“Las jubilaciones han crecido un 5%, en términos reales, por encima de la inflación”. La afirmación corresponde a Javier Milei, en su entrevista con Luis Majul. “En dólares, el poder adquisitivo de los jubilados voló”. La expresión del presidente de la Nación lleva a revisar los datos que él mismo divulgó, al constatarlos con los valores que rigen tanto a nivel nacional como en la Patagonia.

En diciembre último, al momento de asumir Milei, el haber jubilatorio mínimo era de 105.721,61 pesos en todo el país. A esto se sumaba un bono de 55.000 pesos, por lo que el total era de 160.712,61 pesos.

En septiembre, con el sistema vigente que actualiza por inflación, el haber mínimo se elevó a 234.540,23, a lo que se suma el bono, que ahora es de 70.000 pesos. En total, son 304.540,23 para “la mínima”, que explica el ingreso de alrededor de un 60 por ciento de la clase pasiva de todo el país.

Lo que ocurre en la práctica es que la jubilación quedó unos 121.000 pesos por debajo, es decir un 28,5% menos frente a la inflación. Foto: Archivo.
Lo que ocurre en la práctica es que la jubilación quedó unos 121.000 pesos por debajo, es decir un 28,5% menos frente a la inflación. Foto: Archivo.

En la Patagonia rige el coeficiente adicional por zona desfavorable, por lo que debe sumarse un 40% sobre esas remuneraciones. Así, entonces, el haber mínimo jubilatorio en diciembre era, para un jubilado o jubilada comodorense, de 224.998 pesos, actualizándose desde septiembre hasta una suma de 426.356,32 pesos.

Entre ambos extremos, la diferencia de algo más de 201.000 pesos representa un 89% de actualización, contra una inflación que en lo que sólo hasta el mes de julio acumuló un 87%, a lo que debería sumarse alrededor de otro 4% en agosto y el 25,5% con el que cerró diciembre, tras la devaluación del tipo de cambio (ya que el punto de partida para la comparación es el haber percibido en los primeros días de diciembre de 2023).

Si el haber jubilatorio mínimo se actualizara por la inflación realmente acumulada en todo el período, es decir aplicando cada porcentaje mensual sobre el anterior (y no mediante una simple suma lineal), ese monto hoy debería ser no menos de 548.000 pesos.

Es decir, lejos de quedar “5 puntos por encima en términos reales”, lo que ocurre en la práctica es que quedó unos 121.000 pesos por debajo, es decir un 28,5% menos frente a la inflación.

LA COMPARACIÓN CON EL DÓLAR ‘BLUE’

Pero, además, el presidente dijo que en dólares “el poder adquisitivo de los salarios voló”. Para eso, hizo la comparación contra el dólar blue, que en diciembre cotizaba a 955 pesos al iniciar el mes y terminó en torno a los 1.000, pudiéndose ubicar un valor medio, para todo ese período, en un precio de 977 pesos.

Con esa referencia, el haber mínimo de un jubilado patagónico compraba en diciembre unos 230 dólares, mientras que, al iniciar septiembre, con el ‘blue en 1.305 pesos, podría comprar unos 327 dólares. ¿Con eso alcanza para llegar a la conclusión de que el haber mínimo del jubilado se elevó en 117 dólares, es decir en un 42%?

El presidente es economista y seguramente tiene conocimientos técnicos elevados, pero usando el sentido común pueden ponerse límites a esa apreciación, para tornarla más real. Veamos.

CUÁNTA CARNE COMPRABA EN DICIEMBRE Y CUÁNTO COMPRA HOY LA JUBILACIÓN MÍNIMA

Los 327 dólares que percibe el jubilado a principios de septiembre, reducen su poder de compra a sólo 9,3 veces (a principios de diciembre, le alcanzaban para cubrir 13,5 veces sus requerimientos nutricionales de carne y derivados)
Los 327 dólares que percibe el jubilado a principios de septiembre, reducen su poder de compra a sólo 9,3 veces (a principios de diciembre, le alcanzaban para cubrir 13,5 veces sus requerimientos nutricionales de carne y derivados)

En noviembre de 2023, en la medición de la Canasta Básica Alimentaria que realiza el Observatorio de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la Patagonia, el costo asignado a la compra de carnes y derivados ascendía a 16.507 pesos. Comparado con el valor del dólar blue de ese momento (955 pesos, el 1 de diciembre), significa que ese gasto podía implicar alrededor de 17 dólares.

La medición de julio, último dato actualizado por el Observatorio que dirige el contador César Herrera, arrojó un valor de 43.997 pesos para carnes y derivados. Si se le aplica un 4% de suba, en línea con la inflación proyectada para agosto, podría estimarse que a principios de septiembre ese valor ascendió a unos 45.800 pesos.

Tomando la referencia del dólar blue del lunes 2 de septiembre, significaría que ese valor equivale a unos 35 dólares. Es decir, para comprar el mismo tipo de comida, el precio se encareció en algo más del doble, medido en dólares.

Siguiendo con la comparación de la jubilación contra el dólar blue, surge que los 230 dólares que un jubilado o jubilada comodorense cobraba a principios de diciembre, le alcanzaban para cubrir 13,5 veces sus requerimientos nutricionales de carne y derivados. Contrariamente, los 327 dólares que percibe a principios de septiembre, reducen su poder de compra a sólo 9,3 veces.

Otro ejemplo: en frutas y verduras, el costo de la canasta alimentaria de noviembre era de 18.062 pesos, equivalente a unos 19 dólares de principios de diciembre. En julio, se elevó a 36.072 en la medición del Observatorio, pero estimando la inflación de agosto, se incrementaría hasta unos 37.500 pesos. Convertido a billete verde, equivale hoy a unos 28 dólares. Al comparar el poder de compra de ambos ingresos, de diciembre y septiembre, queda prácticamente igual, en 12 veces cada uno. En definitiva, no hay un aumento en la capacidad de compra.

Si a esto se suma la suba de precios de medicamentos, que subieron un promedio de 400% desde diciembre hasta ahora, según datos del Observatorio, empieza a comprenderse más acabadamente por qué es incorrecta la mera comparación frente al dólar blue.

Más aún, cuando la pérdida de cobertura de remedios al 100% de la obra social es otra de las recientes medidas del gobierno nacional, que ha empezado a restringir severamente ese beneficio.

Otro simple ejercicio para contrastar los dichos del Presidente de la Nación pasaría por tomar facturas de cualquier servicio público y comparar la evolución que tuvieron, en precios finales, desde diciembre hasta la fecha. Hay otro asterisco en ese dato y es el hecho de que la matriz de medición del INDEC asigna una baja incidencia a las tarifas, según comentó César Herrera días atrás. Por eso se explica, por ejemplo, que los registros de inflación corran a un ritmo de 4% mensual, cuando la quita de subsidios aplicada por el gobierno nacional, combinada con la liberación de precios de energía y gas en el mercado mayorista, acumule alrededor de un 1.000 por ciento y siga ascendiendo.

En cualquier caso, ojalá, Milei, tuviera razón. Significaría entonces que, ganando más en dólares, los jubilados no tendrían por qué preocuparse porque las carnes y derivados acumulen más de un 120% de suba desde noviembre a la fecha; o que el azúcar, café, el té y la yerba sumen un 115%; o que las frutas y verduras acumulen un 90%. No importaría tanto, en ese caso, que la canasta básica alimentaria haya aumentado un 131% en lo que va del año en Comodoro.

Ojalá los jubilados viviesen en ese país que suele describir el presidente Milei.

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