"Maestros de la adaptación": ¿por qué los pingüinos de Magallanes son un ejemplo de resiliencia?
En la vasta costa de Chubut, entre arbustos y rocas escarpadas, reside una de las colonias más importantes del mundo.
En los últimos años, la palabra resiliencia ganó terreno en el vocabulario cotidiano, especialmente en discursos motivacionales. Definida como la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”, muchos la utilizan para destacar a quienes logran superar obstáculos y cumplir objetivos.
Quienes quieran observar un ejemplo concreto de resiliencia, deben mirar el comportamiento de los pingüinos de Magallanes en Chubut. “Son verdaderos maestros de adaptación. A lo largo de la costa de Chubut, desde Península Valdés hasta el Parque Interjurisdiccional Marino Costero Patagonia Austral, estas aves tienen sitios de nidificación tanto en colonias continentales como insulares”, explica Flavio Quintana, investigador Superior del Conicet en el Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR-CONICET).
En la vasta y árida costa de Chubut, entre arbustos y rocas escarpadas, reside una de las colonias más importantes de pingüinos de Magallanes del mundo. Estos habitantes del sur han desarrollado un vínculo único con su entorno, desafiando los límites de la adaptación.
"Los pingüinos – sostiene el investigador del CONICET - son un emblema de la Patagonia e indicadores de la salud del ecosistema marino del Atlántico Sur". Estas aves nos revelan cómo la vida se abre paso en un escenario, muchas veces hostil, de constantes desafíos y cambios.
ARBUSTOS Y RISCOS: LA COMPLEJIDAD DE ANIDAR EN LA PATAGONIA
La nidificación en la costa patagónica es una historia de ingenio y resistencia. En colonias como las de Península Valdés, los pingüinos encuentran refugio bajo arbustos nativos que los protegen de las inclemencias del tiempo y de depredadores. Este hábitat facilita el mantenimiento de una temperatura adecuada para incubar sus huevos y criar a los pichones.
Pero no todas las colonias tienen las mismas características ambientales. En lugares como Isla Arce, donde los nidos se ubican en áreas rocosas expuestas, las aves enfrentan mayores desafíos. "Las condiciones climáticas extremas y la falta de cobertura aumentan la pérdida de huevos y la mortalidad de los pichones", detalla Quintana.
Estas diferencias muestran cómo las características de las colonias (además del entorno marino circundante) pueden ser un factor determinante del éxito en la reproducción y la estabilidad de las poblaciones a largo plazo.
"Los arbustos ofrecen protección vital contra las condiciones climáticas adversas", señaló el investigador, y explicó: “La disponibilidad a lo largo de la costa de sitios adecuados para la nidificación puede determinar el crecimiento de las poblaciones reproductoras a través de los años”.
EL IMPACTO DE LAS ESPECIES INTRODUCIDAS
Aunque el entorno natural presenta desafíos significativos, el impacto de las especies introducidas añade una amenaza que desestabiliza a estas colonias. Animales introducidos como gatos, ratas y conejos alteran drásticamente el paisaje. "Los gatos predan directamente sobre huevos y pichones, lo que puede tener efectos devastadores en las poblaciones locales, mientras que los conejos compiten por espacio y modifican la vegetación nativa", detalla Quintana.
Según explicó el investigador Superior del Conicet, las modificaciones producidas en el suelo y la vegetación afectan directamente la reproducción de los pingüinos.
ADAPTACIÓN Y RESILIENCIA
A pesar de los retos, los pingüinos de Magallanes son un ejemplo de resiliencia. Colonias como las de Península Valdés han demostrado una capacidad notable para ajustarse a las variaciones en la disponibilidad de alimento. "Estas poblaciones parecen tener una mayor estabilidad tanto en la reproducción como en los períodos de alimentación en el mar, algo que no es habitual cuando se estudian las colonias ubicadas en el norte del Golfo San Jorge", explica Quintana.
Esta capacidad de adaptación a cambios ambientales es limitada. Las amenazas combinadas, desde las alteraciones en el entorno marino hasta la presión de especies invasoras, subrayan la fragilidad de las poblaciones de pingüinos y del ecosistema marino del cual dependen. Cada reproducción fallida y cada descendencia perdida son un recordatorio de la importancia de preservar estas especies y hábitats únicos.
ANCHOÍTA: BASE DE UN ECOSISTEMA EN EQUILIBRIO
El papel de la anchoíta en la dieta de los pingüinos de Magallanes de las colonias de Chubut es clave para el éxito en la reproducción e incluso para la supervivencia en el mar luego del período reproductivo.
En el norte de Chubut, las colonias de pingüinos dependen casi exclusivamente de la presencia constante de esta especie, cuyo valor nutricional es sustento para ciento de miles de ejemplares.
Sin embargo, algunos años, la disponibilidad de esta presa clave puede disminuir considerablemente en los alrededores de las colonias del norte del Golfo San Jorge. "Esto ofrece cierta inestabilidad entre años en lo que se refiere al éxito en la reproducción y la estabilidad de las poblaciones", explica Quintana. A medida en que el cambio global y las actividades humanas en el mar influyan en la disponibilidad de alimento, los pingüinos deberán enfrentar desafíos cada vez más complejos.