijo que “tiene que trabajar con la ciencia y la técnica, en las innovaciones tecnológicas, y creo que la minería metalífera Argentina puede aprovecharla”.

“Esto tiene que encadenarse con políticas públicas y con una planificación estratégica de 10, 20 o 30 años. Argentina está en condiciones de hacerlo. Hay que tomar las decisiones, generar los consensos necesarios y avanzar”, definió.

Transición energética

Basó su afirmación en que “la transición energética puede ser una ventana de oportunidades, en este caso vinculada con la minería metalífera”.

Analizó que la población se estima que será de unos 11.000 millones de personas para 2100, y habló de la necesidad “de generar las condiciones para esa cantidad de personas”. “Difícilmente lo logremos disponiendo de políticas orientadas a la involución de las técnicas de producción, a la no aplicación de la ciencia y la técnica en sistemas de producción”, consideró.

En cuanto al calentamiento global, dijo que “la Argentina explica menos del 1% de las emisiones”, aunque “claramente hay algo por hacer, que es ir hacia una transición energética que permita bajar las emisiones de CO2”.

“Para eso tenemos una oportunidad como región. Actualmente, si uno analiza el consumo de energía por su fuente, el 90% se explica por el petróleo, el carbón y el gas”, explicó. 

A continuación sostuvo que para establecer políticas globales en la Argentina se debe “identificar energías renovables como la solar, eólica y la energía nuclear”.

Discurso prohibicionista

En este punto mencionó “algún grado de confusión de sectores que se oponen no solo a la minería sino también a la energía nuclear, por no mencionar otros sectores productivos, como el uso de biotecnología en el sector agropecuario, la producción de porcinos a escala, la producción de salmones. El discurso prohibicionista parece no tener límites en cuanto proyecto aparezca interesante para los intereses nacionales”.

Sin embargo, dijo “ambas categorías van a demandar minerales, como hierro, litio y uranio. La minería no podría ser prohibida o ser una variable a no considerar para lograr estas políticas”.

Puso como ejemplo que “si se quiere pasar la transición de vehículos a eléctricos va a demandar mucho más cobre. Y muchísimo más litio”.

“La minería puede ser sustancial para el aporte al sector energético que se viene, y Argentina tiene una oportunidad para subirse”, enfatizó. Y reiteró “la oportunidad que tiene el país y la Meseta del Chubut”.

“Si vamos a embarcarnos en políticas públicas que comprometan a la sociedad civil en emisiones más bajas de dióxido de carbono, se debe lograr con más ciencia y técnica aplicada y garantizando el bienestar de la mayoría”, afirmó.

Agregó que “si decidiéramos que Argentina no hiciera minería, otros países tendrían que explotar más. Y estaríamos pasando la responsabilidad a otros lugares que tendrían que intensificar sus producciones mineras, deteriorando más el ambiente”.

A gran escala

Vera consideró que “cuando hablan de megaminería, claramente no conocen el sector”, ya que “hay cuestiones técnicas que implican que los proyectos mineros sean a gran escala. La minería se hace a gran escala porque encontramos poco mineral en mucha extensión. Entonces necesariamente tiene que hacerse a gran escala”.

Negó también que la minería sea imposible de controlar, “ya que países muy desarrollados hacen minería a gran escala, como Canadá, Australia. En Argentina se hace en San Juan, en Santa Cruz, se ha hecho en Catamarca, y hay esquemas de control que están a la altura”.

En este punto comparó con el uso del agua en Chile, “país netamente minero, donde se utiliza solo un 4% del agua para la minería y cerca del 70% para la agricultura”, mientras que “en la Argentina, el 90% del agua se utiliza de manera ineficiente en las producciones agropecuarias”.

Y en este sentido dijo: “La minería no usa cantidades colosales ni de energía, ni de explosivos, ni de agua, ni de tóxicos. Hay sectores que lo han repetido hasta el hartazgo pero hay que aclararlo”.

En relación con los dividendos que deja la minería desterró también la idea de que deja solo el 3% en regalías. “Más del 70% de los ingresos que factura la minería quedan en el país. Se explica por las compras nacionales, por los impuestos que se pagan, y los sueldos y cargas sociales. Y el 30% restante tiene que ver con utilidades de la empresa, y las compras en el exterior”.

Ante ello aseguró: “El proyecto de zonificación minera de Chubut está orientado a fortalecer el empleo local y las compras locales”.

Además contrapuso la expresión “El agua vale más que el oro” a evidencias que indican que “una onza de oro consume 557 litros de agua; para generar un litro de vino se necesitan 660 litros; para generar un bife de carne vacuna de 300 gramos, 4.650 litros de agua; y para generar un litro de aceite de oliva, 14.400 litros de agua”.

“La minería es una oportunidad para subirse a la ventana de transición energética en el mundo. En el corto plazo puede traer inversiones y en el mediano y largo plazo, exportaciones”, dijo.

Agregó que la actividad genera “puestos de trabajo con salarios medios de unos 200.000 pesos, mucho más altos que el promedio nacional. Podría ser uno de los motores de desarrollo en regiones que hoy no están desarrolladas en absoluto, y dinamizar a sectores productivos que apliquen ciencia y técnica”.

Cuantificó que hoy en el país hay 9 minas de oro con plata activas, 4 de plata con oro, plomo y zinc, 1 mina de plomo, plata y zinc, 2 minas en construcción, 37 proyectos avanzados. Además hay en proyectos de litio 2 operaciones en la actualidad, 1 proyecto en construcción, y 17 en diversos estadíos entre exploración avanzada y factibilidad.

“Hay mucho por hacer y la minería está poco desarrollada en el país”, sostuvo.

Por ultimo hizo un repaso de lo previsto en la ley de zonificación minera según el proyecto 128/20: la relación 80%/20% de trabajo en favor de personas radicadas en Chubut; una matriz de proveedores del 50% al inicio y luego del 70% en la plenitud del proyecto; la generación de programas de capacitación; la existencia de regalías, pero también de un bono de compensación, de un fondo fiduciario de infraestructura, de un fondo fiduciario de sustentabilidad; y aporte especial, del 4 por mil, de proveedores para el desarrollo industrial minero, entre otros.

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