A 5 años del temporal en Comodoro: el recuerdo de la peor catástrofe en la memoria de la ciudad
Las inundaciones que provocó la intensa lluvia de aquellos días dejó un muerto, 8.000 evacuados, más de 3.000 viviendas afectadas y el colapso de los servicios públicos que aún hoy se siguen reconstruyendo.
El 29 de marzo de 2017, fue el comienzo de una catástrofe en la ciudad de Comodoro Rivadavia, que nadie hubiera imaginado por aquellas primeras horas, y era tan sólo el inicio de una pesadilla que duró cerca cuatro días. Momentos inolvidables de incertidumbre, desesperación y desolación para la población de la capital petrolera.
Un compilado de imágenes de aquellos días, muestra a vecinos y vecinos quitando el barro de sus casas, observando en vivo y en directo como el agua arrazaba con el trabajo y esfuerzo de tantos años, la pérdida de sus pertenencias y de tantos recuerdos que el mismo temporal no les permitió procesar en aquel momento, porque exigía tomar decisiones rápidas, para poner a salvo sus vidas y lo poco que les dejaba.
Comodoro y las demás localidades del departamento Escalante, que incluyen a Rada Tilly, la población costera de Bahía Bustamante y los campamentos petroleros con cabecera en Cerro Dragón, en el extremo sudeste de la provincia, fueron declarados en emergencia el 10 de abril y se dispuso el despliegue de más de 1.500 efectivos y numerosos móviles del Ejército luego de los 350 milímetros de lluvia caídos.
Avenidas cubiertas por barro, calles transformadas en ríos, veredas socavadas por el torrente que dejó expuestos los cimientos de las viviendas, el derrame de petróleo por el movimiento de suelo que descalzó los oleoductos, la rotura de las rutas de acceso que dejaron incomunicada a la ciudad por vía terrestre; fueron algunas de las consecuencias.
El fenómeno atmosférico que provocó las inundaciones había sido advertido por el servicio meteorológico que disparó un alerta, pero nadie pensó que tuviera la magnitud de llover en cuatro días más de lo que llueve habitualmente en dos años.
En el medio del dolor, la solidaridad de personas de todo el país llegaron a abrigar muchas familias, comenzaban a repartirse por los barrios donaciones de muchas ciudades. Algunas, incentivadas por los propios estudiantes comodorenses que, lejos de su ciudad natal por apostar a carreras universitarias y a su propio futuro, se hicieron sentir más cerca que nunca.
A cinco años del hecho, las secuelas siguen presentes por los distintos rincones y calles de la ciudad.