"Mumy", la historia de una lucha desde la niñez para vivir sin etiquetas y reconocerse como persona no binaria
A los 10 años comenzó a transitar un proceso de dudas acerca de quién era y que no se sentía del todo cómoda con todo lo que debería hacer o gustarle por ser mujer, pasó por un proceso de transición a lo masculino y estuvo a un paso de inyectarse testosterona. Pero gracias al apoyo de su familia, amigos y acompañada de terapia pudo lograr entender quién era y reconocer su identidad. “Deberíamos entender que se trata empatía, a mí me importa que la gente sepa que existimos, que vivimos acá, que tenemos un trabajo, que no molestamos a nadie y solo intentamos ser feliz".
Mumy tiene 26 años y hace mucho que lucha por lograr tener su identidad. Desde chica sentía que había "cosas de mujeres" que le imponían y no le resultaban del todo cómodas o con las que no se sentía identificada. Recorrió un largo camino desde la preadolescencia para tratar de entender quién era realmente. Hubo momentos en los que se sintió identificada con el género femenino pero tampoco del todo con el masculino y pasó por una dura transición que implicó cambio del aspecto físico como corte de pelo, cambio de la ropa y hasta estuvo a punto de inyectarse hormonas. Gracias a una lucha convincente por entenderse y encontrarse, acompañada por el amor de su familia, amigos y la terapia, logró reconocerse como persona no binaria y hace tres años que lo tiene plasmado en su DNI.
Mumy Ragadali Barral, así es el nombre que ella eligió para que figure en el DNI, donde además desde hace tres años quedó plasmada su decisión de ser reconocida como persona no binaria, un gran paso - que no fue para nada fácil - hacia la visibilización y el reconocimiento de su identidad. Es intérprete de Lengua de Señas y locutora, trabaja desde el 2021 en el área de la Subsecretaría de Discapacidad de la Municipalidad de Neuquén.
En diálogo con ADNSUR decidió contar su historia de lucha, un largo proceso que viene desde la niñez para lograr saber quién era. "Fue un proceso bastante largo, de decir quiero cambiar mi nombre completamente y que figure en mi documento, un proceso de unos cinco años porque no estaba regulado. Si contábamos con la Ley de Identidad de Género pero solo afectaba a personas que quisieran pasar de una F (femenino) a una M (masculino), o de una M a una F, entonces yo en mi sentir había resignificado la F femenino ha "fluido", que es como un género y yo solo quería cambiar mi nombre y entonces en el 2021 llega la ley y decidí hacer el cambio en el DNI", recuerda.
A partir del Decreto presidencial Nº476/21, Argentina se convrtió en el primer país de la región en reconocer identidades más allá de las categorías binarias de género (femenino y masculino) en los sistemas de registro e identificación, al incorporar la nomenclatura "X" en el Documento Nacional de Identidad (DNI) como opción, para todas las personas que no se identifiquen como varón o como mujer. Nació como una respuesta al reclamo del movimiento LGBTTIQ+.
Mumy asegura que el sentimiento de cambiarlo es la propia identidad "siempre que me presentaba con un nombre bastante extraño porque no me llamo Romina no me llamo María, me llamo Mumy, es como pero eso no está en tu DNI y tener que siempre que explicar conlleva un montón de cosas que el resto necesita, o que me digan bueno hasta que no esté en tu DNI no te voy a llamar así y me sigan llamando por mi otro nombre. La sociedad no te está leyendo así aunque vos sí te sientas con esa identidad y aunque tu círculo cuidado y seguro si te lea como con ese nombre hay un montón de resto de gente que no. La sociedad necesita papeles y cosas para validarte".
Fue ahí donde empezó este proceso de cambio en el DNI, por un lado para que la gente la tome en serio o pueda validar quien era realmente. "Nace por una cuestión de identidad y por algo que se me exigía a nivel social, pero yo siempre me sentí Mumy. Desde que nací mis papás me dicen así, también en el jardín y la escuela", afirma.
Y recuerda que a partir de los 10 años se dio cuenta de que un poco no encajaba en todo eso que debía hacer como nena o que la sociedad decía que era mujer. 'Entre los 16 y 18 años dije a ver qué pasa si corro todo esto que es femenino y empecé una transición medio rara hacia lo masculino donde me empezaba a preguntar si de verdad quería ser mamá o si de verdad mi nombre era Mumy, en su momento agarré el nombre que habían elegido mis papás y lo di vuelta, con la misma letra se formaba Santiago, me sentía mucho más cómoda con ese nombre, entonces algunos me decían Santiago, otros me decían MUSA porque era la combinación entre Mumy y Santiago, lo fui combinando y dependiendo del grupo social en el que me movía me conocían con distintos nombres y empecé a habitar ese lado masculino'.
LA TRANSICIÓN A SANTIAGO
La transición implicó cortarse el pelo, cambiarse los aros a unos más masculinos, empezó a usar "binder" que es una tela que aplasta los pechos pero no lastima "no quería tampoco fajarme porque sabía que eso me podía generar a la larga complicaciones". En marzo del 2023, Mumy empezó a hacer los trámites con la obra social para acceder a la testosterona y logró que se lo aprueben, pero no pude concretarse. "Un miércoles me la tenía que ir a inyectar al centro de salud y no me animé, y al día siguiente declararon pandemia mundial, así que ahí empezó una crisis personal. Me ayudó bastante estar encerrada y poder concentrarme, empecé terapia y ahí pudimos empezar un camino con mi terapeuta de encontrarme y entender que puedo adaptarme a los grises y que eso también están bien, ahí me fui amigando más con mi lado femenino".
La joven asegura que "Cuando uno empieza la transición está enojado con el mundo porque somos incomprendidos, pero es muy difícil entender lo que uno le pasa a nivel sentimiento y a nivel mental. Pero en pandemia me fui amigando con lo feminimo, me siento cómoda que me lean como femenina no me molesta mientras entiendan".
"Cuando tuve mi apoca de Santiago era él, mi grupo de amigos me trataban como él, además todos se adaptaron, a mi me ayudó mucho a tener un buen círculo. Porque cuando me fui del femenino y una vez que me fui muy al extremo del masculino empecé a entender que los puedo mezclar. Hay días que he caído al trabajo con vestido rosa con zapatitos de taco y maquillada, y a la semana siguiente voy en pantalón de traje y corbata, a veces voy a un pollera y con corbata. Hay que entener que las cosas son cosas y no tienen género, pero cuando le tocan a uno es más difícil sacarlas entonces entender que si me pinto las uñas no es porque soy mujer, es porque es algo que realmente me gusta yo fui como de construcción no todas las cosas que yo hacía para ver si realmente me gustaban algo que era impuesto era porque yo era nena".
EL ACOMPAÑAMIENTO DE LA FAMILIA, UN SOSTÉN FUNDAMENTAL
Tal vez el momento más difícil de enfrentar fue cuando tuvo que contarle a su familia todo el duro momento que estaba transitando, en julio del 2018 les pidió reunirse a su mamá, su papá, su hermana y su mejor amiga. "Ahí les conté, si bien ellos notaban que yo a nivel físico iba cambiando, como que me iba cortando el pelo, empezaba a dejar de usar ropa de mujer o empezaba a usar más ropa de varón, pero yo estaba pasando por una cuestión personal que iba hacia ese lado y que yo no sabía si en su momento iba a querer transicionar por completo, pero que esperaba que ellos estén ahí. Todo esto es un mar de lágrimas porque hablar de lo que uno siente y sobre todo con el miedo de que te juzguen, aunque sabes que no lo van a hacer".
Mumy recuerda que su familia no pudo contener las lágrimas en ese momento, pero principalmente estaban preocupados por su futuro y lo que pudiera pasarle si decidía transicionar de género. "Me dijeron que si iba a hacer algo mal y que mi vida iba a durar hasta los 35 o 40 años no era fácil apoyarme, pero les dije que si tenía que elegir entre vivir entre los 35 y 40 años feliz o hasta los 80 infeliz o no plena, prefería la primera opción. Y desde entonces me fueron acompañando, luego lo hablé con mi abuela que también me dijo que me iba a acompañar en lo que me hiciera feliz, ahí estaría".
“La gente debería entender que no dejamos de querer a una persona porque se llame Lucas y pase a ser María, o se llame Julieta y pase a ser Facundo; se supone que las personas y lo que uno les enseñó sigue siendo lo mismo. Lo que nos debería importar es que sean felices y que puedan empezar a decidir sobre su vida sin llevar el peso del amor de la familia y el acompañamiento en sus espaldas, que no sea una carga”.
Mumy destaca la importancia de poder contar las historias de personas que transitan estos procesos, la valiente decisión de poner la cara y saber que hay una persona detrás que es igual que todos los demás. "Yo me siento una persona trans, porque dentro de lo trans tenés personas trans femeninas, trans varones, trans personas no binarias. Yo lo voy a decir así, pero porque la definición es trans, una persona que no se sientan bien con el sexo asignado al nacer y yo a esa nube gris la tuve. Todas igual estamos abajo del paraguas de la comunidad LGBT. Y más allá de que yo no me siento ni hombre ni mujer, puedo ser hetero, puedo ser bisexual".
“Deberíamos entender que se trata de tener empatía, a mí me importa que la gente sepa que existimos, que vivimos acá, que tenemos un trabajo, que no molestamos a nadie y que somos felices y que se puede, y que gente que está pasando por esto sepa que todo va pasar mientras mientras hagan ese proceso y que es posible ser feliz o intentar serlo”, expresó.