COMODORO RIVADAVIA (Por el Dr. en Geología José Paredes / Especial para ADNSUR) - Una estimación de mínima del volumen de arena que ha quedado estancada en el sector oeste de la ciudad excede los 100.000 m. Cada camión mueve 6 m de arena; el número de camiones y máquinas trabajando es un tema de discusión entre los damnificados y las autoridades políticas.

La cuenta simple indica que se trabajará movilizando arena de las zonas sensibles durante un mes al menos, dependiendo de la cantidad de máquinas que colaboren y del destino final al que se traslade el material. ¿Adónde colocar tanta arena, y qué se debe tener en cuenta para su utilización futura?

 
Los materiales arenosos que han quedado depositados en varios barrios de la ciudad son arenas de grano medio a fino, con escaso contenido de arcillas y limos. Originalmente han sido materiales granulares acarreados por el viento (nuestra famosa “arena volada”) y que estaban depositados en los márgenes de los cañadones, o a lo largo de los cursos de agua inactivos.
Esto conjuntamente con materiales granulares acarreados desde canteras para la conformación de caminos en las partes altas de la ciudad, y en una medida no establecida material granular que formaba parte de locaciones petroleras y caminos ubicados en las afueras de la ciudad.

Por ser materiales arenosos finos, su permeabilidad (la facilidad con la que transmiten agua) es baja, uno de los motivos por el que ha sido tan compleja su remoción de los barrios, ya que retiene el agua durante largo tiempo.

VOLUMEN DE ARENA
En términos prácticos, ese inmenso volumen de arena debería primeramente ser utilizado para rellenar las cárcavas que se han generado en las zonas altas de la ciudad.

Hay miles y miles de áreas en las que tanto la MCR como las empresas petroleras de la zona requerirán material para rellenar, habilitar caminos, asegurar la estabilidad de las laderas o poner el funcionamiento de áreas de los yacimientos que han quedado desconectadas por la rotura de las vías de comunicación.

En la ciudad hay volumen de arena disponible, que de otra forma deberá ser comercializada en las canteras, lo que representaría un gasto inútil. Las operadoras petroleras en algún momento deberán llevar materiales de relleno a sus áreas afectadas, por lo que la maquinaria puede hacer la doble función de sacar la arena de la ciudad y remediar caminos, accesos a yacimientos, y reparación de cárcavas en zonas de alta pendiente.

No sería buena idea seguir sacando arena y grava de la parte alta de las áreas de drenaje para hacer estas reparaciones necesarias. Si seguimos incrementando el área sin vegetación en la parte alta de las redes de drenaje, la ciudad está condenada.

 
Se debe evitar rellenar o endicar las redes de drenaje principales.
Apilar la arena en baldíos, plazas, y otros lugares dentro de la ciudad (con contadas excepciones) deriva en un doble trabajo de horas máquina, por lo que se deberá luego brindar un nuevo destino para los mismos, con el consiguiente incremento de costos.
Una segunda fuente de ubicación de materiales es una gran cantidad de bajos cerrados en la zona norte de la ciudad, que se encuentran emplazados sobre el sustrato impermeable de la Formación Sarmiento (*).

Rellenar estas depresiones endorreicas con materiales granulares arenosos puede ayudar a la ubicación y emplazamiento de nuevas áreas urbanizadas, o en el mejoramiento del sustrato de aquellas en las que ya existan propuestas de edificación, en la medida que sean zonas sin pozos petroleros y/o que no existan impedimentos legales. En el caso de que nada de ello sea posible, se remueve el material hacia una zona en la que su emplazamiento no producirá futuros problemas.

 
La eliminación de escombros y arena en las playas debería ser considerada la última alternativa, ya que aunque las olas y las mareas pueden remover selectivamente estos materiales y ayudada por el viento, los escombros y demás elementos antrópicos que acarrea no van a colaborar para mejorar el paisaje del lugar elegido.
 

Por José Paredes

Dr. en Geología

Profesor Titular de Sedimentología, UNPSJB

 
(*) Con este nombre se denomina a todas las rocas de coloración blanca y de grano muy fino que afloran al norte de la UNPSJB, en la subida de Palazzo, acceso a Caleta Córdova y áreas sub-urbanas ubicadas más al norte. Son rocas en general impermeables, fácilmente anegables.
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