¿Massoni se suma al gobierno de Nacho Torres? Una reunión, financiamiento y un proyecto en común con la agencia antinarcóticos
El ex ministro de Seguridad era uno de los principales críticos del gobierno, pero el buen vínculo con su sucesor, Héctor Iturrioz, acercó las posiciones con el gobernador. Las chances de sumarse al gobierno, y el ruido que esto puede generar con el intendente de Trelew, Gerardo Merino.
La novedad que sacudió a la política de Chubut en las últimas horas, un bombazo que sorprende a propios y extraños, es el dato deslizado por el propio gobernador Ignacio Torres, sobre la chance de que el ex ministro de Seguridad, Federico Massoni, se sume a su gestión.
El mismo mandatario provincial este lunes en rueda de prensa, aportó el dato al reconocer que hubo un encuentro entre ambos y que Massoni acercó su proyecto de la creación de una Agencia Provincial Antinarcóticos, que podría ser retomado con sus aportes para enviar en breve un proyecto a la Legislatura.
La verdad detrás de la historia, es que quien los acercó a ambos -dos figuras de un extremo antagonismo en los últimos años- fue el ministro de Seguridad Héctor Iturrioz, quien siempre tuvo buen vínculo con Massoni desde la época en que era fiscal e investigaba crímenes, como -por ejemplo- los casos de corrupción con funcionarios del dasnevismo.
El diálogo Iturrioz-Massoni siempre estuvo abierto y cuando se reflotó la idea de una agencia provincial para luchar contra el tráfico de droga, surgió la excusa de generar un vínculo: el intermediario fue el ex fiscal y el encuentro entre Torres y el calvo abogado ex funcionario se dio hace cuatro días atrás en Rawson.
Al parecer el diálogo fue bueno, y Massoni incluso ofreció financiamiento de contactos a nivel nacional para llevar adelante la idea. Torres estaría evaluando llegar a ofrecerle un lugar a Massoni en el gabinete si muestra voluntad y compromiso, y si -por supuesto- deja de ser un francotirador de la gestión, especialmente en Trelew.
La chance real es que pueda ser el titular de la Agencia Antinarcóticos, lo que tendría un doble objetivo que dejaría contentos a ambos: a Massoni -que debería tragarse sus críticas- le daría nuevamente protagonismo y cartelera, algo que añora, y volvería a ponerlo en la escena política.
HISTORIA DE RIVALIDAD
La relación Massoni-Torres siempre fue mala, e incluso llegó a haber denuncias cruzadas. Hay que recordar que el ex ministro de Seguridad apareció hace un año y medio como la figura elegida por quien ese entonces era un rival en la interna provincial con Torres, como el intendente de Rawson, Damián Biss, quien lo impulsó como candidato a intendente de Trelew.
En esa interna feroz que se dio en febrero previo a las elecciones de abril, Gerardo Merino -con el apoyo de Torres- venció a Massoni y se convirtió en candidato de Juntos por el Cambio, siendo el primer escalón de Nacho a la gobernación. Desde aquel entonces, Massoni vino coqueteando con toda figura que estuviera enfrente de sus enemigos declarados, Torres y Merino. Incluso las últimas versiones daban cuenta de encuentros con el diputado justicialista Emanuel Coliñir y el dirigente Pablo Mamet.
Para sumar a Massoni, Torres debería dejar de lado toda esa historia difícil entre ambos -lo que mostraría mucha madurez- para sacarse del medio a un potencial rival que se estaba reuniendo con sus enemigos políticos, léase Juan Pablo Luque y César Treffinger. Si Massoni llegara a pasar al bando del "nachismo", como ocurrió con tantas otras figuras del justicialismo, ampliaría el equipo transversal, y achicaría las opciones de la oposición.
La única piedra en el zapato es cómo esto podría impactar al intendente de Trelew, Gerardo Merino, dado que Massoni tiene todos los cañones apuntados a esa ciudad a la que aspira conducir, y a través de las redes y ante cada micrófono que le ponen delante, aprovecha a atacar con dureza al jefe comunal de la UCR.
Sería un arma de doble filo, porque al llamar a Massoni al gobierno, Torres inflaría a una figura peligrosa que hoy no tiene tribuna; pero a la vez, podría comprometerlo a dejar de castigar a un intendente que tiene muy pocas voces opositoras. Toda una encrucijada, que depende de una decisión donde la última palabra la tiene el gobernador, y que se conocerá en las próximas semanas.